lunes, 4 de agosto de 2008

Tráfico - Palabra de Rubalcaba.

A veces hay que remontarse a los Asirios para ver la gran foto. Pues agarráos, que allá vamos.

La limitación general de velocidad es un producto de la carestía del petróleo. Los gobiernos siempre han tendido a preocuparse mucho más por la seguridad vial cuando el petróleo está caro.

La guerra del Yom Kippur comenzó el 26 de Octubre de 1973. Como consecuencia de ella, se desató la primera crisis del petróleo, cuyo precio se disparó. Esto llevó a la implantación de límites de velocidad en muchos países, con el fin de forzar el ahorro de combustible. En España en particular, el primer límite genérico de velocidad en carretera (130 km/h) se implantó el 6 de Abril de 1974,

Hugo Chávez fue elegido Presidente de Venezuela el 12 de Diciembre de 1998. Ese día, el último cierre del precio del barril de petróleo Brent había marcado 9,60 USD por barril.

De Chávez pueden decirse muchas cosas, pero no que sea tonto, ni que carezca de iniciativa política.

A los 9 días de ser elegido, Hugo Chávez hizo su primer viaje oficial (o casi oficial, puesto que todavía ni siquiera había tomado el poder) al México, con el fin de impulsar un acuerdo entre productores que acabase con el petróleo barato. Este viaje fue esencial, pues Chavez prometió (y después cumplió) acabar con la tradición venezolana de saltarse las cuotas de producción marcadas por la OPEP.

Para reforzar el mensaje, al año siguiente Hugo Chávez organizó la cumbre de la OPEP en Venezuela. Precedió a la cumbre un viaje suyo por 10 países miembros principales, para asegurar la asistencia. El viaje incluyó Iraq, que desde la guerra del Golfo hasta entonces había permanecido aislado.

Desde que está en el poder, Hugo Chávez no ha dejado de fomentar lazos con otros productores latinoamericanos de hidrocarburos (como Ecuador, Bolivia y Argentina) y del resto del mundo (en particular Rusia e Irán), y el petróleo no ha dejado de subir. Este año, el petróleo cotiza a 125 USD, y eso que el último mes ha bajado algo (el 3 de Julio llegó a los 145 USD).

Y en eso estamos.

El encarecimiento del petróleo en estos últimos años ha coincidido con un notable aumento de la preocupación gubernativa por la seguridad vial.

Desde que llegó al poder, el Gobierno Zapatero ha estado reforzando los controles de velocidad, con la introducción de radares automáticos, y de un sistema de gestión de multas que asegura su cobro efectivo.

El Gobierno Zapatero no ha estado sólo en su labor de control. Alberto Ruiz Gallardón destaca entre los políticos del PP por ser el que más amistades tiene en el PSOE (lo recordamos acudiendo con varios ministros al funeral de Polanco, o pasando el fin de semana con Miguel Boyer). No sorprende, por lo tanto, la coincidencia de que también Gallardón haya implantado límites de velocidad en las carreteras bajo su control (básicamente la M-30), con un sistema de radares casi idéntico al estatal.

El 12 de Febrero de 2004, el Vicealcalde y hombre de confianza de Gallardón, Manuel Cobo, manifestó su satisfacción por el efecto de los radares en la reducción de la siniestralidad (cosa muy razonable) y, curiosamente, también en la reducción de la velocidad media. Este segundo punto se entiende únicamente en el contexto de una política de reducción del consumo de gasolina. Pero Cobo no llegó tan lejos como para admitir que ese fuera el objetivo real.

Más adelante, otras administraciones controladas por el PSOE siguieron los pasos de Zapatero y Gallardón. A partir de Mayo de 2007, la Generalitat de Cataluña redujo la velocidad en las carreteras de acceso a Barcelona hasta 80 km/h. La explicación dada no hacía alusión a la seguridad vial, sino que se ponía como motivo la reducción de la contaminación atmosférica. Ya sabéis.

De modo que quedaba el punto principal de las carreteras de acceso a Madrid, pues las otras grandes ciudades españolas (Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga y Bilbao, por ese orden) no mueven juntas el volumen de tráfico que Madrid genera sola.

Y así llegamos a las vacaciones de verano. El pasado 29 de Julio, el Ministro de Industria, Miguel Sebastián, presentó un plan de ahorro energético que incluía, como medida principal, el recorte de la velocidad máxima, junto con otras coloristas medidas con efecto meramente de distracción pirotécnica, como la entrega de 2 bombillas a cada hogar.

En esta ocasión, ya no se habla de seguridad vial, ni de contaminación atmosférica. Ahora ya (aunque sea en vacaciones) tenemos por fin una explicación creíble de los motivos para la medida.

A pesar de tratarse de un período de supuesto asueto veraniego, la publicación de la intención de Sebastián levantó una polvareda entre los afectados. No es para menos, porque al trabajador madrileño medio que acude de la periferia al centro en coche, esta medida le va a costar una hora más de desplazamiento cada semana. Hablamos de decenas de miles de horas perdidas.

Inmediatamente, salió Rubalcaba al paso, para declarar, ese mismo día, que no tomará "ninguna decisión" sin un estudio "previo y consensuado" con todos los afectados, y que Industria presentaría un estudio en un plazo de 3 meses. Palabra de Rubalcaba.

Bueno, pues no 3 meses, sino 4 días más tarde, y siendo ya Agosto, el Gobierno ha aprobado la medida. Naturalmente, el Gobierno jugará todavía a la estrategia del despiste (ya sabéis, "no hay crisis"), pero ved como resume el titular Financial Times la medida aprobada:

"Spain to cut car speeds to save energy".

A buen entendedor, palabra de Rubalcaba.

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