jueves, 29 de diciembre de 2011

Crisis - Las verdades del barquero

Hoy publica, pasadas las elecciones y apenas formado en nuevo gobierno, publica el Cinco Días el siguiente epitafio para la gestión económica del gobierno saliente: “Ya es oficial: la doble recesión, la temida W, ha empezado a andar”. Toma ya.

Nos sonaba que íbamos a acabar así. De modo que no hemos tenido más remedio que ir a la Gacetilla y mirar qué decía en Noviembre de 2009. Título del correspondiente artículo: “Crisis – cierre en falso”.

Extracto de ese artículo:

Si en Mayo preveíamos una caída del PIB del 4,1% para este año, ahora parece que la recesión puede ser marginalmente menor (...).

La principal razón por la cual la recesión en 2009 es un poco menos grave es la cantidad de dinero con la cual el Gobierno ha regado la economía. El Estado se está endeudando hasta las trancas, pero los subsidios para obras públicas municipales, a la compra de vehículos, la contratación ininterrumpida de nuevos funcionarios (nada menos que 100.000 en en año) y la extensión de las subvenciones a los parados hasta los 2 años y medio, han amortiguado un poco el pico de la crisis.

De resultas, el déficit público es el mayor de la historia, y uno de los mayores de la Eurozona (el desastre en Irlanda y Grecia es similar). Pero hay un problema mayor. Puesto que en 2010 se repetirá el macrodéficit público de 2009 (aunque el Gobierno todavía lo niegue, ya modificará su previsión), se va a financiar con cargo a él un nivel de consumo insostenible para nuestra economía (...).

¿Y cual es el problema con alargar la crisis si así se consigue suavizarla? Pues que se nos acaba el tiempo. Nuestra deuda externa es tan grande que puede llegar a reventar (...).

El Gobierno está queriendo pasar directamente del "no hay crisis" al "ya se acabó", saltándose el paso de arreglar el desaguisado creado en 2004-2007. Y efectivamente, parece estar consiguiendo reducir la destrucción de empleo y la caída del PIB, sobre todo en 2010 (...).

Pero ojo, avisamos: si consiguen lo que pretenden (lo cual no es imposible), iríamos hacia el cierre de la crisis en falso. Terminaría la caída del PIB y se suavizaría la destrucción de empleo, pero permanecería un déficit exterior enorme, una deuda externa crecientemente ingobernable, y aumentaría la presión sobre los bancos hasta que se diera el riesgo de nuevas implosiones como la de CCM (...).

La capacidad de las empresas de aguantar nuevas restricciones de crédito estará ya mermada. Los subsidios de desempleo empezarán a agotarse para cientos de miles de parados. Si en esas condiciones se llega a producir una crisis financiera internacional (por ejemplo, si llega a reventar Grecia), las consecuencias podrían ser dramáticas.

Y claro, cada vez será más difícil convencer al electorado que la culpa es de Bush, de los obispos y de Franco. Pero bueno, que nadie se relaje ni se fatigue demasiado, que esto todavía va para largo y tenemos que aguantarlo.

Ahora, cuando han pasado 25 meses (así como, crucialmente, las elecciones generales), vemos que el Cinco Días, publicado por la editorial progre Prisa, anuncia que nos encontramos ante una “doble recesión”, que es otra forma decir que la recesión se había cerrado en falso.

Para explicar lo que pensamos de esta afirmación, os hemos incluído un gráfico, hecho con datos históricos del Banco de España, y con estimaciones actuales para los datos futuros.

El gráfico es un indicador muy simple, y compara el crecimiento de los cobros por exportaciones con los pagos por importaciones. Viene a mostrar en qué períodos España estaba de fiesta (que aparecen como picos) y en qué otros estaba de ajuste (estos aparecen como valles).

Pinchad el gráfico para ampliarlo

Si veis el gráfico, podéis distinguir el profundo valle de la recesión de 1993, durante la cual se destruyeron alrededor del 18% de los puestos de trabajo del país (por comparación, en la recesión actual "solo" se han destruído el 12% de los puestos de trabajo, al menos de momento).

También resulta curioso ver como cada período electoral principal desde 2004 coincide con un pico relativo en el gráfico. Es como si el gobierno planificara sus políticas con el fin cortoplacista de conseguir llegar a las citas electorales en situación de relativa bonanza, aun a costa de que la situación se deteriorase justo después.

Y finalmente, ved como el famoso avistamiento de “brotes verdes” que protagonizó la vicepresidenta De La Vega en Mayo de 2009 coincidió, en realidad, con el inicio de un período de impulso del gasto, condenado a acabar abruptamente (como es evidente en el gráfico) cuando, en Mayo de 2010, los mercados secundarios de deuda estatal española se cerraron, la Eurozona tuvo que reunirse de emergencia para lanzar la Línea Europea de Estabilidad Financiera, y el presidente José Luis Rodríguez Zapatero se vio consecuentemente obligado a hacer un giro de 180 grado en su política económica.

Bien, pues daos cuenta por último en qué punto del gráfico estábamos en Nov09, cuando la Gacetilla hablaba del “Cierre en falso”.

Y ahora volvamos al artículo “Cierre en falso”, veamo qué deciíamos, y qué sucedió realmente:

Qué decíamos entonces

Qué sucedió realmente

En Mayo preveíamos una caída del PIB del 4,1% para este año

Ved en el gráfico qué pasó el mes de Mayo de 2009

Ahora parece que la recesión puede ser marginalmente menor

La caída del PIB en 2009 fue del 3,2%

El déficit público es el mayor de la historia

El déficit público de 2009 fue el 11,2%, el mayor de la historia

En 2010 se repetirá el macrodéficit público de 2009

El déficit público en 2010 fue el 9,.3%, otra bestialidad

El Gobierno está queriendo pasar directamente del ‘no hay crisis’ al ‘ya se acabó’

Ved como efectivamente vamos abruptamente desde el fondo del valle hasta lo alto del pico

Nuestra deuda externa es tan grande que puede llegar a reventar

Recordad lo que sucedió en Mayo de 2010 (y vedlo en el gráfico)

Terminaría la caída del PIB

La caída del PIB se amortiguó efectivamente hasta el 0,8% en 2010, y luego llegó incluso a detenerse en 2011

Se suavizaría la destrucción de empleo

La destrucción de empleo bajó desde 1.000.000 de empleos destruídos al año cuando se escribió el artículo hasta 200.000 al año siguiente

Permanecería un déficit exterior enorme

El déficit exterior, que había bajado desde 104.000 MEUR en 2008 hasta 54.000 MEUR en 2009, se quedó en 48.000 MEUR en 2010 y en unos 45.000 MEUR en 2011

Deuda exterior ingobernable

La deuda externa neta superó finalmente el billón de Euros en otoño de 2011

Nuevas implosiones [de bancos] como la de CCM

De momento han caído la CAM, el Banco de Valencia y Unnim (esta última “comprada” por el FROB al precio de 1 EUR para disimular)

Los subsidios de desempleo empezarán a agotarse para cientos de miles de parados

Los subsidios llegaron hasta 3.200.000 parados en Feb10 (ved en qué punto del gráfico estábamos entonces), y empezaron a bajar desde entonces. El último dato son 2.700.000 parados subvencionados

Si en esas condiciones se llega a producir una crisis financiera internacional (por ejemplo, si llega a reventar Grecia), las consecuencias podrían ser dramáticas

Grecia efectivamente reventó en Feb10, y ya sabemos qué pasó en May10

Cada vez será más difícil convencer al electorado que la culpa es de Bush, de los obispos y de Franco

En Noviembre de 2011 el PSOE cosechó su peor resultado desde tiempos de Franco

Que nadie se relaje ni se fatigue demasiado, que esto todavía va para largo

2 años más tarde, así seguimos, y todavía nos quedan otros 2 años más

Lo cual no demuestra tanto lo imprescindible que es leer la Gacetilla (que por supuesto lo es), sino que, en realidad, la predicción económica es bastante más fácil de lo que parece. En otras palabras, no es que nuestra Redacción esté llena de sesudos economistas, modelos macro secretísimos y físicos de partículas, sino que, en realidad, hacemos poco más que cantar las verdades del barquero.

Pero además, a nivel político, también demuestra que el gobierno podría tener bastante más conocimiento del que parece demostrar y que, por lo tanto, es posible pensar que, cuando hace una previsión errónea, puede hacerlo perfectamente a sabiendas.

Pero además, puede hacernos pensar que, cuando el gobierno sigue una política errónea de modo contumaz, y cuando niega lo que a todos los observadores parece evidente, quiza (decimos solo “quizá”) no está siempre pensando en seguir el mejor política para el país, sino defendiendo intereses inconfesados y, quien sabe, tal vez inconfesables.

Volved un momento al gráfico y ved como, nada más llegar el gobierno al poder en Marzo de 2004, puso en marcha una larga fiesta, que duró hasta mediados de 2007, y que terminó dejándonos como estamos.

Y ahora preguntaos: ¿Cual era la prioridad del gobierno en Marzo de 2004?

Muy bien, muy bien. Seguid pensando.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Entrelíneas - El Euro sigue adelante

El pasado Viernes terminó en Bruselas una cumbre de la Unión Europea con un final dramático. David Cameron, el Primer Ministro británico, utilizó su veto, y los otros 26 miembros de la UE decidieron seguir adelante sin él.

Cualquiera que se la consideración que se haga sobre la postura de Cameron y sobre la respuesta de los demás, lo que está claro es que las consecuencias de esta decisión pueden ser dramáticas: muchos observadores coinciden en señalar que el tiempo de Gran Bretaña en la Unión puede haber tocado a su fin.

Nosotros, en realidad, sospechamos que Gran Bretaña todavía no ha dicho la última palabra sobre su pertenencia a la UE. Aunque los otros 26 decidieran efectivamente seguir adelante sin ellos (cosa que podría no llegar a suceder después de todo), tendrían que constituir instituciones nuevas, puesto que Gran Bretaña tiene derecho legal a participar en las que existen actualmente. Sería necesario por lo tanto dejar sin financiación ni funciones prácticas a la actual Comisión Europea, el Parlamento Europeo, y el Tribunal de Justicia, y constituir otros nuevos con solo 26 miembros.

Ya os podréis imaginar el fregado logístico que eso supondría, potencialmente con nuevas sedes, nuevos sistemas informáticos, nuevos funcionarios (ninguno británico, es de suponer), dificultades legales en el traslado de expedientes, etc. Por lo tanto, antes de que esto suceda parece que todavía quedaría una negociación pendiente, aunque no fuera referida más que a los asuntos de orden práctico (alguno de los cuales puede también resultar calado político profundo).

Ya, pero ¿qué hay de lo mío?

En cualquier caso, desde el punto de vista de los que países siguen adelante, no hay duda de que el destino de Gran Bretaña es un problema relativamente secundario, y cuya solución además está ahora ya decidida. Pero volviendo al Euro, que es lo que más nos preocupa, vemos que vuelve a producirse la, ahora ya habitual, cacofonía de voces que claman por llegar a una solución definitiva de una vez.

Con disimulo cada vez menos trabajado, exigen que el Banco Central Europeo pague generosamente todo el desaguisado, por la vía de lanzar un programa mayorista de compra bonos de los países endeudados. Eso cuando no piden que Alemania se quede directamente con la factura, por la vía de autorizar la emisión de Eurobonos, que beneficien a los países endeudados, a base de ir tirando del crédito de los virtuosos teutones. Vamos, que no tenemos jeta ni na'.

Como cabía esperar, el BCE y Alemania se niegan, lo cual da alas a sus críticos para hacerles responsables de todos los males del mundo, desde la falta de crédito inmobiliario hasta el sarampión. Entonces ¿en qué quedamos? ¿Queda pues ya resuelta la crisis esta vez por fin? Y si no lo está todavía ¿significa eso que el Euro es ya insalvable, y que está destinado a terminar como el rosario de la aurora, como sugieren los agoreros?

De dónde venimos

Pues ni lo uno, ni lo otro. Nos explicaremos pero, según nuestra costumbre, vamos a partir de lo qué decíamos sobre este asunto anteriormente. En Julio de este año publicamos un artículo titulado “Grecia – Como se salvará el Euro”. En él, veníamos a concluir que la UE (y la canciller alemana Angela Merkel en particular) estaban haciendo lo correcto, y que finalmente se salvaría el Euro.

Bueno, pues 5 meses más tarde, parece que todavía estamos viviendo borrascas en los mercados financieros cada par de semanas, dramáticas cumbres políticas sostenidas hasta altas horas de la madrugada, y tensos fines de semana a la espera de la apertura de los mercados al lunes siguiente. ¿Como puede ser esto? ¿Qué está sucediendo para que se perpetúe esta sensación continuada de catástrofe inminente? ¿Es que estamos haciendo algo mal?

Y lo más preocupante ¿no se habrá equivocado la mítica Gacetilla al pronosticar que el Euro finalmente se salvaría? (¡Pardiez, eso sí que no!). Se trata por supuesto de preguntas muy razonables, tanto que nos hemos propuesto dedicarles un artículo gacetillero específico.

Para poder responderlas es necesario evitar dejarse llevar por esa sensación de urgencia tan del gusto de la prensa (y no menos de la prensa económica), y parar un momento para asegurar que no perdemos la perspectiva de lo que está sucediendo. Hagamos pues para empezar un poco de historia.

Mirando el bosque

Cuando en Mayo de 1998 se decidió qué Estados entrarían en el Euro, se produjo un enorme efecto financiero. Como consecuencia de esa decisión, algunos Estados, que cuyo ahorro hasta entonces solo podía ser invertido en proyectos en el exterior previa aceptación de graves riesgos de fluctuación de divisa, vieron como esos riesgos desaparecían repentinamente y, casi de un día para otro, se les abría un nuevo horizonte de inversión paneuropeo.

El consecuente flujo de ese ahorro hacia los países receptores, típicamente los menos desarrollados, resultó en una bonanza predecible, en la cual unos ganaron los superiores retornos de inversión, mientras que otros consiguieron financiar multitud de proyectos que, de otra forma, habrían languidecido años, o décadas, a la espera de su oportunidad. Todo el mundo ganaba.

Sin embargo, de forma tan lamentable como predecible, la bonanza económica tuvo el efecto político de promover la aparición, en los países receptores de la inversión, de políticos oportunistas que, a la vista de las vacas gordas, decidieron anclar su propio futuro electoral sobre promesas y decisiones de gasto cada vez más populistas e insostenibles. La consecuencia de esa degeneración fue la explosión del endeudamiento de los países receptores, que aumentó sin medida, hasta que se hizo insoportable. Entonces llegó el momento de la verdad.

En Agosto de 2007, la onda de choque de la implosión del mercado subprime americano provocó que los prestamistas internacionales cerrasen abruptamente el grifo a los países endeudados, y eso detonó la actual crisis. En una primera fase, la preocupación más urgente de la comunidad financiera internacional fue la resolución de la propia crisis subprime, acrecentada fuertemente tras la caída de Lehman Brothers al año siguiente. La estructura misma de la finanza internacional norteamericana y europea había quedado resquebrajada y su reparación urgente tuvo toda la prioridad.

El problema es que la solución adoptada, consistente en un aumento brutal del gasto público, financiado a su vez por una enorme inyección de liquidez, tuvo el efecto colateral de permitir que los políticos que manejaban los países deudores se endeudasen todavía más, agravando de esa forma la ya precaria situación de sus países en la Eurozona.

Por lo tanto, en cuanto en 2009 se hubo asegurado la estabilidad del sistema financiero internacional, y se decidió comenzar a retirar el exceso de liquidez y a reducir el gasto, esos países se encontraron con dificultades mucho mayores que los demás, lo cual llevó a los más vulnerables de entre ellos (Grecia, Irlanda y Portugal) poco menos que a la quiebra. Entonces llegó la hora de la prueba del nueve del Euro porque, habíendo probado que era viable en tiempo de bonanza ¿serviría igualmente en tiempo de crisis?

A ver si aguanta el barco

Con los países deudores quebrados, la palabra pasó a los países acreedores. Estos se encontraron con que los deudores, liderados por políticos despilfarradores, habían aprovechado el mar de liquidez liberado para resolver la crisis del sistema financiero, para endeudarse mucho más de lo que cualquier observador razonable habría juzgado prudente. Y lo que era peor, esos mismos políticos seguían al frente de sus respectivos países, lo cual hacía inverosímil pensar que fuesen a hacer mucho más que parchear la situación, no digamos ya admitir públicamente sus propios errores y hacerse responsables de ellos.

Por mucho que los países acreedores fueran conocedores de las circunstancias que habían concurrido en el surgimiento y posterior agravamiento de la crisis, a la hora de la verdad parecía que solo se les planteaba una disyuntiva. O bien rescataban a los deudores, evitando así que los políticos causantes del desastre pasasen por la vergüenza de reconocer el daño causado (y tal vez sentando las bases para que volviesen a las andadas en cuanto pudieran), o bien los dejaban a su suerte, corriendo en tal caso el riesgo del despedazamiento de la Eurozona (ya explicamos el detalle de como funciona este mecanismo en el artículo “Grecia – Como se salvará el Euro” citado anteriormente).

Dado el par de soluciones propuestas, los países acreedores decidieron lo que todos habréis supuesto: ninguna de las dos. Y optaron por una tercera vía, que es la que llevan poniendo en práctica desde entonces. En ese contexto, la cumbre del pasado Viernes en Bruselas solo ha sido un peldaño más. Ahora os lo contamos.

Hablar bajo, pero llevando una estaca grande

Para empezar, no debéis olvidar que los países acreedores disponen, en última instancia, de un recurso que es la madre de todas las armas, el equivalente financiero del botón nuclear: controlan el Banco Central Europeo. El BCE, que tienen una máquina de imprimir billetes de Euro en el sótano, puede salvar a cualquier deudor que se proponga, por el simple expediente de imprimir billetes y prestarlos al amigo rescatado.

En teoría, el BCE es independiente. En el caso de los países deudores, desde luego que estos pueden amenazar al BCE con irse del Euro si no les trata bien, pero eso les costaría montar un corralito y una catástrofe económica gravísima (de nuevo, os remitimos a la explicación de esto que hicimos en nuestro artículo de Julio). Por lo tanto, es improbable que ninguno de ellos escoja esta salida si puede evitarla.

Sin embargo, la cosa es distinta en el caso de los países acreedores. Porque si alguno de ellos (particularmente Alemania, que es el mayor) decidiese abandonar el Euro, el efecto a corto plazo sería que éste se convertiría en receptor de una inundación de capitales internacionales. Desde luego que, a plazo más largo, la cosa tendría también su coste pero, de entrada, cualquier político de los países acreedores puede plantearse esa alternativa.

Y esto tiene mucha importancia, porque en caso de que los acreedores abandonasen el Euro, quien tendría serios problemas de fuga de capitales sería la propia moneda única. Esta circunstancia hace que el BCE trate con deferencia muy particular a los países acreedores y, de nuevo, sobre todo a Alemania. No nos vamos a engañar, esto es lógico. Al final quien paga manda, y más vale saberlo que hacerse el tonto y engañarse. Y tampoco está tan mal porque, como vais a ver, el control del BCE por los países acreedores está siendo clave en el salvamento del Euro, que a fin de cuentas es el interés común de todos los miembros.

Exigiendo responsabilidades

Bien, pues volvamos a lo nuestro. Aunque los países acreedores tuviesen interés en salvar al Euro, no tenían ninguno en hacerlo de tal forma que, al final, los culpables del desastre pudiesen irse de rositas. Esto es lo que en economía suele llamarse “riesgo moral”. Y es un riesgo cierto, porque si los culpables no fuesen severa y públicamente penalizados, tendrían la oportunidad de ser reelegidos y volver a liarla parda una vez más.

Las primeras decisiones, es decir, los salvamentos de los primeros países afectados, fueron pues retrasadas, y ligadas a sus correspondientes planes de recorte de gasto, lo suficiente como para asegurar el fin de las carreras de los políticos responsables. En Grecia, George Papandreou, que había ganado las elecciones de 2009 prometiendo que no sería necesario hacer recortes, fue la primera víctima. A las pocas semanas de ganar, ya fue forzado a dar un giro de 180 grados en su discurso e introducir los recortes más severos que el país recuerda.

En Irlanda, Brian Lenihan, el ministro de Hacienda que en Septiembre de 2008 había tenido la desgraciada idea de otorgar una garantía estatal a la banca del país en pleno, fue forzado a pasar el trago de presentar, y hacer aprobar, severísimos recortes en el presupuesto de 2010. Otro tanto sucedió en Portugal. Finalmente, en Mayo de 2010, también el gobierno de España, otro que había ganado las elecciones de 2008 negando que hubiera crisis alguna, ni que fuera necesario hacer recortes, se vio obligado a introducir un durísimo paquete de ajustes.

Como consecuencia del desgaste asociado a la obligación de poco menos que reconocer haber engañado al electorado, a lo largo de 2011 cada uno de los gobiernos citados terminó finalmente por caer. El de Grecia fue sustituído por un ejecutivo de tecnócratas, directamente encabezado por nada menos que un ex-miembro del Consejo del BCE (Lucas Papademos). Los de Irlanda, Portugal y España fueron relevados tras cosechar enormes derrotas electorales. Esto, por lo tanto, resuelve el problema del riesgo moral: todos aquellos políticos que habían prosperado sobre la base del engaño (manifiesto) de sostener que sus países podrían endeudarse sin límite, fueron pues expulsados ignominiosamente de sus respectivas poltronas.

Ya os imaginaréis que obligar a que cuatro gobiernos independientes canten la gallina y reconozcan sus culpas, para acabar al poco siendo expulsados del poder, no es empresa fácil. Sin embargo, era imprescindible hacerlo. Bueno, pues en esto es en lo que se ocuparon las primeras cumbres de la Eurozona y la UE, de ahí su proliferación en los últimos meses, todas tan dramáticas, pero todas necesarias. ¿Fue eso suficiente para arreglar la crisis? Pues claro que no, pero desde luego que era necesario empezar por ahí.

Ma non è possibile!

Lo cual nos lleva al siguiente caso, que es el de Italia. El último de entre los países deudores fue un problema algo distinto. Para empezar, la situación italiana es mucho mejor que la de los anteriores porque, aunque el Estado italiano está endeudado hasta las orejas, el ahorro privado del país es igualmente grande, si no más. Además, y al contrario que los anteriores 4, Italia no se había dejado llevar a esta situación por la creación del Euro, sino que ya la arrastraba desde hacía décadas, como consecuencia de la pugna política entre Democracia Cristiana y Comunistas en tiempos de la Guerra Fría. Por lo tanto, ni la gravedad de la situación, ni la culpabilidad de sus gobernantes actuales estaba tan clara como en los casos anteriores.

A pesar de ello, era evidente que el gobierno italiano debía acotar su endeudamiento y, si realmente tenía acceso a esa masa de ahorro nacional, debía entonces subir los impuestos como fuera necesario para asegurar que su deuda pública dejase de crecer. Sin embargo, llegado el mes de Agosto de 2011, el gobierno italiano, encabezado por el taimado Silvio Berlusconi, no había entregado a los acreedores el resultado exigido, argumentando la falta de acuerdo en su frágil coalición de gobierno. Berlusconi, de esta forma, echó en la práctica un órdago a los acreedores. Habría ahora que ver si estos serían ahora efectivamente capaces de apretar el botón nuclear y destruir el Euro.

Pues sí que era possibile

Tal y como sabemos ahora, el error de cálculo de Berlusconi fue manifiesto. Ante su órdago, los acreedores de la Eurozona reaccionaron a través de un mensaje, suscrito por Francia (que no es uno de los grandes acreedores, pero que sorpresivamente se apuntó a este carro), en el cual se daba carta de naturaleza al Euro de 2 velocidades: la segunda velocidad para una relegada Italia (y, en su improbable caso, quien se atreviese acompañarla), y la primera velocidad para todos los demás.

En otras palabras, sorpresa: los acreedores, de acuerdo con Francia, habían hallado la forma en la cual el Euro podría seguir adelante aunque Italia no le acompañase, expulsándola en la práctica. El resultado político fue contundente, y Silvio Berlusconi cayó antes de que terminase el mes de Agosto. Como en el caso de Grecia, fue sustituído por un gobierno de tecnócratas, encabezado por Mario Monti, un personaje con amplio curriculum europeo y de plena confianza de los acreedores. Ya en Diciembre, al poco de llegar al poder, Mario Monti lanzó el paquete de recortes (30.000 MEUR) que Berlusconi no había sido capaz de poner en marcha.

Como veis, todo este proceso ha acabado con el “riesgo moral”. Todos los gobiernos deudores que tenían que introducir recortes, incluso Italia, habían sido forzados a introducirlos, y los demoradores y populistas habían sido colocados en su lugar. El mensaje implícito pues, de que quien ponga el Euro en peligro pagará un alto precio por ello, está sobradamante entregado. Pero ¿es eso suficiente para salvar al Euro? Pues evidientemente no, porque el futuro del Euro sigue en cuestión. Entonces ¿qué más hace falta?

Mejor paga tú

Bien, pues la primera cuestión estribaba en dilucidar quienes tendrían que hacerse cargo del coste del rescate a los deudores. Es evidente que los países acreedores dentro de la Eurozona harían su esfuerzo correspondiente, por la vía de habilitar y fondear los instrumentos de rescate necesarios.

Eso les daría, por un lado, dos ventajas. La primera sería, por supuesto, garantizar la supervivencia del propio Euro, moneda que proporciona a sus empresas un mercado enorme, desprovisto de los quebraderos de cabeza asociados al riesgo de cambio. Pero además hay una segunda ventaja, que es la de asegurar la supervivencia de los bancos y demás inversores cuyos fondos hubiesen estado comprometidos en el rescate. Esta segunda ventaja tiene implicaciones muy importantes.

El salvamento tendría desde luego la ventaja de ayudar a los bancos y empresas acreedoras pertenecientes a los países rescatantes, pero beneficiaría igualmente a todos los demás acreedores, puesto que gracias al rescate terminarían cobrando todos ellos. Esa circunstancia permitía que otros acreedores se beneficiasen igualmente del rescate, sin que sus propios países tuviesen que hacer el esfuerzo asociado a su participación en el esfuerzo mismo del rescate.

En otras palabras, esos países acreedores se irían de rositas. Y el principal país beneficiario de esta circunstancia es el Reino Unido, cuyos bancos han prestado fuertes sumas a muchos de los países rescatados. Por lo tanto, una vez puestos los gobiernos díscolos en su lugar, llegaba el turno de atacar el problema británico.

Como sucedió con el BCE en el caso de los primeros países rescatados, y con el Euro de 2 velocidades para Italia, los países de la Eurozona contaron con un arma poderosa para atacar el problema británico. En este caso, se trataba de la regulación bancaria. Gran Bretaña es un país enormemente dependiente de su hipertrofiado sector financiero. Gracias a la pertenencia de Gran Bretaña a la UE, las firmas financieras británicas tienen acceso expedito al mercado continental, que es un inmenso caladero de negocio, y responsable por tanto en buena parte de que Londres sea la principal plaza financiera del mundo.

Así las cosas, era evidente que los rescatadores estaban en posición de amenazar a Gran Bretaña con ir tomando medidas que fueran paulatinamente excluyendo a Londres del negocio financiero del área del Euro. Y, como primera salva de aviso, el BCE tomó la iniciativa de exigir que las entidades que realizasen negocio de derivados denominados en EUR tuviesen sede en un país de la Eurozona.

El corte inglés

De esa forma, Gran Bretaña llegó a la reunión de la semana pasada con sus opciones claras. Por un lado, podría optar por contribuir al rescate, a cambio de mantener el libre acceso de la City al mercado de la Eurozona. O bien, podría optar por mantenerse al margen, aunque sufriendo las consecuencias que de ello se derivarían.

Hoy ya sabemos que la Gran Bretaña de David Cameron, como antes Italia de Silvio Berlusconi, optó por lanzar un órdago: podría participar hoy en un rescate, o al menos permitirlo, pero a cambio de obtener un permiso permanente para aplicar a sus bancos sus propias reglas sin que, a pesar de ello, estos perdiesen acceso a la Eurozona. En otras palabras, ayuda hoy a cambio de una bula permanente e indefinida.

También sabemos hoy qué contestación recibió Cameron: un seco “No” de la Eurozona. Es más, para probable sorpresa del inglés, la Eurozona terminó acompañada incluso por países con los que Cameron esperaba contar como alíados, caso de los escandinavos (Dinamarca y Suecia) y los centroeuropeos (Chequia y Hungría). Jopé qué corte. El caso húngaro fue el más sonado, puesto que ese país empezó alineándose efectivamente con Gran Bretaña, para “matizar” su postura y cambiar de bando poco después en el curso del mismo Viernes.

O sea, que al final Cameron también tuvo, de una forma u otra, que hacerse cargo de su correspondiente coste, en este caso el coste de haber pretendido hacer lo mínimo (porque algo sí que habían hecho, puesto que pusieron unos durillos para rescatar a Irlanda en su día).

Aquí no se libra nadie

Por otra parte, hay que añadir que la política no es lo único que ha venido funcionando adecuadamente. Como ya os explicamos en nuestro requetecitado artículo de Julio, el rescate debe decidir qué hacer con los países endeudados, pero también qué hacer con los bancos en peligro, tanto los de esos países como los de aquellos que les dieron préstamos.

Aquí también hay un peligro de incurrir en “riesgo moral”, porque si es cierto que hubo políticos que endeudaron a sus países hasta las trancas, no lo es menos que su maniobra fue posible porque también hubo prestamistas suficientemente inconscientes como para conceder los correspondientes préstamos. Por lo tanto, evitar el riesgo moral no debe limitarse únicamente a penalizar a los políticos responsables, sino también a los prestamistas irresponsables.

Ese asunto se aclaró estupendamente cuando, el pasado verano, se resolvió el caso de Grecia. Porque Grecia era, con mucho, el país que más se había endeudado. Tanto es así, que la inmensa mayoría de los observadores coincidía en señalar que, por mucha austeridad que soportase, sería imposible que Grecia consiguiera devolver nunca lo recibido. Siendo esta la situación, estaba claro que se hacía necesaria una “reestructuración” (léase perdón parcial) de la deuda griega.

Como sabéis, tras mucho tira y afloja, los países rescatadores forzaron que los acreedores de Grecia concedieran una quita (es decir, una reducción de la deuda) del 50% al país heleno. La quita se denomina “voluntaria” para evitar, en la medida de lo posible, que los seguros de impago (llamados CDSs) emitidos sobre Grecia tengan que hacerse efectivos. Sin embargo, esta voluntariedad es del tipo “que sepas que eres voluntario”, es decir, poco más que nominal, de modo que los acreedores perderán dinero y punto.

Aun así, se mantiene la ficción de voluntariedad para que no tengamos que averiguar nunca quien fue el listo que aceptó asegurar todos esos CDSs (lo cual no es evidente, pues se trata de un mercado muy opaco). Evitamos así el riesgo de que ese asegurador quiebre, creando una situación parecida a la de otros seguros financieros, llamados CDOs, que obligó en 2008 a rescatar al asegurador americano AIG con 180.000 MUSD. Naturalmente, el mercado de CDS queda así tocado y casi hundido (¿quien quiere un seguro de impago que, a la hora de la verdad, no se llega a cobrar?), pero ese no es problema de la Eurozona.

Toma estacazo, pero tú tranquilo

Lo que sí queda claro es que quien prestó alegremente a Grecia se va a llevar un buen revolcón, lo cual tiene saludables efectos como aviso a navegantes para evitar que se produzcan situaciones análogas en el futuro. Esto, en realiadad, tiene un matiz. El Presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, se volvió loco la semana pasada intentando explicar que la quita de Grecia no se repetiría en el futuro. Sin embargo, lo cierto es que, de momento, los acreedores se han llevado la pérdida en Grecia. Y tampoco tuvo Sarkozy a bien explicar de qué forma concreta se evitaría que en el futuro se reprodujese idéntica situación con ese mismo u otro deudor diferente. Los alemanes no dijeron ni mu. Pues a buen entendedor...

Más allá del riesgo moral (pérdida al canto) y qué pasaba con el mercado de CDS (a la porra con él), el tercer aspecto que había que cubrir en relación con los acreedores privados es como tratar a aquellos que pudieran llegar incluso a sucumbir ante las pérdidas incurridas, particularmente los bancos.

De aquellos polvos

Cuando se constituyó la Eurozona, se dejó la regulación bancaria como competencia cada país miembro. Sin embargo, en una zona monetaria común, los bancos saltaron rápidamente las fronteras, sobre todo a nivel de banca mayorista, y al poco ya tomaban y otorgaban préstamos en toda la Eurozona como si fueran sus propios países. De esa forma, al llegar la crisis, estaban ya tan endeudados unos con otros que la caída de uno de ellos podía producir un efecto dominó transnacional.

La cosa era todavía peor, porque algunos países emdeudados (emtre ellos Grecia, Italia y, en mebor medida, España) habían reaccionado ante las dificultades que sus gobiernos experimentaron para colocar deuda, por la vía de “sugerir” a sus propios banos que se la quedaran (ya sabéis, el conocido método “que sepas que eres voluntario”). De modo que, en cierto modo, los problemas de los gobiernos empezaron a transformarse en problemas de sus bancos también,

Tal vez por ese motivo, cuando Francia sugirió que la Línea Europea de Estabilidad Financiera, que fue creada para rescatar países, se utilizase también para rescatar bancos, Merkel se negó. Eso evitó que se utilizase dinero europeo para acabar rescatando gobiernos por la puerta de atrás, permitiédoles así librarse de las onerosas condiciones asociadas a un rescate explícito.

Que no vuelva a suceder

Por el contrario, la clave de bóveda de la solución al riesgo de quiebras bancarias, ha sido el traslado de la regulación bancaria a un organismo de nueva creación, la Autoridad Bancaria Europea. Sin embargo, está claro que el mero cambio de organismo regulador no va a resolver de la noche al día los problemas en los cuales ya han incurrido los bancos hoy. Como ya os explicamos en Julio, la solución prevista consiste en apoyarse en el Banco Central Europeo.

Curiosamente, aunque el BCE recela mucho de prestar a los gobiernos, está dando a los bancos prácticamente en régimen de barra libre. Aunque esto puede acabar saliendo carísimo, en la medida en que alguno de los bancos beneficiarios de tanta munificencia pueda terminar quebrando e impagando al BCE, lo cierto es que esta medida aisla el problema bancario del problema político del rescate a los gobiernos endeudados. Por lo tanto, un problema menos hoy y, a pesar de los riesgos, puede que uno que tampoco tendremos a largo plazo, gracias a la presencia de la ABE como autoridad independiente.

Salvando al Euro

Ahora que ya hemos visto lo sucedido hasta ahora dentro de su contexto histórico, volvamos a la cuestión que nos ocupaba al principio de este artículo. ¿Como va la cosa? ¿Se salvará finalmente el Euro? Si habéis seguido leyendo hasta aquí (enhorabuena por ello), a estas alturas ya os podéis imaginar la respuesta: Sí que se salvará el Euro. Como de costumbre, podréis no estar de acuerdo con nosotros, pero no podréis decir que no nos mojamos.

Una vez puestos en su sitio los responsables políticos y bancarios del desaguisado, y aclarado el infausto destino de quienes hayan pretendido escaquearse sin contribuir en lo que les habría tocado, el proceso de rescate del Euro parece ya cada vez más previsible.

¿Ah, sí? ¿Y qué va a suceder pues a continuación? Lo primero es que se adoptará el acuerdo a 26 (100% British-free). Esto tampoco será fácil. Como en ocasiones anteriores, puede que haya quien lance un nuevo órdago contra todo el proceso, para avanzar sus propios intereses particulares. Una vez liquidados los políticos culpables, los prestamistas imprudentes y los británicos aprovechados, queda el problema de la politiquilla de segunda división en cada uno de los países que deben aprobar el nuevo tratado.

Ayer mismo se descolgó el candidato presidencial de la oposición francesa, Francçois Hollande, diciendo que lo pactado la semana pasada debe ser mejorado, a mayor gloria de la igualdad, la solidaridad, el ecologismo, la poesía, la belleza y todas las cosas bonitas del mundo,. Añadió, como podréis imaginar, que él asumirá en primera persona tan noble misión. De modo que ya veis que todavía habrá que quitarse de enmedio a algún listo, pero lo cierto es que, una vez resueltos los problemas anteriores, los que quedan ahora parece de orden relativamente menor.

Mensaje recibido

Tanto es así, que la prensa británica, lejos de alegrarse por la posición heróica de Cameron, que supuestamente iba a recibir en casa el apoyo que no ha cosechado en Europa, no hace más que preguntarse si de verdad acertó su Primer Ministro. Porque nadie mejor que la propia City londinense puede saber qué peligro real tiene la exclusión de Gran Bretaña del proceso de elaboración de la nueva reglamentación financiera europea. Y esas dudas británicas constituyen, en si mismas, otro aviso a navegantes, llámense Hollande o como se llamen, sobre los peligros que puede tener hacerse el guay poniéndose delante del tren de la reforma de la Eurozona, por mor de protagonizar una fina pose política.

Las siguientes fases del calendario ya son públicas, ya que Alemania insiste en que debe haber un acuerdo sobre el tratado a 26 para Marzo de 2012, lo cual permitirá que se ponga en funcionamiento el nuevo Mecanismo Europeo De Estabilidad, que vendrá a sustituir a la LEFE, ese mismo año (en lugar de esperar a 2013, como estaba previsto inicialmente). Para conseguir cumplir el calendario, ya se ha anunciado que, de aquí a que termine la crisis, habrá una cumbre europea cada mes. Así que ojo al balón todo el mundo, que el partido sigue.

Como veis, parece que, a pesar de que está siendo necesario ir aislando los problemas, y atacándolos uno a uno, la sucesión de solemnes cumbres y grandes acuerdos está haciendo avanzar efectiva y perceptiblemente el proceso. El mejor indicador, tal vez, sea que 2011 va a cerrar siendo uno de los años más negros que el sector de los hedge funds (fondos especulativos) recuerdan. Esto parece buena señal, porque se diría que estos fondos, que en los ’90 fueron responsables de hazañas como la expulsión de la Libra Esterlina del Sistema Cambiario Europeo, y que habían tomado fuertes posiciones en los mercados europeos durante esta crisis, en esta ocasión se han pillado los dedos dolorosamente. Pues otro aviso a navegantes más, también entregado.

Nessun dorma

¿Y está entonces ya vendido todo el pescado? ¿Es ya imposible que descarrile el proceso? Pues tampoco. Como consecuencia de la necesaria austeridad impuesta a los países endeudados, 2012 será un año económicamente muy duro a nivel de toda la Eurozona, lo cual generará inevitablemente tensiones políticas. Además, la austeridad europea será mal recibida en EE.UU., que en 2012 celebra elecciones presidenciales y que no podrá contar con la demanda europea para apoyar una deseada mejora preelectoral de su propia economía. Estos factores, y otros, harán que todavía vivamos algunas emociones durante los próximos meses.

¿Debían pues los alemanes, y otros países acreedores, atajar todo el proceso permitiendo que el BCE rescatase a los endeudados? ¿Debían ellos permitir la emisión de eurobonos antes de tiempo? Pues no parece que hubiera sido buena idea. Si conseguir que los contribuyentes de los países acreedores acepten que el dinero de sus gobiernos se destine a rescatar manirrotos países deudores ya es bastante difícil, imaginad lo que habría sido si los países rescatados no hubiesen hecho una limpia con los políticos responsables y no se hubiesen sometido a una dolorosa cura de adelgazamiento, o si los bancos involucrados hubiesen escapado indemnes.

Por lo tanto, tranquilos muchachos, que vamos bien. De momento, ya van estando en su sitio los políticos despilfarradores, los bancos inconscientes, los británicos egoístas, el mercado de CDSs e incluso los temidos fondos especulativos. Llegar hasta aquí ha sido difícil, y seguir adelante tampoco va a ser sencillo. Pero nadie dijo que lo fuera, solo que estamos en el camino correcto.

O sea que ánimo, y a ello, chavales.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Crisis - 2012, allá vamos

La semana pasada salieron las cifras de empleo en España. Como de costumbre, fueron malas y el PP dijo que el gobierno es un asco, aunque hay que reconocer que en este caso, a tenor del contundente resultado de las elecciones generales del mes pasado, parece que el electorado está de acuerdo con ellos.

También como de costumbre, el gobierno dijo que la culpa es de otro, esta vez de “las tensiones de la zona Euro”. No parece pues una evolución importante de la táctica evasiva oficialista, ya que en anteriores disculpas los culpables elegidos habían sido los especuladores internacionales, los pérfidos neocons americanos, los obispos, Franco y nuestra tía Clotilde, que también es una persona horrible.

Por lo menos esta vez ya no dijeron nada de esos brotes verdes que llevan avistando periódicamente desde Mayo de 2009, lo cual es relajante, y muy de agradecer. Se conoce que es otro efecto de la resaca electoral.

Así las cosas, a la mayor parte del populacho desinformado ha pensado que se trata de más de lo mismo, y casi todo el mundo se ha limitado a encogerse de hombros y desear que llegue de una vez el día 21 y el innombrable desaloje finalmente La Moncloa, a ver si por fin empezamos a arreglar el desastre con el que nos ha premiado.

Bien pues alto ahí, porque eso no es así. El dato de Noviembre ha sido muy importante, y más nos vale enterarnos.

Ojo al dato

Como es costumbre en la Gacetilla, cerramos nuestros artículos sobre economía con previsiones, y cuando van saliendo nuevos datos, nos volvemos a las previsiones pasadas para ver si fueron acertadas. Veamos pues qué tenemos en esta ocasión.

Cuando salió el dato de empleo de Febrero de 2011, publicamos un artículo titulado, de forma bastante explícita “Empleo – Punto de inflexión a peor”. Aparte de pitorrearse de las suesivas predicciones de brotes verdes del gobierno (es que ellos son así, y no podemos resistirnos), el artículo incluía este gráfico:

Obviamente, nos preguntábamos si a partir de entonces no volvería a aumentar el ritmo de destrucción de empleo. Bien, pues a la vista del dato de la semana pasada, el gráfico actualizado queda así:

Y volviendo al título de nuestro artículo de Marzo (“Empleo – Punto de inflexión a peor”) ¿qué os parece ahora? Bueno, pues a nosotros nos parece eso mismo.

Verdad y consecuencia

De modo que, rápidamente, hemos agarrado nuestro afamado modelo macro y le hemos aplicado el nuevo dato, con mucha curiosidad por ver qué pasaba. Qué emoción tan grande hemos vivido. Ha sido como cuando éramos pequeños, íbamos a campamentos, y mirábamos como Juan (alias “El Indio”) se preparaba, piernas en alto, para pegar fuego con un mechero a una de sus míticas flatulencias. Todo un reto para la curiosidad científica, vamos.

Total, que nuestro famoso modelo macro ha arrancado con un rugido, ha vibrado, ha echado humo, han chiriado sus engranajes y, al punto, hete aquí los resultados. Son los siguientes:

1 – La destrucción de empleo se acelerará hasta el verano de 2012

La destrucción de empleo, que realmente nunca llegó a detenerse, seguirá acelerándose hasta pasar de los 500.000 puestos anuales destruidos al principio del verano de 2012.

2 – Se destruirá empleo hasta el otoño de 2013

A partir de ahí, la destrucción de empleo se irá deteniendo paulatinamente de nuevo hasta que, en otoño de 2013, termine del todo y vuelva por fin a partir de entonces a crearse empleo. Si estamos en lo cierto, el período de destrucción de empleo habrá durado pues desde Junio de 2008 hasta Noviembre de 2013, es decir, casi 5 años y medio. La verdad es que esas declaraciones gubernamentales sobre “brotes verdes”, allá por la primavera de 2009, ahora brillan en todo su esplendor.

3 – En total se destruirán 2.700,000 empleos

En total, para cuando acabe la crisis nos habrá costado 2.700.000 empleos. No está mal, teniendo en cuenta que, según nos aseguró el gobierno saliente cuando lo elegimos en 2008 (qué día más malo tuvimos), no iba a haber crisis alguna, y solo se trataba de fábulas de antipatriotas. Pues menos mal que eran fábulas.

4 – Se dispara la productividad

Esta es una curiosidad científica muy interesante. El paro en España es mucho más alto que, sin ir más lejos, el de Portugal. Y no puede decirse que Portugal sea más rico que España, ni que los portugueses sean otra raza (¡si son igualitos que nosotros!), ni que Portugal tenga una cultura budista exótica... ¿qué pasa entonces?

Entender el mecanismo del botijo

Vamos a procurar resolver este curioso enigma. Pero antes de hacerlo, conviene que expliquemos bien cual es el mecanismo que hace que unos salarios sean más altos que otros, cuestión de la que todo el mundo tiene una idea intuitiva, pero que sigue un mecanismo que no todo el mundo entiende bien. Vamos a explicarlo con un ejemplo sencillo.

Supongamos que en una empresa A los trabajadores cultivan patatas a golpe de azada, cada trabajador consigue una arroba de patatas a la semana. Como las patatas se venden a 10 EUR la arroba, eso quiere decir que los trabajadores del país A generan 10 EUR por semana, de modo que la empresa les paga 9 EUR semanales a cada uno, y se queda con 1 EUR semanal por trabajador para cubrir sus gastos y como beneficio empresarial. Fácil.

Sin embargo, en la empresa B los trabajadores cultivan patatas con un tractor y empleando fertilizante, de modo que cada trabajador consigue 20 arrobas de patatas por semana. Las patatas son patatas iguales que las otras, de modo que se venden en el mercado también a 10 EUR la arroba, lo cual genera para la empresa B 200 EUR por cada trabajador. La empresa B debe luego descontar 30 EUR de gasoil del tractor y 20 EUR de fertilizante por cada trabajador, pero aun así cada trabajador de la empresa B le genera 150 EUR limpios cada semana. De modo que la empresa B se queda con 20 EUR para sus otros gastos y para beneficio, y aun así puede pagar 130 EUR semanales a cada trabajador.

¿Significa eso que en la empresa A el empresario es un buitre carroñero, puesto que paga 9 EUR semanales, mientras que la empresa B es más socialmente justa, porque paga 130 EUR? Pues claro que no, lo que pasa es que la empresa B es simplemente más productiva por trabajador, puesto que tiene tractores, y sus trabajadores están más preparados, ya que saben que echar fertilizante aumenta la cosecha aunque cueste algo de dinero.

Supongamos ahora que en el país de nuestro ejemplo, se pusiera un sueldo mínimo de 10 EUR semanales. La empresa A no podría retener nada para sus gastos ni para beneficio, y quebraría entonces rápidamente, acabando pues sus trabajadores en el paro. Sin embargo, la empresa B no tendría más gastos, puesto que ya pagaba más de 10 EUR semanales a sus propios trabajadore, de modo que no tendría que despedir a nadie. Al final del proceso, todos los trabajadores de azada estarían en el paro, mientras que los de tractor y fertilizante seguirían trabajando.

Teoría y realidad

La realidad, naturalmente, es algo más compleja, pero no mucho. Así, hay empleos “azada”, que producen 10 EUR de patatas semanalmente, empleos “tractor”, que producen 150 EUR, pero también muchos otros empleos intermedios, de 20 EUR semanales, de 30, de 40, etc.. Por lo tanto, cuando se pone un salario mínimo determinado, el efecto real es el de envíar al paro a todos aquellos que trabajadores que tenían empleos cuya producción no alcanza para pagar ese mínimo.

Fijaos, de hecho, lo que sucede en realidad en España. Los oficios con sueldos más bajos son curiosamente los que más paro padecen. Puede que haya algunos médicos e ingenieros en paro, pero son muy pocos en relación con el número de trabajadores de la construcción, administrativos, dependientas de tienda o estudiantes sin experiencia. Si lo pensáis, parece un contrasentido: si no hay dinero para pagar sueldos por la crisis ¿por qué entonces acaban en el paro precisamente los trabajadores más baratos? Bien, pues ahora ya sabéis por qué. Porque son, digámoslo así, los que trabajan con azada y, en cuanto ha venido la crisis y su productividad ha caído un poco, el sueldo mínimo ha acabado con sus empleos, que eran de los menos productivos.

Adicionalmente, hay que decir que en la vida real no todos los países son iguales. En todos hay empresas de trabajadores con azada, empresas de trabajadores con tractor y fertilizante, y empresas intermedias. La diferencia es que en algunos países, la proporción de empresas de trabajadores con azada es mayor que en otros. Esa es la razón por la cual, aunque al final todos produzcamos patatas, en algunos países los sueldos medios son más altos que en otros.

No todos somos Suiza

Pero esta cuestión también tiene un segundo efecto. Supongamos que en Suiza la proporción de empresas con trabajadores “azada” es el 5%. Si se establece un salario mínimo de 10 EUR, como en el ejemplo, las empresas “azada” quebrarán, sus trabajadores irán a la calle y Suiza tendrá un paro del 5%.

Supongamos ahora que en España la proporción de empresas con trabajadores “azada” es del 25%. Si se establece un salario mínimo de 10 EUR, estas también quebrarán, sus trabajadores irán al paro y el resultado en este caso será que en España se alcanzará un paro del 25%.

¿Os habéis fijado? Tanto en Suiza como en España las empresas producen patatas, tanto en un país como en el otro las hay que producen con azada y con tractor, los trabajadores suizos de azada o de tractor no son ni más ni menos productivos que sus semejantes españoles, ningún empresario suizo ni español es particularmente rapaz ni desalmado y, a pesar de todo, el mismo salario mínimo produce en Suiza un paro del 5%, mientras que en España eleva el paro al 25%. Así de fácil.

Por supuesto, el remedio en el ejemplo parece fácil también: háganse más empresas con empleos tipo “tractor”, y edúquese a los trabajadores para que sepan conducir el tractor y aplicar el fertilizante. La realidad, sin embargo, no es tan sencilla, porque los tractores hay que comprarlos, y para eso primero hay que ahorrar, y la educación de los trabajadores para empleos muy productivos reales, como la ingeniería o la medicina, puede llevar toda una generación. Naturalmente, esa es la razón por la cual, en la realidad, no todos los países del mundo tienen empleos tan productivos como los de Suiza, ni trabajadores tan cualificados como los de ese país.

Misterio resuelto

Si ahora, además de un sueldo mínimo muy elevado para la realidad económica del país, añadimos encima un subsidio al paro que es casi igual que el salario mínimo, pues para qué quieres más, Tomás: tenemos la garantía de que los trabajadores “azada” no solo no dispondrán de ofertas de empleo para ellos, sino que además tampoco tendrán incentivo para buscar trabajo. La consecuencia será que todos ellos permanecerán en el paro durante mucho tiempo, tanto como el que los demás trabajadores de su país acepten seguir manteniéndoles sin trabajar, a base de subsidios.

De nuevo, yendo al dato real, resulta que en Alemania, con una población de 80 millones de habitantes, trabajan hoy 40 millones, es decir, la mitad de la población total. En España, sin embargo, con 46 millones de habitantes, no trabajan 23 millones, sino solo 17 millones. ¿Y donde están pues los otros 6? Pues ya lo habéis adivinado: están en el paro. Y ahí se quedarán hasta que se baje el sueldo mínimo, y se reduzca el subsidio al paro. Ni más, ni menos. Sin ideología, trampa ni cartón. Simple y fácil.

Volviendo por fin a la comparación con Portugal, puede que ahora ya os resulte evidente cual es la diferencia entre Portugal y España. Efectivamente, es muy simple: que el salario mínimo portugués es mucho menos ambicioso (relativamente al nivel de sueldos del país) que el español, y sus subsidios al paro mucho menos generosos (también relativamente) que los españoles. De modo que sorpresa, pues, la explicación del paro no radicaba en diferencias raciales, ni de riqueza nacional, sino en otras diferencias, de un tipo además sencillo de cambiar por ley: el nivel de salario mínimo y la generosidad relativa de los subsidios al paro. Misterio resuelto.

Y ahora ya estáis listos para que os expliquemos la curiosidad científica que revela el dato de empleo de Noviembre: que, a medida que se destruye más y más empleo, la productividad del empleo medio superviviente no deja de subir. Tanto es así, que en los 4 años que llevamos de crisis, ha subido ya cerca del 6%.

¿Significa esto que los españoles somos ahora más listos o más currantes de lo que éramos antes de la crisis, en 2007? Pues claro que no (ya os parecía a vosotros). Lo que significa es que los empleos “azada” están cayendo como moscas, y que los empleos que todavía sobreviven solo son los tipo “tractor”. De ahí que la productividad media de los empleos supervivientes no pare de crecer estadísticamente. Lo cual nos lleva a la siguiente cuestión: ¿Qué hacemos entonces para bajar el paro?

¡Ah, picarón!

Recordarán los lectores más avezados de la Gacetilla que el pasado mes de Septiembre decíamos que era más que probable que, antes de rescatar a España por segunda vez en Agosto de 2011 (la primera fue en Mayo de 2010), el Banco Central Europeo había enviado (y hecho firmar) al presidente José Luis Rodríguez Zapatero, una carta con sus exigencias para llevar adelante el rescate. Naturalmente el gobierno lo negaba todo (pues no faltaría más) y nosotros nos pitorreábamos sugiriendo si, entonces, no habría llevado a cabo el nuevo rescate de España la ONG “Banqueros Sin Fronteras”.

Bueno, pues esta semana ha revelado El País que Mariano Rajoy obtuvo, y mostró a los sindicatos, una copia de esa carta. Naturalmente, y en un alarde de lealtad en el traspaso de funciones, Zapatero no dio esa carta a Rajoy, sino que este último ha debido hacerse con ella por otros medios (a través del propio BCE con toda probabilidad). Negarlo y ocultarlo, así funciona nuestro todavía presidente.

Bien, pues esa carta es importante porque, entre otras exigencias, contiene una que, con toda probabilidad, Zapatero también aceptó el pasado Agosto, en su desesperación por conseguir el rescate ante la ruina inminente, y es la que obliga a España, en la práctica, a bajar el salario mínimo. Nos referimos a la cláusula que la prensa ha venido en llamar de los “minijobs”.

El remedio de la enfermedad

Minijobs es una palabra que se refiere a trabajos de pequeña entidad, y posiblemente menos de 40 horas semanales, que el BCE exige se promuevan y liberalicen, dotándolos de la mayor flexibilidad y de la mínima carga fiscal posible. Bueno, pues todo esto son adornos, porque lo que de verdad importa de los minijobs, es que su salario estaría por debajo del salario mínimo interprofesional. De hecho, pues, el nuvo salario mínimo sería el de los minijobs, que es otra forma de decir que se bajaría el salario mínimo real.

¿Os parece que esta exigencia del BCE, hecha en Agosto, hila bien con la apreciación que hicimos en Febrero sobre el punto de inflexión a peor, y sobre nuestra tesis sobre la necesidad de bajar el salario mínimo interprofesional? Porque a nosotros nos parece que encaja como un guante, vamos. De modo que, si estamos en lo cierto, entonces tenemos minijobs y bajada de hecho del salario mínimo a la vuelta de la esquina. Ya os lo podemos adelantar.

Pero de nada vale bajar el salario mínimo, si se mantienen los subsidios al paro. Sin embargo, eso también está en vías de solución, aunque en este caso se hará de forma menos evidente. Porque sucede que, en España, los subsidios al paro duran 2 años. En su huída hacia adelante, y a pesar del ruinoso nivel de déficit público, el gobierno actual aprobó lo que, de hecho, es una prolongación temporal del subsidio de paro hasta los 2 años y medio, pero esa prolongación vence en Febrero de 2012 y adivinad qué: ya os adelantamos que el Gobierno entrante no la prorrogará.

Como consecuencia de esa opción gubernamental, y también del hecho que la mayor parte de los parados perdieron sus trabajos entre 2008 y 2010, lo cierto es que el número de parados subvencionados caerá dramátcamente, sin que para ello sea necesario aprobar ninguna medida adicional. De hecho, en número de parados subvencionados ya ha caído en unos 300.000 durante los primeros 10 meses de 2011, y si acaso nos preguntamos como es posible que la caída no haya sido aun más pronunciada. Por lo tanto, nuevo pronóstico gacetillero: os adelantamos que la cifra de parados subvencionados se reducirá fuertemente el año próximo.

Otro par de años, y listo

Y finalmente, el gran colofón en cuanto a predicciones gacetilleras, la madre de todas las predicciones. A la vista del mal dato de empleo ¿cuando terminará la crisis? Pues ya os lo habíamos adelantado en cierto modo al principio de este artículo (refiriéndonos entonces al empleo), pero os lo confirmamos ahora a nivel general: la crisis terminará finalmente al final (durante el otoño) de 2013. Como de costumbre, podréis decir que no estáis de acuerdo, pero no que no nos mojamos.

Lo malo es que, de aquí a entonces, todavía nos queda la travesía del 2012 y la pérdida de 600.000 empleos más, pero ¿qué son 2 años y 600.000 empleos para nosotros, que hemos sobrevivido ya a 3 años de crisis y 2.100.000 empleos perdidos?

Na’, pero na’ de na’. Ahí queda eso. Que os sea leve.