Como saben los siempre bien informados lectores de esta Gacetilla, nuestro escenario político central supone, desde el otoño de 2007, que esta legislatura será corta y que terminará con elecciones anticipadas en 2011. Esas futuras elecciones anticipadas traerán la salida de José Luis Rodríguez Zapatero del gobierno, y probablemente su alejamiento de la vida política. Pues bien, tras 2 años de validez de ese escenario, las primeras luces naranjas en el cielo de La Moncloa ya van anunciando el inevitable ocaso de Zapatero.
El fin del tiempo de Zapatero al frente del gobierno vendrá impuesto por su propio partido. Porque si ya es evidente incluso para los más afines el daño que su desgraciada gestión económica ha hecho a España, empieza también a asentarse la certeza que el daño para futuro político del PSOE no va a ser menos grave. Vamos a verlo.
Hojas de parra inútiles
La sección de Economía de nada menos que el principal diario progubernamental, El País, publica hoy por primera vez un artículo ("La deuda externa atenaza a España"), en el cual finalmente se reconoce que España tiene un problema de deuda externa enorme. Fiel a su línea editorial, el diario ofrece el habitual señuelo para desviar responsabilidades, al subrayar que la deuda externa española es del mismo tamaño que la de Alemania, pero la pobreza de ese argumento pone de manifiesto el agotamiento de los recursos para seguir negando la evidencia. Incluso los menos informados entre los lectores de El País intuyen que declarar la situación financiera de España igual a la de Alemania es directamente ridículo.
Naturalmente, cualquiera entiende que la cifra de deuda externa que realmente importa no es la de deuda bruta (el total que un país debe al extranjero), sino la deuda externa neta, es decir, lo que debe dicho país, menos lo que los otros le deben a él. Porque, como todos sospechábais, los demás países deben a Alemania una auténtica fortuna. En ese sentido los lectores de esta mítica Gacetilla, mucho mejor informados que los de El País (como no) tienen a su disposición la tabla de deuda externa neta que publicamos en nuestro artículo de Nochevieja, en el cual se ve claramente que, en términos netos. España es de los países más endeudados del mundo, mientras que Alemania es uno de los mayores acreedores. Eso sí que ya nos suena algo más razonable.
Por supuesto, El País también evita publicar los datos que revelan que esa enorme bola de deuda externa neta se ha acumulado durante la gestión del actual presidente. De nuevo, los lectores de la mítica Gacetilla juegan con ventaja, porque en este medio sí hemos repetido en varias ocasiones que la deuda externa neta que España había acumulado desde los Reyes Católicos hasta Aznar (ambos incluídos) eran 311.000 MEUR, pero que en 2009, tras 5 años de gobierno Zapatero, la cifra ascendía ya a 955.000 MEUR. De modo que 2 - 0 a favor de la Gacetilla.
El caso es que incluso con toda la prudencia de que ha sido capaz su editor, ni siquiera El País puede evitar que la atención del público se concentre en el agujero de deuda externa (no de deuda pública, ojo) en el cual nos ha colocado este gobierno.
Cuadros al borde de un ataque de nervios
Inevitablemente, la constatación por el público de donde nos encontramos realmente, y de como llegamos hasta aquí, tendrá graves consecuencias electorales. Pero eso no es lo peor, sino que lo peor está en el efecto de la horrible perspectiva electoral sobre la moral de las agrupaciones locales socialistas.
Hoy publica el diario ABC una encuesta, en función de la cual el PP obtendría la mayoría absoluta en 55 de las 105 mayores ciudades españolas, mientras que el PSOE solo la obtendría en 5. Ya sean fiables estos pronósticos o no, tienen el efecto de enfrentar a los cuadros locales del partido socialista con la creciente probabilidad de sufrir una debacle electoral dentro de 14 meses, con los efectos que ello conlleva para la carrera política, e incluso las perspectivas personales, de miles de ellos. El estado de ebullición de los afectados se hace, por lo tanto, inevitable.
Remodelación a la vista
Sin embargo, hay quien dentro del partido ya preveía esta situación desde hace algún tiempo, y se ha adelantado con algunas medidas. Algunos de vosotros recordaréis que la tesis de la Gacetilla en relación con la remodelación de gobierno que tuvo lugar en Abril de 2009 iba justamente en ese sentido.
Mientras que los medios menos serios (es que ¡como son!) se entretenían discutiendo si el otorgamiento de la tercera vicepresicencia a Manuel Chaves era o no una jubilación de oro, nosotos postulábamos que, por el contrario, se trataba de una maniobra de contingencia del sector felipista del partido. En nuestro artículo de entonces, veíamos la crisis de gobierno como una toma de posición de los perdedores de las primarias de 2000 (en las cuales Zapatero derrotó a Joaquín Almunia) para ponerse en situación de retomar el control de gobierno y partido si y cuando Zapatero abandonase.
Bueno, pues 10 meses más tarde, ya suenan campanas sobre un reforzamiento de esa estrategia. La decisión se habría tomado tras la crisis de deuda de Grecia de Febrero de 2010, la cual puso de manifiesto que España había sido efectivamente colocada por los mercados en la misma posición genuflexa que el país peor gobernado de la Unión. De modo que crecen las voces de quienes piensan que, una vez agotada la presidencia de turno de la Unión Europea (de la cual no parece se vaya a obtener resultado tangible alguno), se hará una nueva remodelación de gobierno. Y esta Gacetilla no solo comparte dicha tesis, sino que cree tener las claves que guiarán la remodelación.
Negros quemados
A menudo puede escaparse que la imposición de un gobierno político, con cuota para ministras, que prima la personalidad sobre la competencia, tiene graves costes para la segunda fila de políticos, elegidos en función de su propia capacidad, que son quienes realmente llevan el peso de la gestión. Estos abnegados "negros" (usando el término literario) de la política, cargan con toda la gestión, e incluso tienen que vivir con los errores e improvisaciones de sus jefes (o jefas), a cambio de un sueldo (en este caso sí) muy inferior al que la mayor parte de ellos podría cosechar en el sector privado, y sin las glorias (ni las futuras perspectivas de carrera) de los verdaderos ministros. Qué poca envidia nos dan.
Pero su lamentable situación puede ser todavía peor. En el caso en que la relación personal con esos jefes (o jefas, ya sabéis) no sea perfecta, además resulta que es fácil que, al cabo de su mandato como "negros" encima se queden sin agradecimiento alguno.
Uno no puede menos que pensar en Manuel Campa, abandonado en plena tormenta de deuda en Londres, haciendo él solo su presentación ante inversores y analistas, en defensa de la reputación de solvencia del Reino de España, mientras la ministra de Economía Elena Salgado se iba a tomar un café a la amistosa redacción del Financial Times.
O la no menos aciaga situación de Carlos Ocaña, quien presentó una muy delicada operación para la reducción del coste salarial de la función pública, solo para encontrarse con que en pocas horas la vicepresidenta María Teresa De La Vega no solo le desmiente, sino que daña la reputación profesional de Ocaña al declarar desdeñosamente que este último debía seguramente haberse equivocado. Tanto es así, que hoy mismo especula La Nueva España con una posible dimisión de Ocaña.
Llega la caballería
Estando así las cosas, con el descontento creciendo en el partido y en el gobierno, esta Gacetilla especula que se perfila una reacción del sector felipista, quien en la práctica se dispone a "compartir" la gestión gubernamental en los próximos meses.
Nombres importantes, descalificados como "viejas glorias" por los zapateristas, pero de gran peso profesional, serán, en nuestra hipótesis, enviados al rescate del Titanic gubernamental, nada más concluir el semestre de presidencia europea en curso.
Puede que no estemos en lo cierto, pero nos enteraremos el próximo verano. Y desde luego que si estamos en lo cierto, el naranja brillante de las luces sobre el cielo de La Moncloa va a poder verse ya desde toda España.
domingo, 28 de febrero de 2010
sábado, 27 de febrero de 2010
Crisis - Una buena noticia
Como saben nuestros lectores, la crisis española es consecuencia del salvaje festival de aumento del déficit exterior de España a partir de 2004, que pasó de los 27.000 MEUR en 2003 a 105.000 MEUR en 2007. El déficit era de tal magnitud que España amasó la segunda mayor deuda externa neta del mundo en términos absolutos, tras la de EE.UU..
Estando así las cosas, en Agosto de 2007 se detonó la crisis de las subprimes, y los mercados dejaron de prestar a los bancos españoles, que era la vía por la cual había estado endeudándose el país.
Sin embargo, el gobierno, que afrontaba unas elecciones generales en Marzo de 2008, se esforzó en ocultar la crisis, con tanto éxito que, más allá de los primeros hundimientos inmobiliarios (Colonial y Martinsa Fadesa), su misma existencia se puso en duda.
A pesar de ello, a partir de Junio de 2008 se empezó a destruir empleo y por lo tanto, al comenzar el mes siguiente, incluso el propio presidente José Luis Rodríguez Zapatero pronunció por fin su famosa frase "crisis, como quiere usted que diga".
Desde entonces el gobierno se embarcó en un prodigioso aumento del gasto público, lanzando básicamente cualquier iniciativa de gasto a su alcance (subvenciones a la compra de vehículos, aumento de la financiación autonómica, planes extraordinarios de inversión municipal, extensión subsidio del paro, etc.), con el fin de intentar dulcificar el cataclismo.
El aumento del gasto público fue en España mucho mayor que protagonizado por otros países de la Eurozona menos desesperados, como indicaba el gráfico de nuestro artículo de Nochevieja. El resultado del desenfrenado gasto fue, por un lado, el aumento del déficit público (ojo, no el déficit exterior) hasta el 11,4% del PIB. Hoy, el Estado gasta más o menos el doble de lo que recauda, lo cual es obviamente insostenible.
Si las crisis tienen alguna ventaja, es que obligan a ajustar los desequilibrios económicos. Ese fue también el caso de España, país que llevaba varios años viviendo muy por encima de sus posibilidades. Gracias a la crisis, el déficit exterior cayó abruptamente hasta Agosto de 2009, a medida que el país se paralizaba y crecían las colas en las oficinas del Inem.
Pero sucede que el aumento de gasto consiguió también detener la parte necesaria del ajuste. Como dijimos en nuestro artículo de Noviembre, el brutal gasto permitió forzar un cierre en falso de la crisis, dejando el ajuste todavía a medio hacer. En lugar de seguir bajando, a partir de Septiembre de 2009 el déficit exterior se estabilizó e incluso volvió a subir. Tuvimos la sensación que el gobierno había dejado la otra mitad del ajuste como regalo envenenado para quien viniera detrás de él.
Eso hasta ayer. Porque ayer publicó el Banco de España el dato de déficit corriente (es decir, déficit exterior) correspondiente al mes de Diciembre de 2009, y ha resultado ser muy bueno. Parece que el crecimiento económico de nuestros principales socios en la Eurozona, que hace tiempo que salieron de sus respectivas crisis, propicia que las ventas de exportaciones españolas hayan sido en Diciembre bastante mejores de lo que esperábamos.
Pero hay más. Resulta, además, que el Banco de España ha revisado las cifras de déficit corriente de los meses anteriores, de tal forma que ahora son menos malas.
La consecuencia de ambas noticias es doble. Por un lado, resulta que nuestra última estimación de déficit corriente para 2009 está groseramente equivocada, puesto que el déficit ha ascendido a 53.000 MEUR, en lugar de los 70.000 MEUR que esperábamos. Pues pedimos humildes disculpas por el error, y seguimos adelante con la visibilidad que ahora tenemos.
La segunda consecuencia, sin embargo, es más importante. Porque si el ajuste efectivamente se ha reanudado, entonces el tiempo que transcurra hasta que se incorpore un nuevo gobierno ya no se perderá, sino que el ajuste proseguirá su curso (y tenemos ajuste pendiente para unos 2 años más).
Además, en Febrero de 2010 se ha producido la primera crisis de deuda. Los mercados han estado a punto de cerrarse para Grecia, lo cual la habría convertido en una nueva Argentina (o Islandia). Y a nadie se escapa que, tras Grecia, la siguiente víctima habría sido España (posiblemente junto con Portugal).
Afortunadamente, la crisis ha sido salvada in extremis por Francia y Alemania, pero al precio de obligar a Grecia a abordar el fin de fiesta que lleva tiempo posponiendo. Y el gobierno español, que ha visto las barbas de su vecino mesar, no ha tenido ya más remedio que ponerse manos a la obra con su propio plan de austeridad, para el cual está ahora buscando el apoyo de la oposición.
En comercio exterior no puede uno fiarse de las cifras mensuales, que pueden ser muy erráticas. Por lo tanto, tendremos que esperar todavía un par de meses más para confirmar que la mejoría de Diciembre tiene efectivamente continuidad en Enero y Febrero. Además, es difícil creer que el gobierno, que este mismo mes ha lanzado un nuevo plan de gasto municipal extraordinario y ha prorrogado la extensión de los subsidios del paro, sea realmente capaz de hacer recorte alguno.
Sin embargo, y a pesar de las dudas, lo cierto es que el dato publicado esta semana apunta en la dirección correcta, y podría resultar que eso nos ahorre un par de años más de sufrimiento económico. Pues albricias, muchachos, que tampoco tenemos tantas buenas noticias como para desperdiciar las pocas que recibimos.
Estando así las cosas, en Agosto de 2007 se detonó la crisis de las subprimes, y los mercados dejaron de prestar a los bancos españoles, que era la vía por la cual había estado endeudándose el país.
Sin embargo, el gobierno, que afrontaba unas elecciones generales en Marzo de 2008, se esforzó en ocultar la crisis, con tanto éxito que, más allá de los primeros hundimientos inmobiliarios (Colonial y Martinsa Fadesa), su misma existencia se puso en duda.
A pesar de ello, a partir de Junio de 2008 se empezó a destruir empleo y por lo tanto, al comenzar el mes siguiente, incluso el propio presidente José Luis Rodríguez Zapatero pronunció por fin su famosa frase "crisis, como quiere usted que diga".
Desde entonces el gobierno se embarcó en un prodigioso aumento del gasto público, lanzando básicamente cualquier iniciativa de gasto a su alcance (subvenciones a la compra de vehículos, aumento de la financiación autonómica, planes extraordinarios de inversión municipal, extensión subsidio del paro, etc.), con el fin de intentar dulcificar el cataclismo.
El aumento del gasto público fue en España mucho mayor que protagonizado por otros países de la Eurozona menos desesperados, como indicaba el gráfico de nuestro artículo de Nochevieja. El resultado del desenfrenado gasto fue, por un lado, el aumento del déficit público (ojo, no el déficit exterior) hasta el 11,4% del PIB. Hoy, el Estado gasta más o menos el doble de lo que recauda, lo cual es obviamente insostenible.
Si las crisis tienen alguna ventaja, es que obligan a ajustar los desequilibrios económicos. Ese fue también el caso de España, país que llevaba varios años viviendo muy por encima de sus posibilidades. Gracias a la crisis, el déficit exterior cayó abruptamente hasta Agosto de 2009, a medida que el país se paralizaba y crecían las colas en las oficinas del Inem.
Pero sucede que el aumento de gasto consiguió también detener la parte necesaria del ajuste. Como dijimos en nuestro artículo de Noviembre, el brutal gasto permitió forzar un cierre en falso de la crisis, dejando el ajuste todavía a medio hacer. En lugar de seguir bajando, a partir de Septiembre de 2009 el déficit exterior se estabilizó e incluso volvió a subir. Tuvimos la sensación que el gobierno había dejado la otra mitad del ajuste como regalo envenenado para quien viniera detrás de él.
Eso hasta ayer. Porque ayer publicó el Banco de España el dato de déficit corriente (es decir, déficit exterior) correspondiente al mes de Diciembre de 2009, y ha resultado ser muy bueno. Parece que el crecimiento económico de nuestros principales socios en la Eurozona, que hace tiempo que salieron de sus respectivas crisis, propicia que las ventas de exportaciones españolas hayan sido en Diciembre bastante mejores de lo que esperábamos.
Pero hay más. Resulta, además, que el Banco de España ha revisado las cifras de déficit corriente de los meses anteriores, de tal forma que ahora son menos malas.
La consecuencia de ambas noticias es doble. Por un lado, resulta que nuestra última estimación de déficit corriente para 2009 está groseramente equivocada, puesto que el déficit ha ascendido a 53.000 MEUR, en lugar de los 70.000 MEUR que esperábamos. Pues pedimos humildes disculpas por el error, y seguimos adelante con la visibilidad que ahora tenemos.
La segunda consecuencia, sin embargo, es más importante. Porque si el ajuste efectivamente se ha reanudado, entonces el tiempo que transcurra hasta que se incorpore un nuevo gobierno ya no se perderá, sino que el ajuste proseguirá su curso (y tenemos ajuste pendiente para unos 2 años más).
Además, en Febrero de 2010 se ha producido la primera crisis de deuda. Los mercados han estado a punto de cerrarse para Grecia, lo cual la habría convertido en una nueva Argentina (o Islandia). Y a nadie se escapa que, tras Grecia, la siguiente víctima habría sido España (posiblemente junto con Portugal).
Afortunadamente, la crisis ha sido salvada in extremis por Francia y Alemania, pero al precio de obligar a Grecia a abordar el fin de fiesta que lleva tiempo posponiendo. Y el gobierno español, que ha visto las barbas de su vecino mesar, no ha tenido ya más remedio que ponerse manos a la obra con su propio plan de austeridad, para el cual está ahora buscando el apoyo de la oposición.
En comercio exterior no puede uno fiarse de las cifras mensuales, que pueden ser muy erráticas. Por lo tanto, tendremos que esperar todavía un par de meses más para confirmar que la mejoría de Diciembre tiene efectivamente continuidad en Enero y Febrero. Además, es difícil creer que el gobierno, que este mismo mes ha lanzado un nuevo plan de gasto municipal extraordinario y ha prorrogado la extensión de los subsidios del paro, sea realmente capaz de hacer recorte alguno.
Sin embargo, y a pesar de las dudas, lo cierto es que el dato publicado esta semana apunta en la dirección correcta, y podría resultar que eso nos ahorre un par de años más de sufrimiento económico. Pues albricias, muchachos, que tampoco tenemos tantas buenas noticias como para desperdiciar las pocas que recibimos.
sábado, 20 de febrero de 2010
Política - Pacto para salvar al gobierno
Los aficionados a la política, como los aficinados al deporte, disfrutan con ciertas tradiciones en su espectáculo favorito. Algunas de ellas, como el discurso del Rey en Navidad, tienen más arraigo, pero menor relieve, vienen a ser algo así como el equivalente político de la clásica ciclista de San Sebastián. Otras, sin embargo, vienen a tener la trascendencia y el seguimiento de todo un Real Madrid - Barcelona.
Pues esta ha sido una gran semana para los aficionados a la política, porque se ha producido el gran evento político. El Miércoles ha tenido lugar el debate sobre el pacto de política económica que el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha ofrecido a la oposición. La grada a reventar, retransmisión televisiva y radiada, los primeros espadas cara a cara... un espectáculo de primera.
El resumen del partido ha tenido como punto saliente el momento en el cual el líder de la oposición Mariano Rajoy se ha dirigido a la bancada socialista para reclamar que sea el propio PSOE quien retire a Rodríguez Zapatero del gobierno. Esta Gacetilla considera que se ha tratado de una idea de inteligente, puesto que nuestros lectores más asiduos ya saben que nuestra tesis es que será la oposición interna dentro del propio partido la que acabe por forzar al presidente del gobierno a convocar elecciones anticipadas.
Sin embargo, la ejecución de la jugada ha sido torpe, puesto que Rajoy no ha personalizado lo suficiente, no ha parecido dirigirse a personas concretas o grupos dentro del PSOE. En consecuencia, el grupo socialista ha reaccionado de forma compacta. Este error popular ha abierto la defensa del PP, permitiendo a Rodríguez Zapatero lanzar un contraataque fulminante, al pedir a Rajoy que no trate de conseguir que los demás hagan su propio trabajo, y pasar a continuación a acusarle de no tener valor, coraje ni fibra política para lanzar una moción de censura. En otras palabras, gracias al error de Rajoy, Rodríguez Zapatero llegó en dos pases hasta la misma frontal del área popular.
La afición contuvo el aliento, de pie en sus asientos. En ese momento, cegado por la proximidad del balón, el astro popular no pudo levantar la cabeza y recuperar la visión de campo de juego entero, lo cual le costó su segundo error. Porque lo cierto es que, en medio de un importantísimo debate parlamentario sobre una propuesta de consenso formulada por el propio presidente Rodríguez Zapatero, este último, en lugar de intentar convencer y seducir a la oposición como supuestamente pretendía, se había permitido espetar a su rival nada menos que una acusación de falta de valor, de coraje y de... fibra política.
Si en ese momento Rajoy hubiese levantado la cabeza, habría visto como el contraataque socialista había dejado completamente desguarnecida la portería del PSOE. Si Rajoy llega entonces a subir al estrado del Congreso, y tomar el guante lanzado por Rodríguez Zapatero, habría dado la vuelta completamente a la situación.
En este debate, el propósito de Rodríguez Zapatero (gran dominador de los tiempos políticos) no era otro que preparar la publicación, en la segunda quincena de Abril próximo, del dato de crecimiento del PIB del primer trimestre de 2010. Porque ese dato será muy negativo, y además romperá la tendencia a la moderación de las cifras de caída que se ha venido registrando en trimestres anteriores. Ese dato será, con toda probabilidad, el peor de 2010.
Tal y como han quedado las cosas, cuando se publique ese dato, Rodríguez Zapatero podrá hacer entonces una última apelación al consenso. Si el PP acepta, entonces el PSOE podrá atribuir la mejoría de los siguientes datos económicos al preclaro liderazgo del propio presidente. En caso contrario, el PSOE presentará la mejoría como conseguida a pesar de la falta de colaboración de los populares.
No tenía por qué haber quedado así. Imaginad la jugada: Rajoy entra por la banda derecha y sube con una rápida cabalgata hasta el estrado central. Y allí mismo, ante la mirada del público, se revuelve y lanza un imparable cañonazo:
"Señor presidente: usted nos ha traído aquí para hacernos una propuesta de consenso que pudiera arreglar el desastre en el cual usted ha sumido al país. Sin embargo, una vez que ha arrancado el debate, ha utilizado usted el hemiciclo para acusarme de no tener valor, de no tener coraje, de no tener fibra política. Es evidente que usted no quiere pactar, sino que no desea otra cosa que ganar tiempo en su huida hacia adelante, y que no va usted a tomar las medidas que son necesarias para arreglar los problemas que usted ha creado. Por lo tanto, ya no veo qué necesidad hay de seguir debatiendo (Rajoy levanta teatralmente unos folios y los rompe en cuatro trozos). Señor presidente, señores y señoras diputados: En este momento comunico que mi partido, el partido que represento, se niega a colaborar en esta pérdida de tiempo, y por lo tanto anuncio que ¡presentaremos una moción de censura en los próximos 2 meses! (ovación cerrada desde la bancada popular y estupor y murmullos desde el resto de los escaños)"
Si hubiera sucedido eso, los telediarios de la noche habrían abierto con Rodríguez Zapatero haciendo la acusación del coraje a Rajoy, y habrían seguido con el anuncio de una moción de censura. La prensa del día siguiente y las tertulias radiofónicas se volcarían en el pronóstico de las futuras negociaciones del PP con otros partidos para sacar adelante la moción, e inevitablemente acabarían concluyendo que la causa de la osadía popular estriba en la pésima gestión económica del gobierno. De ese modo, Rajoy podría esperar 2 meses, y presentar formalmente la moción justo antes de que se publicase el dato de PIB del primer trimestre, y después utilizar dicho dato para reforzar su discurso sobre la necesidad de un cambio.
Naturalmente, el apoyo de PNV y CiU, que ya tienen decididas sus lealtades, evitaría que la moción de censura prosperase, de eso no hay duda. Y los datos de los siguientes trimestres serán menos malos, pero la fatiga de una recesión que empieza a ser larga, y la creciente evidencia de que la recuperación no tendrá lugar hasta que se haga la mitad del ajuste que todavía falta, jugarían a favor del PP. El PSOE tendría en su contra una espiral viciosa que, en última instancia, aceleraría su desalojo del poder.
Pero no. Nada de eso. Llegado el momento, Rajoy no fue capaz de cortar la jugada de Rodríguez Zapatero quien, superada toda resistencia, marcó un gol por toda la escuadra. Resultado, 1-0 a favor del equipo local.
A medio plazo, este debate será intrascendente. Una vez más, una maniobra cortoplacista del presidente vuelve a dar resultado, pero al final dará igual. La fatiga de la crisis, la necesidad de acometer la segunda mitad del ajuste (que todavía falta), la creciente presión externa de la Eurozona y los mercados de capitales, la creciente oposición dentro del propio PSOE a medida que se confirme el inminente descalabro electoral y, en una palabra, la ruina económica del país, aseguran que en las próximas eleccione habrá cambio de gobierno, a favor del PP, en cualquier caso.
Lo que es seguro es que lamentablemente, la falta de cintura política del capitán del equipo visitante nos va a asegurar que el proceso sea más lento y más doloroso económicamente. Qué le vamos a hacer. Pero ojo, que peor sería que el PP intentase abrir una campaña de fichajes en en el mercado de invierno. Nada de eso, no vaya a retrasarse todavía más el imprescindible relevo en La Moncloa. No sea que también nosotros nos quedemos tan hipnotizados por el balón, que perdamos de vista el campo.
Pues esta ha sido una gran semana para los aficionados a la política, porque se ha producido el gran evento político. El Miércoles ha tenido lugar el debate sobre el pacto de política económica que el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha ofrecido a la oposición. La grada a reventar, retransmisión televisiva y radiada, los primeros espadas cara a cara... un espectáculo de primera.
El resumen del partido ha tenido como punto saliente el momento en el cual el líder de la oposición Mariano Rajoy se ha dirigido a la bancada socialista para reclamar que sea el propio PSOE quien retire a Rodríguez Zapatero del gobierno. Esta Gacetilla considera que se ha tratado de una idea de inteligente, puesto que nuestros lectores más asiduos ya saben que nuestra tesis es que será la oposición interna dentro del propio partido la que acabe por forzar al presidente del gobierno a convocar elecciones anticipadas.
Sin embargo, la ejecución de la jugada ha sido torpe, puesto que Rajoy no ha personalizado lo suficiente, no ha parecido dirigirse a personas concretas o grupos dentro del PSOE. En consecuencia, el grupo socialista ha reaccionado de forma compacta. Este error popular ha abierto la defensa del PP, permitiendo a Rodríguez Zapatero lanzar un contraataque fulminante, al pedir a Rajoy que no trate de conseguir que los demás hagan su propio trabajo, y pasar a continuación a acusarle de no tener valor, coraje ni fibra política para lanzar una moción de censura. En otras palabras, gracias al error de Rajoy, Rodríguez Zapatero llegó en dos pases hasta la misma frontal del área popular.
La afición contuvo el aliento, de pie en sus asientos. En ese momento, cegado por la proximidad del balón, el astro popular no pudo levantar la cabeza y recuperar la visión de campo de juego entero, lo cual le costó su segundo error. Porque lo cierto es que, en medio de un importantísimo debate parlamentario sobre una propuesta de consenso formulada por el propio presidente Rodríguez Zapatero, este último, en lugar de intentar convencer y seducir a la oposición como supuestamente pretendía, se había permitido espetar a su rival nada menos que una acusación de falta de valor, de coraje y de... fibra política.
Si en ese momento Rajoy hubiese levantado la cabeza, habría visto como el contraataque socialista había dejado completamente desguarnecida la portería del PSOE. Si Rajoy llega entonces a subir al estrado del Congreso, y tomar el guante lanzado por Rodríguez Zapatero, habría dado la vuelta completamente a la situación.
En este debate, el propósito de Rodríguez Zapatero (gran dominador de los tiempos políticos) no era otro que preparar la publicación, en la segunda quincena de Abril próximo, del dato de crecimiento del PIB del primer trimestre de 2010. Porque ese dato será muy negativo, y además romperá la tendencia a la moderación de las cifras de caída que se ha venido registrando en trimestres anteriores. Ese dato será, con toda probabilidad, el peor de 2010.
Tal y como han quedado las cosas, cuando se publique ese dato, Rodríguez Zapatero podrá hacer entonces una última apelación al consenso. Si el PP acepta, entonces el PSOE podrá atribuir la mejoría de los siguientes datos económicos al preclaro liderazgo del propio presidente. En caso contrario, el PSOE presentará la mejoría como conseguida a pesar de la falta de colaboración de los populares.
No tenía por qué haber quedado así. Imaginad la jugada: Rajoy entra por la banda derecha y sube con una rápida cabalgata hasta el estrado central. Y allí mismo, ante la mirada del público, se revuelve y lanza un imparable cañonazo:
"Señor presidente: usted nos ha traído aquí para hacernos una propuesta de consenso que pudiera arreglar el desastre en el cual usted ha sumido al país. Sin embargo, una vez que ha arrancado el debate, ha utilizado usted el hemiciclo para acusarme de no tener valor, de no tener coraje, de no tener fibra política. Es evidente que usted no quiere pactar, sino que no desea otra cosa que ganar tiempo en su huida hacia adelante, y que no va usted a tomar las medidas que son necesarias para arreglar los problemas que usted ha creado. Por lo tanto, ya no veo qué necesidad hay de seguir debatiendo (Rajoy levanta teatralmente unos folios y los rompe en cuatro trozos). Señor presidente, señores y señoras diputados: En este momento comunico que mi partido, el partido que represento, se niega a colaborar en esta pérdida de tiempo, y por lo tanto anuncio que ¡presentaremos una moción de censura en los próximos 2 meses! (ovación cerrada desde la bancada popular y estupor y murmullos desde el resto de los escaños)"
Si hubiera sucedido eso, los telediarios de la noche habrían abierto con Rodríguez Zapatero haciendo la acusación del coraje a Rajoy, y habrían seguido con el anuncio de una moción de censura. La prensa del día siguiente y las tertulias radiofónicas se volcarían en el pronóstico de las futuras negociaciones del PP con otros partidos para sacar adelante la moción, e inevitablemente acabarían concluyendo que la causa de la osadía popular estriba en la pésima gestión económica del gobierno. De ese modo, Rajoy podría esperar 2 meses, y presentar formalmente la moción justo antes de que se publicase el dato de PIB del primer trimestre, y después utilizar dicho dato para reforzar su discurso sobre la necesidad de un cambio.
Naturalmente, el apoyo de PNV y CiU, que ya tienen decididas sus lealtades, evitaría que la moción de censura prosperase, de eso no hay duda. Y los datos de los siguientes trimestres serán menos malos, pero la fatiga de una recesión que empieza a ser larga, y la creciente evidencia de que la recuperación no tendrá lugar hasta que se haga la mitad del ajuste que todavía falta, jugarían a favor del PP. El PSOE tendría en su contra una espiral viciosa que, en última instancia, aceleraría su desalojo del poder.
Pero no. Nada de eso. Llegado el momento, Rajoy no fue capaz de cortar la jugada de Rodríguez Zapatero quien, superada toda resistencia, marcó un gol por toda la escuadra. Resultado, 1-0 a favor del equipo local.
A medio plazo, este debate será intrascendente. Una vez más, una maniobra cortoplacista del presidente vuelve a dar resultado, pero al final dará igual. La fatiga de la crisis, la necesidad de acometer la segunda mitad del ajuste (que todavía falta), la creciente presión externa de la Eurozona y los mercados de capitales, la creciente oposición dentro del propio PSOE a medida que se confirme el inminente descalabro electoral y, en una palabra, la ruina económica del país, aseguran que en las próximas eleccione habrá cambio de gobierno, a favor del PP, en cualquier caso.
Lo que es seguro es que lamentablemente, la falta de cintura política del capitán del equipo visitante nos va a asegurar que el proceso sea más lento y más doloroso económicamente. Qué le vamos a hacer. Pero ojo, que peor sería que el PP intentase abrir una campaña de fichajes en en el mercado de invierno. Nada de eso, no vaya a retrasarse todavía más el imprescindible relevo en La Moncloa. No sea que también nosotros nos quedemos tan hipnotizados por el balón, que perdamos de vista el campo.
domingo, 7 de febrero de 2010
Política - El día de la verdad
Es curioso observar que hay muchos animales decididamente inteligentes. Algunas ratas de laboratorio son capaces de aprender rápidamente complicados laberintos para encontrar un premio de comida, y muchos propietarios de perros domésticos saben que sus canes son capaces de entender perfectamente las palabras "calle" o "paseo", regocijándose inmediatamente ante la perspectiva del asueto inminente. El caso más curioso sea tal vez el de los delfines. Parece incluso que se comunican en conversaciones al menos básicas, a través de los agudos sonidos que emiten.
A pesar de ello, son pocos los animales capaces de desarrollar tecnologías incluso rudimentarias. Incluso los inteligentes delfines son incapaces de hacer una tortilla o siquiera de ser contrincantes dignos jugando al Mario Kart de la Wii, por la elemental razón de que carecen de pulgares opuestos al resto de los dedos, que les permitan hacer una pinza para agarrar objetos (ya sea una sartén o el volante del Mario Kart) y manipularlos. Sería en realidad un problema tan aparentemente banal como ese, y no la falta de una inteligencia destacada, la que habría impedido a estos animales evolucionar tecnológicamente.
Bueno, pues una cosa parecida (salvando las distancias) sucede al gobierno de España. No es que no sepa exactamente en qué lío nos ha metido, ni qué tiene que hacer para arreglarlo, porque sí alcanza para ello su entendimiento, sino que carece de la capacidad anatómica para llevar a cabo las acciones que sabe a ciencia cierta que son necesarias.
Por qué estamos así
Vamos a explicarnos. Los lectores más avezados de esta Gacetilla ya están familiarizados con la descripción sumaria de la situación que nosotros hacemos.
En resumen, el gobierno actual, que llegó al poder en 2004 tras un atentado terrorista de misteriosa gestación, montó inmediatamente una fiesta económica (fundamentalmente inmobiliaria) mientras se enterraba judicialmente la investigación del atentado y se negociaba simultáneamente con ETA. La consecuencia de la fiesta fue que el déficit exterior pasó de 22.000 MEUR en 2003 a 105.000 MEUR en 2007 y que, en consecuencia, la deuda externa neta de España (ojo, no confundir con la deuda pública) pasó de 311.000 MEUR (acumulada desde los Reyes Católicos hasta Aznar, ambos incluídos) a unos 650.000 MEUR, la segunda mayor del mundo tras la de EE.UU.. Se trataba de dinero que los bancos españoles tomaban prestado en el extranjero y prestaban en el interior, para financiar la fiesta gubernamental.
Entonces, en Agosto de 2007, estalló la crisis de las subprime en EE.UU.. Como consecuencia de ello, los mercados internacionales dejaron de prestar a los bancos españoles. A pesar de ello, la inminencia entonces de las elecciones generales de Marzo de 2008 hizo que el gobierno negase la crisis y prolongase la fiesta hasta pasadas las elecciones, en Junio de 2008. Y por fin en Julio de 2008, el presidente Rodríguez Zapatero famosamente acertó a pronunciar la palabra "crisis", si bien incluso en Septiembre su ministro de Economía Miguel Solbes todavía hizo una previsión de crecimiento del PIB en 2009 (sí, sí, de crecimiento, no hay errata) del 1%.
Entonces llegó la segunda conmoción, y cayó estrepitosamente el banco Lehman Brothers, profundizando la crisis internacional que venía del año anterior. La coincidencia de una crisis mundial propició que se permitiera internacionalmente que cada gobierno acometiese un aumento del gasto extraordinario. El gobierno Zapatero vio clara la oportunidad, y ordenó un aumento del gasto (Plan E, 11.ooo MEUR más para las comunidades autónomas, 100.000 funcionarios más, etc.) muy superior al de los demás países de la Eurozona.
Miguel Solbes fue despedido con honores (sin que se entienda muy bien esto último, puesto que el PIB de 2009 no solo no creció el +1%, sino que bajó el -3,7%), pero su sustituta, Elena Salgado, no ha resultado ser mucho mejor oráculo. A pesar del salvaje aumento del gasto, Salgado predijo en Junio de 2009 que el déficit público de ese año sería del 8,4% del PIB, mientras que esta Gacetilla se alineó en Julio de 2009 con quienes sostenían que la cifra sería más bien el 12%.
Naturalmente, la semana pasada la ministra Salgado tuvo que admitir que la cifra definitiva fue el 11,4%, e inmediatamente el barón socialista José María Barreda pidió otra "remodelación de gobierno". Sin embargo, esta Gacetilla no puede evitar preguntarse si no va a resultar que en realidad el responsable de estos contínuos "fallos" no sea realmente el titular de turno del Ministerio de Economía. Porque si se trata de simplemente de obtener previsiones macroeconómicas fiables, podemos sugerir al gobierno que use las nuestras, que se demuestran mucho más fiables y que desde luego son más baratas que las de sus eminentes expertos.
El caso es que con fallos y con todo, el gobierno consiguió su objetivo detener el ajuste económico en Septiembre de 2009, aunque fuera a costa de reventar las finanzas públicas.
Esto tuvo la ventaja de detener la fuerte caída de la popularidad del gobierno, pero el inconveniente de detener simultáneamente también el necesario ajuste del sector exterior español, que iba en paralelo al ajuste económico general. Por lo tanto, la deuda externa sigue subiendo y ya alcanza los 955.000 MEUR.
Con una deuda externa estratosférica, un déficit público del 11,4% y una ministra de Economía poco fiable al mando, los mercados de deuda no han podido evitar tener que tomar nota. En 2009, la principal agencia de calificación del mundo, Standard and Poor's, retiró a la deuda estatal española la máxima calificación de riesgo, la codiciada AAA que España había obtenido esforzadamente en 2001. Pero es que en 2010, la deuda española alcanza ya en los mercados una prima de riesgo mayor que la italiana, cuya calificación es teóricamente peor incluso que la de recién rebajada de España.
Y entonces llegó la tercera crisis.
Y ahora Grecia
En un artículo de Enero de 2009 decíamos que, de los 4 países con graves problemas de la Eurozona (España, Portugal, Grecia e Irlanda), solo Irlanda había hecho lo correcto, y que los otros 3 harían bien en imitarla. Pues bien, un año más tarde, ninguno de ellos ha imitado a Irlanda (se ve que no leen la Gacetilla), y lo peor es que un potencial hundimiento del peor de los 3, Grecia, puede arrastrar consigo a los otros 2.
Pues bien, parece que en eso estamos. Grecia está a punto de reventar, los mercados dan por descontado que tendrá que ser salvada por la UE o por la Eurozona (que no es lo mismo, principalmente porque Gran Bretaña y otros pocos están en la UE pero no en la Eurozona), o que de lo contrario el país heleno suspenderá pagos.
El día de la verdad
La inminencia del desenlace de la tragedia griega (madre mía, qué metáfora tan manida) ha exigido que el gobierno de España por fin no tenga más salida que dejar de gastar. De los 6 años que lleva en el poder el gobierno, los 3 primeros fueron de fiesta, y los 3 siguientes de paños calientes a base de déficit. Pero finalmente ha llegado el día de la verdad.
Una vez agotada completamente la herencia recibida en 2004, con el país endeudado ya hasta las pestañas y en medio de una fuerte borrasca financiera, el gobierno ha llegado al punto donde no tiene ya otra salida que hacer lo impensable: dejar de gastar.
Lo sabe perfectamente. No tiene ninguna duda. Pero no está nada claro que pueda hacerlo. Como sucede a los delfines, no es que no sepan como se hace una tortilla, es que no pueden sujetar el asa de la sartén por carecer de pulgares opuestos.
En el caso del gobierno, la equivalencia de la ausencia de pulgares se encuentra en la organización que lo sostiene, encabezada por el PSOE, pero formada también por los partidos nacionalistas, los dos sindicatos mayoritarios, y todo un entorno mediático.
Durante todo su mandato, este gobierno ha vivido de los incrementos de gasto. La generosidad en las subvenciones agrarias (ahora los jornales pueden incluso "autocertificarse") ha permitido mantener el control de la principal Comunidad Autónoma de España en términos de número de votantes, Andalucía. Una revisión del sistema de financiación autonómica creado a la medida de Cataluña (que se ha llevado un tercio del total a repartir entre las 15 comunidades afectadas) ha permitido mantener el control de la segunda comunidad más poblada del país. Una incesante lluvia de subvenciones ha ayudado a que los sindicatos no hayan dicho ni una palabra mientras se destruían 1.600.000 puestos de trabajo. La cadena de televisión progubernamental La Sexta fue formada por productoras beneficiarias de lucrativos contratos con RTVE. La lealtad de las grandes cadenas (y la del Grupo Prisa) se benefició del fin de la publicidad en RTVE, cuya financiación corre ahora a cargo del contribuyente. Antes de las elecciones se introdujo un descuento fiscal de 400 EUR, si bien este fue cancelado poco después de pasada la fecha electoral. El desasosiego por el crecimiento del paro se mitigó con una extensión adicional de 6 meses a la cobertura anterior de 2 años. Y el apoyo de pintorescos personajes del mundo de la cinematografía y la cultura vino acompañado por un régimen de subvenciones de una generosidad poco relacionada con la calidad comercial del material producido. En resumen, el gobierno solo ha demostrado contar con una herramienta de gestión: aumentar el gasto.
Sin embargo, ahora ese mismo gobierno ya no tiene más remedio que reducir el gasto. Pero falla cada vez que lo intenta, porque se le revuelven cada uno de los grupos de intereses particulares que le han venido apoyando.
La salida del gobierno ha sido la de intentar atacar el asunto por el punto de menor resistencia, aunque sea a costa de dar lugar a iniquidades. En 2004 trabajaban 14 millones de españoles en el sector privado, de cuyos impuestos vivían 7 millones de pensionistas, 2 millones de funcionarios, y 1 millón de parados con subvención, en total 11 millones de personas. Hoy también trabajan 14 millones de personas en el sector privado, y también hay 7 millones de pensionistas, pero hay más de 3 millones de funcionarios, y más de 3 millones de parados con subvención, total 14 millones de personas. A pesar de ello, la medida propuesta por el gobierno no ha sido el recorte del número o sueldo de los funcionarios, ni el de los recién ampliados subsidios al paro, sino recortar las pensiones, dejando sin ellas a los trabajadores de 65 y 66 años, y recortando su importe el 20% por el expediente de ampliar el período de cálculo para la cotización desde 15 hasta 25 años.
Naturalmente, la propuesta ha sido mejor acogida por funcionarios y parados que por los empleados del sector privado. Los sindicatos no han tenido más remedio que abandonar su anterior complacencia y amagar con protestar. Como inmediata consecuencia, el gobierno se ha apresurado a retirar la ampliación del período de cálculo de las pensiones, y ha rebajado la retirada de las pensiones a los trabajadores de 65 y 66 años a categoría de "simple propuesta".
Lo malo es que ya es tarde. La maniobra del gobierno solo ha conseguido alertar a los votantes sobre la cruda realidad a la cual nos enfrentamos. En un país que, una vez acabada la crisis internacional, es el único del G20 cuyo PIB todavía desciende, no hay más remedio que retirar dinero concreto a personas concretas. Pero el rápido repliegue de velas gubernamenteal, ha trasladado la sensación a los mercados de que este gobierno es incapaz de tomar el toro por los cuernos cuando llega el día de la verdad.
Verdad y consecuencia
La primera consecuencia viene de los mercados. La cadena de acontecimientos que hemos descrito ha logrado que el binomio Grecia-España ya esté perfectamente identificado en la conciencia colectiva de los inversores internacionales. Por lo tanto, y más allá de lo que efectivamente haga ya o deje de hacer el gobierno de España, cualquier problema en Grecia será trasladado a España sin solución de continuidad.
La segunda, no menos inmediata, es electoral. El apoyo del gobierno se desploma. Nada menos queel diario progubernamental El País publica hoy el resultado de una encuesta según la cual la diferencia de intención del voto entre el PSOE y el opositor PP supera ya los 6 puntos a favor de este último, la cifra más alta de la historia. Y eso que únicamente se ha anunciado la primera de una cascada de medidas de recorte de gasto que serán necesarias.
La tercera, más soterrada pero tal vez la más importante, es la interna al propio partido del gobierno. Porque si el desastre para el país es grande, la catástrofe para el partido puede ser todavía mayor.
En Octubre se celebrarán las elecciones catalanas, cuyo resultado será una caída del apoyo del PSOE, a favor de CiU. Si la magnitud de la caída es fuerte, como parece crecientemente probable, entonces se desatará un verdadero descenso a los infiernos para los perdedores. Porque al poco tiempo, en Mayo de 2011, se producen las todavía más importantes, desde un punto de vista de organización de partido, elecciones municipales y autonómicas. En ellas se renuevan los gobiernos de 8.000 municipios y 13 comunidades autónomas, y un crecientemente probable resultado adverso dejará en el paro a cientos, o miles de cuadros socialistas. Esa cifra incluirá a un número no pequeño de exconcejales de urbanismo y exconsejeros de planificación territorial autonómicos, tan potencialmente peligrosos como una mina marina vagante. Y lo que es peor, la perspectiva de la expulsión del partido de La Moncloa desatará la carrera de codazos de futuros exministros y sus adláteres por conseguir acomodo agolpándose en los menguantes reductos de poder que queden al partido.
La creciente evidencia de que este escenario es inevitable tendrá consecuencias internas, a medida que los más serios cuestionen el interés para el partido de atravesar ese infierno, y propongan un anticipo electoral, tal vez con un candidato distinto, que al menos consiga evitar el pleno impacto de la previsible catástrofe electoral municipal y autonómica. No será mucho el tiempo que estos tengan que esperar para encontrar apoyos internos entre aquellos que se vean a si mismos peor situados para sobrevivir en el invierno nuclear socialista que se avecina.
Es en este escenario interno en el cual deben encuadrarse las manifestaciones de inquebrantable apoyo que repentinamente parece cosechar José Luis Rodríguez Zapatero desde sus propias filas. Y será esta misma dinámica, más que el deterioro de los apoyos externos, la que provoque el anticipo de las elecciones generales en esta legislatura.
Pronóstico politico
Y una vez puestos en situación, vamos con nuestros pronósticos, políticos en este caso, que es la parte que más entusiasma a los siempre óptimamente informados lectores de este medio.
Como sabéis, en 2007 formulamos un escenario político central (que recordamos en 2008), que preveía la convocatoria de elecciones anticipadas en 2011. Ese sigue siendo nuestro escenario actualmente. Con la visibilidad adicional que hemos obtenido desde entonces, podemos ahora añadir algunos matices.
Para empezar, hoy dos coportunidades para convocar elecciones anticipadas: podría hacerse la convocatoria en Julio de 2010, de modo que se celebren en otoño de este mismo año (conjuntamente con las catalanas), o bien convocarlas en Julio de 2011, para celebrarlas de forma aislada en Septiembre del año próximo. Por lo tanto, creemos que el presidente del gobierno tomará su primera decisión sobre la convocatoria en Julio próximo.
Desde luego, el interés para el país sería adelantarlas lo máximo posible. A estas alturas, los mercados de capitales ya se han formado una opinión sólida y poco cuestionada sobre la incapacidad anatómica de este gobierno para atacar los recortes de gasto. Por lo tanto, ese será el factor primero al cual atenderán los analistas que guían las opiniones de los prestamistas internacionales. Sus estudios sobre el riesgo de insolvencia de España, o su capacidad de salir airosa de este trance, básicamente consistirán en calcular la fecha de entrada de un nuevo gobierno, y en descontar a partir de ahí el precio de la deuda española. En pocas palabras, desde su punto de vista, cuanto más dure este gobierno, peor.
Lo curioso es que el interés del partido del gobierno está, en este caso, alineado con el del país. Siendo ya una verdad aceptada por una creciente porción de los interesados que el próximo gobierno será del PP, la única incógnita a despejar es la profundidad de la derrota socialista.
Los datos de empleo de Enero de 2010 recién publicados arrojan una caída de la afiliación a la Seguridad Social de 258.000 personas. Puesto que hay unos 17.500.000 afiliados, eso corresponde a una caída de más del 1% del total. Incluso suponiendo (como suponemos) que las cifras de Febrero y Marzo serán prácticamente estables, la caída intertrimestral del empleo será de cerca del 1,9%. Si el año anterior, una caída del empleo del 3,2% implicó una rebaja record del PIB del 1,8%, nosotros estimamos que la caída del PIB en el primer trimestre de 2010 puede ser cercana al -1,0%.
Bueno, pues esto es muy grave políticamente. Cuando esa cifra de caída del PIB se publique a principios de Abril, la prensa comentará que no solo es España el único país del G20 en recesión, invalidando el argumento de que se trata de un problema mundial, sino que además quedará en evidencia que el intento del Gobierno por frenar la crisis a base de gastar más, puesto que en lugar de seguir atenuándose, la crisis se habrá recrudecido respecto al anterior trimestre.
Si estamos en lo cierto, la publicación del dato de PIB abrirá la caja de los truenos en el PSOE. La cosa se mantendrá tal vez velada hasta el fin de la Presidencia Europea de España en Junio, pero será inevitable que muchos disconformes vean inexorable que la caída de apoyo del partido se prolongue hasta más allá de las municipales, y llamen por lo tanto al anticipo de las generales como medida preventiva. Con ello pretenderán contener los daños evitando esperar a que la ya claramente prolongada crisis mengüe más el apoyo electoral socialista. Además, una eventual derrota permitiría un relevo en el liderazgo, y abriría la puerta a posicionar al partido en un discurso político populista, crítico con los inevitables recortes, más cómodo para los sindicatos.
En esta situación, claramente los únicos que ser resistirán al adelanto electoral serán el propio presidente del gobierno y su entorno más próximo. La perspectiva de la inexorable derrota y de su subsiguiente alejamiento del poder en el partido seguramente les resultará mucho menos halagüeña que intentar esperar a que la crisis escampe.
Puede que consigan resistir. Pero será por poco tiempo. En nuestra opinión, la debacle electoral espera a un PSOE todavía en el gobierno en Mayo de 2011. Tras 1 año de aplicación de impopulares recortes de gasto, con los tipos de interés subiendo, con los impuestos ya más altos y con el déficit público todavía por encima del 10% del PIB a pesar de todo, nada salvará al partido del desastre.
A partir de entonces, al partido puede presentarse no ya una duda electoral, sino un problema existencial parecido al que acabó con el Partito Socialista Italiano en los noventa. En un panorama ya sin IU, UPyD puede haberse configurado como una alternativa sólida ya en muchos municipios e incluso autonomías. En ese sentido, el riesgo de dar a UPyD otro año para reforzar su discurso y sustituir al PSOE como principal partido de la oposición, puede parecer insoportable a los cuadros socialistas. En tal caso, ya no habrá resistencia gubernamental capaz de parar el anticipo electoral.
Todo suponiendo, como suponemos, que finalmente el caso de Grecia se resolverá dentro de Europa de forma no enteramente traumática, claro. Si no, que Dios nos coja confesados.
Y todo por la demostada incapacidad anatómica del gobierno de gobernar sin tirar constantemente del talonario. Es como si los delfines que describíamos antes hubiesen encontrado un enorme banco de sardinas atrapado por una red de pesca, y no se hubiesen resistido a pegarse un atracón de pescado, solo para acabar enredados en las mallas. Seguro que entonces apreciarían el valor de los pulgares aunque fuera justo antes de morir ahogados.
Tan listos se creían, y tan inútiles resultaron.
A pesar de ello, son pocos los animales capaces de desarrollar tecnologías incluso rudimentarias. Incluso los inteligentes delfines son incapaces de hacer una tortilla o siquiera de ser contrincantes dignos jugando al Mario Kart de la Wii, por la elemental razón de que carecen de pulgares opuestos al resto de los dedos, que les permitan hacer una pinza para agarrar objetos (ya sea una sartén o el volante del Mario Kart) y manipularlos. Sería en realidad un problema tan aparentemente banal como ese, y no la falta de una inteligencia destacada, la que habría impedido a estos animales evolucionar tecnológicamente.
Bueno, pues una cosa parecida (salvando las distancias) sucede al gobierno de España. No es que no sepa exactamente en qué lío nos ha metido, ni qué tiene que hacer para arreglarlo, porque sí alcanza para ello su entendimiento, sino que carece de la capacidad anatómica para llevar a cabo las acciones que sabe a ciencia cierta que son necesarias.
Por qué estamos así
Vamos a explicarnos. Los lectores más avezados de esta Gacetilla ya están familiarizados con la descripción sumaria de la situación que nosotros hacemos.
En resumen, el gobierno actual, que llegó al poder en 2004 tras un atentado terrorista de misteriosa gestación, montó inmediatamente una fiesta económica (fundamentalmente inmobiliaria) mientras se enterraba judicialmente la investigación del atentado y se negociaba simultáneamente con ETA. La consecuencia de la fiesta fue que el déficit exterior pasó de 22.000 MEUR en 2003 a 105.000 MEUR en 2007 y que, en consecuencia, la deuda externa neta de España (ojo, no confundir con la deuda pública) pasó de 311.000 MEUR (acumulada desde los Reyes Católicos hasta Aznar, ambos incluídos) a unos 650.000 MEUR, la segunda mayor del mundo tras la de EE.UU.. Se trataba de dinero que los bancos españoles tomaban prestado en el extranjero y prestaban en el interior, para financiar la fiesta gubernamental.
Entonces, en Agosto de 2007, estalló la crisis de las subprime en EE.UU.. Como consecuencia de ello, los mercados internacionales dejaron de prestar a los bancos españoles. A pesar de ello, la inminencia entonces de las elecciones generales de Marzo de 2008 hizo que el gobierno negase la crisis y prolongase la fiesta hasta pasadas las elecciones, en Junio de 2008. Y por fin en Julio de 2008, el presidente Rodríguez Zapatero famosamente acertó a pronunciar la palabra "crisis", si bien incluso en Septiembre su ministro de Economía Miguel Solbes todavía hizo una previsión de crecimiento del PIB en 2009 (sí, sí, de crecimiento, no hay errata) del 1%.
Entonces llegó la segunda conmoción, y cayó estrepitosamente el banco Lehman Brothers, profundizando la crisis internacional que venía del año anterior. La coincidencia de una crisis mundial propició que se permitiera internacionalmente que cada gobierno acometiese un aumento del gasto extraordinario. El gobierno Zapatero vio clara la oportunidad, y ordenó un aumento del gasto (Plan E, 11.ooo MEUR más para las comunidades autónomas, 100.000 funcionarios más, etc.) muy superior al de los demás países de la Eurozona.
Miguel Solbes fue despedido con honores (sin que se entienda muy bien esto último, puesto que el PIB de 2009 no solo no creció el +1%, sino que bajó el -3,7%), pero su sustituta, Elena Salgado, no ha resultado ser mucho mejor oráculo. A pesar del salvaje aumento del gasto, Salgado predijo en Junio de 2009 que el déficit público de ese año sería del 8,4% del PIB, mientras que esta Gacetilla se alineó en Julio de 2009 con quienes sostenían que la cifra sería más bien el 12%.
Naturalmente, la semana pasada la ministra Salgado tuvo que admitir que la cifra definitiva fue el 11,4%, e inmediatamente el barón socialista José María Barreda pidió otra "remodelación de gobierno". Sin embargo, esta Gacetilla no puede evitar preguntarse si no va a resultar que en realidad el responsable de estos contínuos "fallos" no sea realmente el titular de turno del Ministerio de Economía. Porque si se trata de simplemente de obtener previsiones macroeconómicas fiables, podemos sugerir al gobierno que use las nuestras, que se demuestran mucho más fiables y que desde luego son más baratas que las de sus eminentes expertos.
El caso es que con fallos y con todo, el gobierno consiguió su objetivo detener el ajuste económico en Septiembre de 2009, aunque fuera a costa de reventar las finanzas públicas.
Esto tuvo la ventaja de detener la fuerte caída de la popularidad del gobierno, pero el inconveniente de detener simultáneamente también el necesario ajuste del sector exterior español, que iba en paralelo al ajuste económico general. Por lo tanto, la deuda externa sigue subiendo y ya alcanza los 955.000 MEUR.
Con una deuda externa estratosférica, un déficit público del 11,4% y una ministra de Economía poco fiable al mando, los mercados de deuda no han podido evitar tener que tomar nota. En 2009, la principal agencia de calificación del mundo, Standard and Poor's, retiró a la deuda estatal española la máxima calificación de riesgo, la codiciada AAA que España había obtenido esforzadamente en 2001. Pero es que en 2010, la deuda española alcanza ya en los mercados una prima de riesgo mayor que la italiana, cuya calificación es teóricamente peor incluso que la de recién rebajada de España.
Y entonces llegó la tercera crisis.
Y ahora Grecia
En un artículo de Enero de 2009 decíamos que, de los 4 países con graves problemas de la Eurozona (España, Portugal, Grecia e Irlanda), solo Irlanda había hecho lo correcto, y que los otros 3 harían bien en imitarla. Pues bien, un año más tarde, ninguno de ellos ha imitado a Irlanda (se ve que no leen la Gacetilla), y lo peor es que un potencial hundimiento del peor de los 3, Grecia, puede arrastrar consigo a los otros 2.
Pues bien, parece que en eso estamos. Grecia está a punto de reventar, los mercados dan por descontado que tendrá que ser salvada por la UE o por la Eurozona (que no es lo mismo, principalmente porque Gran Bretaña y otros pocos están en la UE pero no en la Eurozona), o que de lo contrario el país heleno suspenderá pagos.
El día de la verdad
La inminencia del desenlace de la tragedia griega (madre mía, qué metáfora tan manida) ha exigido que el gobierno de España por fin no tenga más salida que dejar de gastar. De los 6 años que lleva en el poder el gobierno, los 3 primeros fueron de fiesta, y los 3 siguientes de paños calientes a base de déficit. Pero finalmente ha llegado el día de la verdad.
Una vez agotada completamente la herencia recibida en 2004, con el país endeudado ya hasta las pestañas y en medio de una fuerte borrasca financiera, el gobierno ha llegado al punto donde no tiene ya otra salida que hacer lo impensable: dejar de gastar.
Lo sabe perfectamente. No tiene ninguna duda. Pero no está nada claro que pueda hacerlo. Como sucede a los delfines, no es que no sepan como se hace una tortilla, es que no pueden sujetar el asa de la sartén por carecer de pulgares opuestos.
En el caso del gobierno, la equivalencia de la ausencia de pulgares se encuentra en la organización que lo sostiene, encabezada por el PSOE, pero formada también por los partidos nacionalistas, los dos sindicatos mayoritarios, y todo un entorno mediático.
Durante todo su mandato, este gobierno ha vivido de los incrementos de gasto. La generosidad en las subvenciones agrarias (ahora los jornales pueden incluso "autocertificarse") ha permitido mantener el control de la principal Comunidad Autónoma de España en términos de número de votantes, Andalucía. Una revisión del sistema de financiación autonómica creado a la medida de Cataluña (que se ha llevado un tercio del total a repartir entre las 15 comunidades afectadas) ha permitido mantener el control de la segunda comunidad más poblada del país. Una incesante lluvia de subvenciones ha ayudado a que los sindicatos no hayan dicho ni una palabra mientras se destruían 1.600.000 puestos de trabajo. La cadena de televisión progubernamental La Sexta fue formada por productoras beneficiarias de lucrativos contratos con RTVE. La lealtad de las grandes cadenas (y la del Grupo Prisa) se benefició del fin de la publicidad en RTVE, cuya financiación corre ahora a cargo del contribuyente. Antes de las elecciones se introdujo un descuento fiscal de 400 EUR, si bien este fue cancelado poco después de pasada la fecha electoral. El desasosiego por el crecimiento del paro se mitigó con una extensión adicional de 6 meses a la cobertura anterior de 2 años. Y el apoyo de pintorescos personajes del mundo de la cinematografía y la cultura vino acompañado por un régimen de subvenciones de una generosidad poco relacionada con la calidad comercial del material producido. En resumen, el gobierno solo ha demostrado contar con una herramienta de gestión: aumentar el gasto.
Sin embargo, ahora ese mismo gobierno ya no tiene más remedio que reducir el gasto. Pero falla cada vez que lo intenta, porque se le revuelven cada uno de los grupos de intereses particulares que le han venido apoyando.
La salida del gobierno ha sido la de intentar atacar el asunto por el punto de menor resistencia, aunque sea a costa de dar lugar a iniquidades. En 2004 trabajaban 14 millones de españoles en el sector privado, de cuyos impuestos vivían 7 millones de pensionistas, 2 millones de funcionarios, y 1 millón de parados con subvención, en total 11 millones de personas. Hoy también trabajan 14 millones de personas en el sector privado, y también hay 7 millones de pensionistas, pero hay más de 3 millones de funcionarios, y más de 3 millones de parados con subvención, total 14 millones de personas. A pesar de ello, la medida propuesta por el gobierno no ha sido el recorte del número o sueldo de los funcionarios, ni el de los recién ampliados subsidios al paro, sino recortar las pensiones, dejando sin ellas a los trabajadores de 65 y 66 años, y recortando su importe el 20% por el expediente de ampliar el período de cálculo para la cotización desde 15 hasta 25 años.
Naturalmente, la propuesta ha sido mejor acogida por funcionarios y parados que por los empleados del sector privado. Los sindicatos no han tenido más remedio que abandonar su anterior complacencia y amagar con protestar. Como inmediata consecuencia, el gobierno se ha apresurado a retirar la ampliación del período de cálculo de las pensiones, y ha rebajado la retirada de las pensiones a los trabajadores de 65 y 66 años a categoría de "simple propuesta".
Lo malo es que ya es tarde. La maniobra del gobierno solo ha conseguido alertar a los votantes sobre la cruda realidad a la cual nos enfrentamos. En un país que, una vez acabada la crisis internacional, es el único del G20 cuyo PIB todavía desciende, no hay más remedio que retirar dinero concreto a personas concretas. Pero el rápido repliegue de velas gubernamenteal, ha trasladado la sensación a los mercados de que este gobierno es incapaz de tomar el toro por los cuernos cuando llega el día de la verdad.
Verdad y consecuencia
La primera consecuencia viene de los mercados. La cadena de acontecimientos que hemos descrito ha logrado que el binomio Grecia-España ya esté perfectamente identificado en la conciencia colectiva de los inversores internacionales. Por lo tanto, y más allá de lo que efectivamente haga ya o deje de hacer el gobierno de España, cualquier problema en Grecia será trasladado a España sin solución de continuidad.
La segunda, no menos inmediata, es electoral. El apoyo del gobierno se desploma. Nada menos queel diario progubernamental El País publica hoy el resultado de una encuesta según la cual la diferencia de intención del voto entre el PSOE y el opositor PP supera ya los 6 puntos a favor de este último, la cifra más alta de la historia. Y eso que únicamente se ha anunciado la primera de una cascada de medidas de recorte de gasto que serán necesarias.
La tercera, más soterrada pero tal vez la más importante, es la interna al propio partido del gobierno. Porque si el desastre para el país es grande, la catástrofe para el partido puede ser todavía mayor.
En Octubre se celebrarán las elecciones catalanas, cuyo resultado será una caída del apoyo del PSOE, a favor de CiU. Si la magnitud de la caída es fuerte, como parece crecientemente probable, entonces se desatará un verdadero descenso a los infiernos para los perdedores. Porque al poco tiempo, en Mayo de 2011, se producen las todavía más importantes, desde un punto de vista de organización de partido, elecciones municipales y autonómicas. En ellas se renuevan los gobiernos de 8.000 municipios y 13 comunidades autónomas, y un crecientemente probable resultado adverso dejará en el paro a cientos, o miles de cuadros socialistas. Esa cifra incluirá a un número no pequeño de exconcejales de urbanismo y exconsejeros de planificación territorial autonómicos, tan potencialmente peligrosos como una mina marina vagante. Y lo que es peor, la perspectiva de la expulsión del partido de La Moncloa desatará la carrera de codazos de futuros exministros y sus adláteres por conseguir acomodo agolpándose en los menguantes reductos de poder que queden al partido.
La creciente evidencia de que este escenario es inevitable tendrá consecuencias internas, a medida que los más serios cuestionen el interés para el partido de atravesar ese infierno, y propongan un anticipo electoral, tal vez con un candidato distinto, que al menos consiga evitar el pleno impacto de la previsible catástrofe electoral municipal y autonómica. No será mucho el tiempo que estos tengan que esperar para encontrar apoyos internos entre aquellos que se vean a si mismos peor situados para sobrevivir en el invierno nuclear socialista que se avecina.
Es en este escenario interno en el cual deben encuadrarse las manifestaciones de inquebrantable apoyo que repentinamente parece cosechar José Luis Rodríguez Zapatero desde sus propias filas. Y será esta misma dinámica, más que el deterioro de los apoyos externos, la que provoque el anticipo de las elecciones generales en esta legislatura.
Pronóstico politico
Y una vez puestos en situación, vamos con nuestros pronósticos, políticos en este caso, que es la parte que más entusiasma a los siempre óptimamente informados lectores de este medio.
Como sabéis, en 2007 formulamos un escenario político central (que recordamos en 2008), que preveía la convocatoria de elecciones anticipadas en 2011. Ese sigue siendo nuestro escenario actualmente. Con la visibilidad adicional que hemos obtenido desde entonces, podemos ahora añadir algunos matices.
Para empezar, hoy dos coportunidades para convocar elecciones anticipadas: podría hacerse la convocatoria en Julio de 2010, de modo que se celebren en otoño de este mismo año (conjuntamente con las catalanas), o bien convocarlas en Julio de 2011, para celebrarlas de forma aislada en Septiembre del año próximo. Por lo tanto, creemos que el presidente del gobierno tomará su primera decisión sobre la convocatoria en Julio próximo.
Desde luego, el interés para el país sería adelantarlas lo máximo posible. A estas alturas, los mercados de capitales ya se han formado una opinión sólida y poco cuestionada sobre la incapacidad anatómica de este gobierno para atacar los recortes de gasto. Por lo tanto, ese será el factor primero al cual atenderán los analistas que guían las opiniones de los prestamistas internacionales. Sus estudios sobre el riesgo de insolvencia de España, o su capacidad de salir airosa de este trance, básicamente consistirán en calcular la fecha de entrada de un nuevo gobierno, y en descontar a partir de ahí el precio de la deuda española. En pocas palabras, desde su punto de vista, cuanto más dure este gobierno, peor.
Lo curioso es que el interés del partido del gobierno está, en este caso, alineado con el del país. Siendo ya una verdad aceptada por una creciente porción de los interesados que el próximo gobierno será del PP, la única incógnita a despejar es la profundidad de la derrota socialista.
Los datos de empleo de Enero de 2010 recién publicados arrojan una caída de la afiliación a la Seguridad Social de 258.000 personas. Puesto que hay unos 17.500.000 afiliados, eso corresponde a una caída de más del 1% del total. Incluso suponiendo (como suponemos) que las cifras de Febrero y Marzo serán prácticamente estables, la caída intertrimestral del empleo será de cerca del 1,9%. Si el año anterior, una caída del empleo del 3,2% implicó una rebaja record del PIB del 1,8%, nosotros estimamos que la caída del PIB en el primer trimestre de 2010 puede ser cercana al -1,0%.
Bueno, pues esto es muy grave políticamente. Cuando esa cifra de caída del PIB se publique a principios de Abril, la prensa comentará que no solo es España el único país del G20 en recesión, invalidando el argumento de que se trata de un problema mundial, sino que además quedará en evidencia que el intento del Gobierno por frenar la crisis a base de gastar más, puesto que en lugar de seguir atenuándose, la crisis se habrá recrudecido respecto al anterior trimestre.
Si estamos en lo cierto, la publicación del dato de PIB abrirá la caja de los truenos en el PSOE. La cosa se mantendrá tal vez velada hasta el fin de la Presidencia Europea de España en Junio, pero será inevitable que muchos disconformes vean inexorable que la caída de apoyo del partido se prolongue hasta más allá de las municipales, y llamen por lo tanto al anticipo de las generales como medida preventiva. Con ello pretenderán contener los daños evitando esperar a que la ya claramente prolongada crisis mengüe más el apoyo electoral socialista. Además, una eventual derrota permitiría un relevo en el liderazgo, y abriría la puerta a posicionar al partido en un discurso político populista, crítico con los inevitables recortes, más cómodo para los sindicatos.
En esta situación, claramente los únicos que ser resistirán al adelanto electoral serán el propio presidente del gobierno y su entorno más próximo. La perspectiva de la inexorable derrota y de su subsiguiente alejamiento del poder en el partido seguramente les resultará mucho menos halagüeña que intentar esperar a que la crisis escampe.
Puede que consigan resistir. Pero será por poco tiempo. En nuestra opinión, la debacle electoral espera a un PSOE todavía en el gobierno en Mayo de 2011. Tras 1 año de aplicación de impopulares recortes de gasto, con los tipos de interés subiendo, con los impuestos ya más altos y con el déficit público todavía por encima del 10% del PIB a pesar de todo, nada salvará al partido del desastre.
A partir de entonces, al partido puede presentarse no ya una duda electoral, sino un problema existencial parecido al que acabó con el Partito Socialista Italiano en los noventa. En un panorama ya sin IU, UPyD puede haberse configurado como una alternativa sólida ya en muchos municipios e incluso autonomías. En ese sentido, el riesgo de dar a UPyD otro año para reforzar su discurso y sustituir al PSOE como principal partido de la oposición, puede parecer insoportable a los cuadros socialistas. En tal caso, ya no habrá resistencia gubernamental capaz de parar el anticipo electoral.
Todo suponiendo, como suponemos, que finalmente el caso de Grecia se resolverá dentro de Europa de forma no enteramente traumática, claro. Si no, que Dios nos coja confesados.
Y todo por la demostada incapacidad anatómica del gobierno de gobernar sin tirar constantemente del talonario. Es como si los delfines que describíamos antes hubiesen encontrado un enorme banco de sardinas atrapado por una red de pesca, y no se hubiesen resistido a pegarse un atracón de pescado, solo para acabar enredados en las mallas. Seguro que entonces apreciarían el valor de los pulgares aunque fuera justo antes de morir ahogados.
Tan listos se creían, y tan inútiles resultaron.
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