domingo, 28 de febrero de 2010

Política - El ocaso de Zapatero

Como saben los siempre bien informados lectores de esta Gacetilla, nuestro escenario político central supone, desde el otoño de 2007, que esta legislatura será corta y que terminará con elecciones anticipadas en 2011. Esas futuras elecciones anticipadas traerán la salida de José Luis Rodríguez Zapatero del gobierno, y probablemente su alejamiento de la vida política. Pues bien, tras 2 años de validez de ese escenario, las primeras luces naranjas en el cielo de La Moncloa ya van anunciando el inevitable ocaso de Zapatero.

El fin del tiempo de Zapatero al frente del gobierno vendrá impuesto por su propio partido. Porque si ya es evidente incluso para los más afines el daño que su desgraciada gestión económica ha hecho a España, empieza también a asentarse la certeza que el daño para futuro político del PSOE no va a ser menos grave. Vamos a verlo.

Hojas de parra inútiles

La sección de Economía de nada menos que el principal diario progubernamental, El País, publica hoy por primera vez un artículo ("La deuda externa atenaza a España"), en el cual finalmente se reconoce que España tiene un problema de deuda externa enorme. Fiel a su línea editorial, el diario ofrece el habitual señuelo para desviar responsabilidades, al subrayar que la deuda externa española es del mismo tamaño que la de Alemania, pero la pobreza de ese argumento pone de manifiesto el agotamiento de los recursos para seguir negando la evidencia. Incluso los menos informados entre los lectores de El País intuyen que declarar la situación financiera de España igual a la de Alemania es directamente ridículo.

Naturalmente, cualquiera entiende que la cifra de deuda externa que realmente importa no es la de deuda bruta (el total que un país debe al extranjero), sino la deuda externa neta, es decir, lo que debe dicho país, menos lo que los otros le deben a él. Porque, como todos sospechábais, los demás países deben a Alemania una auténtica fortuna. En ese sentido los lectores de esta mítica Gacetilla, mucho mejor informados que los de El País (como no) tienen a su disposición la tabla de deuda externa neta que publicamos en nuestro artículo de Nochevieja, en el cual se ve claramente que, en términos netos. España es de los países más endeudados del mundo, mientras que Alemania es uno de los mayores acreedores. Eso sí que ya nos suena algo más razonable.

Por supuesto, El País también evita publicar los datos que revelan que esa enorme bola de deuda externa neta se ha acumulado durante la gestión del actual presidente. De nuevo, los lectores de la mítica Gacetilla juegan con ventaja, porque en este medio sí hemos repetido en varias ocasiones que la deuda externa neta que España había acumulado desde los Reyes Católicos hasta Aznar (ambos incluídos) eran 311.000 MEUR, pero que en 2009, tras 5 años de gobierno Zapatero, la cifra ascendía ya a 955.000 MEUR. De modo que 2 - 0 a favor de la Gacetilla.

El caso es que incluso con toda la prudencia de que ha sido capaz su editor, ni siquiera El País puede evitar que la atención del público se concentre en el agujero de deuda externa (no de deuda pública, ojo) en el cual nos ha colocado este gobierno.

Cuadros al borde de un ataque de nervios

Inevitablemente, la constatación por el público de donde nos encontramos realmente, y de como llegamos hasta aquí, tendrá graves consecuencias electorales. Pero eso no es lo peor, sino que lo peor está en el efecto de la horrible perspectiva electoral sobre la moral de las agrupaciones locales socialistas.

Hoy publica el diario ABC una encuesta, en función de la cual el PP obtendría la mayoría absoluta en 55 de las 105 mayores ciudades españolas, mientras que el PSOE solo la obtendría en 5. Ya sean fiables estos pronósticos o no, tienen el efecto de enfrentar a los cuadros locales del partido socialista con la creciente probabilidad de sufrir una debacle electoral dentro de 14 meses, con los efectos que ello conlleva para la carrera política, e incluso las perspectivas personales, de miles de ellos. El estado de ebullición de los afectados se hace, por lo tanto, inevitable.

Remodelación a la vista

Sin embargo, hay quien dentro del partido ya preveía esta situación desde hace algún tiempo, y se ha adelantado con algunas medidas. Algunos de vosotros recordaréis que la tesis de la Gacetilla en relación con la remodelación de gobierno que tuvo lugar en Abril de 2009 iba justamente en ese sentido.

Mientras que los medios menos serios (es que ¡como son!) se entretenían discutiendo si el otorgamiento de la tercera vicepresicencia a Manuel Chaves era o no una jubilación de oro, nosotos postulábamos que, por el contrario, se trataba de una maniobra de contingencia del sector felipista del partido. En nuestro artículo de entonces, veíamos la crisis de gobierno como una toma de posición de los perdedores de las primarias de 2000 (en las cuales Zapatero derrotó a Joaquín Almunia) para ponerse en situación de retomar el control de gobierno y partido si y cuando Zapatero abandonase.

Bueno, pues 10 meses más tarde, ya suenan campanas sobre un reforzamiento de esa estrategia. La decisión se habría tomado tras la crisis de deuda de Grecia de Febrero de 2010, la cual puso de manifiesto que España había sido efectivamente colocada por los mercados en la misma posición genuflexa que el país peor gobernado de la Unión. De modo que crecen las voces de quienes piensan que, una vez agotada la presidencia de turno de la Unión Europea (de la cual no parece se vaya a obtener resultado tangible alguno), se hará una nueva remodelación de gobierno. Y esta Gacetilla no solo comparte dicha tesis, sino que cree tener las claves que guiarán la remodelación.

Negros quemados

A menudo puede escaparse que la imposición de un gobierno político, con cuota para ministras, que prima la personalidad sobre la competencia, tiene graves costes para la segunda fila de políticos, elegidos en función de su propia capacidad, que son quienes realmente llevan el peso de la gestión. Estos abnegados "negros" (usando el término literario) de la política, cargan con toda la gestión, e incluso tienen que vivir con los errores e improvisaciones de sus jefes (o jefas), a cambio de un sueldo (en este caso sí) muy inferior al que la mayor parte de ellos podría cosechar en el sector privado, y sin las glorias (ni las futuras perspectivas de carrera) de los verdaderos ministros. Qué poca envidia nos dan.

Pero su lamentable situación puede ser todavía peor. En el caso en que la relación personal con esos jefes (o jefas, ya sabéis) no sea perfecta, además resulta que es fácil que, al cabo de su mandato como "negros" encima se queden sin agradecimiento alguno.

Uno no puede menos que pensar en Manuel Campa, abandonado en plena tormenta de deuda en Londres, haciendo él solo su presentación ante inversores y analistas, en defensa de la reputación de solvencia del Reino de España, mientras la ministra de Economía Elena Salgado se iba a tomar un café a la amistosa redacción del Financial Times.

O la no menos aciaga situación de Carlos Ocaña, quien presentó una muy delicada operación para la reducción del coste salarial de la función pública, solo para encontrarse con que en pocas horas la vicepresidenta María Teresa De La Vega no solo le desmiente, sino que daña la reputación profesional de Ocaña al declarar desdeñosamente que este último debía seguramente haberse equivocado. Tanto es así, que hoy mismo especula La Nueva España con una posible dimisión de Ocaña.

Llega la caballería

Estando así las cosas, con el descontento creciendo en el partido y en el gobierno, esta Gacetilla especula que se perfila una reacción del sector felipista, quien en la práctica se dispone a "compartir" la gestión gubernamental en los próximos meses.

Nombres importantes, descalificados como "viejas glorias" por los zapateristas, pero de gran peso profesional, serán, en nuestra hipótesis, enviados al rescate del Titanic gubernamental, nada más concluir el semestre de presidencia europea en curso.

Puede que no estemos en lo cierto, pero nos enteraremos el próximo verano. Y desde luego que si estamos en lo cierto, el naranja brillante de las luces sobre el cielo de La Moncloa va a poder verse ya desde toda España.

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