domingo, 7 de febrero de 2010

Política - El día de la verdad

Es curioso observar que hay muchos animales decididamente inteligentes. Algunas ratas de laboratorio son capaces de aprender rápidamente complicados laberintos para encontrar un premio de comida, y muchos propietarios de perros domésticos saben que sus canes son capaces de entender perfectamente las palabras "calle" o "paseo", regocijándose inmediatamente ante la perspectiva del asueto inminente. El caso más curioso sea tal vez el de los delfines. Parece incluso que se comunican en conversaciones al menos básicas, a través de los agudos sonidos que emiten.

A pesar de ello, son pocos los animales capaces de desarrollar tecnologías incluso rudimentarias. Incluso los inteligentes delfines son incapaces de hacer una tortilla o siquiera de ser contrincantes dignos jugando al Mario Kart de la Wii, por la elemental razón de que carecen de pulgares opuestos al resto de los dedos, que les permitan hacer una pinza para agarrar objetos (ya sea una sartén o el volante del Mario Kart) y manipularlos. Sería en realidad un problema tan aparentemente banal como ese, y no la falta de una inteligencia destacada, la que habría impedido a estos animales evolucionar tecnológicamente.


Bueno, pues una cosa parecida (salvando las distancias) sucede al gobierno de España. No es que no sepa exactamente en qué lío nos ha metido, ni qué tiene que hacer para arreglarlo, porque sí alcanza para ello su entendimiento, sino que carece de la capacidad anatómica para llevar a cabo las acciones que sabe a ciencia cierta que son necesarias.


Por qué estamos así


Vamos a explicarnos. Los lectores más avezados de esta Gacetilla ya están familiarizados con la descripción sumaria de la situación que nosotros hacemos.


En resumen, el gobierno actual, que llegó al poder en 2004 tras un atentado terrorista de misteriosa gestación, montó inmediatamente una fiesta económica (fundamentalmente inmobiliaria) mientras se enterraba judicialmente la investigación del atentado y se negociaba simultáneamente con ETA. La consecuencia de la fiesta fue que el déficit exterior pasó de 22.000 MEUR en 2003 a 105.000 MEUR en 2007 y que, en consecuencia, la deuda externa neta de España (ojo, no confundir con la deuda pública) pasó de 311.000 MEUR (acumulada desde los Reyes Católicos hasta Aznar, ambos incluídos) a unos 650.000 MEUR, la segunda mayor del mundo tras la de EE.UU.. Se trataba de dinero que los bancos españoles tomaban prestado en el extranjero y prestaban en el interior, para financiar la fiesta gubernamental.


Entonces, en Agosto de 2007, estalló la crisis de las subprime en EE.UU.. Como consecuencia de ello, los mercados internacionales dejaron de prestar a los bancos españoles. A pesar de ello, la inminencia entonces de las elecciones generales de Marzo de 2008 hizo que el gobierno negase la crisis y prolongase la fiesta hasta pasadas las elecciones, en Junio de 2008. Y por fin en Julio de 2008, el presidente Rodríguez Zapatero famosamente acertó a pronunciar la palabra "crisis", si bien incluso en Septiembre su ministro de Economía Miguel Solbes todavía hizo una previsión de crecimiento del PIB en 2009 (sí, sí, de crecimiento, no hay errata) del 1%.


Entonces llegó la segunda conmoción, y cayó estrepitosamente el banco Lehman Brothers, profundizando la crisis internacional que venía del año anterior. La coincidencia de una crisis mundial propició que se permitiera internacionalmente que cada gobierno acometiese un aumento del gasto extraordinario. El gobierno Zapatero vio clara la oportunidad, y ordenó un aumento del gasto (Plan E, 11.ooo MEUR más para las comunidades autónomas, 100.000 funcionarios más, etc.) muy superior al de los demás países de la Eurozona.

Miguel Solbes fue despedido con honores (sin que se entienda muy bien esto último, puesto que el PIB de 2009 no solo no creció el +1%, sino que bajó el -3,7%), pero su sustituta, Elena Salgado, no ha resultado ser mucho mejor oráculo. A pesar del salvaje aumento del gasto, Salgado predijo en Junio de 2009 que el déficit público de ese año sería del 8,4% del PIB, mientras que esta Gacetilla se alineó en Julio de 2009 con quienes sostenían que la cifra sería más bien el 12%.

Naturalmente, la semana pasada la ministra Salgado tuvo que admitir que la cifra definitiva fue el 11,4%, e inmediatamente el barón socialista José María Barreda pidió otra "remodelación de gobierno". Sin embargo, esta Gacetilla no puede evitar preguntarse si no va a resultar que en realidad el responsable de estos contínuos "fallos" no sea realmente el titular de turno del Ministerio de Economía. Porque si se trata de simplemente de obtener previsiones macroeconómicas fiables, podemos sugerir al gobierno que use las nuestras, que se demuestran mucho más fiables y que desde luego son más baratas que las de sus eminentes expertos.

El caso es que con fallos y con todo, el gobierno consiguió su objetivo detener el ajuste económico en Septiembre de 2009, aunque fuera a costa de reventar las finanzas públicas.

Esto tuvo la ventaja de detener la fuerte caída de la popularidad del gobierno, pero el inconveniente de detener simultáneamente también el necesario ajuste del sector exterior español, que iba en paralelo al ajuste económico general. Por lo tanto, la deuda externa sigue subiendo y ya alcanza los 955.000 MEUR.

Con una deuda externa estratosférica, un déficit público del 11,4% y una ministra de Economía poco fiable al mando, los mercados de deuda no han podido evitar tener que tomar nota. En 2009, la principal agencia de calificación del mundo, Standard and Poor's, retiró a la deuda estatal española la máxima calificación de riesgo, la codiciada AAA que España había obtenido esforzadamente en 2001. Pero es que en 2010, la deuda española alcanza ya en los mercados una prima de riesgo mayor que la italiana, cuya calificación es teóricamente peor incluso que la de recién rebajada de España.

Y entonces llegó la tercera crisis.

Y ahora Grecia

En un artículo de Enero de 2009 decíamos que, de los 4 países con graves problemas de la Eurozona (España, Portugal, Grecia e Irlanda), solo Irlanda había hecho lo correcto, y que los otros 3 harían bien en imitarla. Pues bien, un año más tarde, ninguno de ellos ha imitado a Irlanda (se ve que no leen la Gacetilla), y lo peor es que un potencial hundimiento del peor de los 3, Grecia, puede arrastrar consigo a los otros 2.

Pues bien, parece que en eso estamos. Grecia está a punto de reventar, los mercados dan por descontado que tendrá que ser salvada por la UE o por la Eurozona (que no es lo mismo, principalmente porque Gran Bretaña y otros pocos están en la UE pero no en la Eurozona), o que de lo contrario el país heleno suspenderá pagos.

El día de la verdad

La inminencia del desenlace de la tragedia griega (madre mía, qué metáfora tan manida) ha exigido que el gobierno de España por fin no tenga más salida que dejar de gastar. De los 6 años que lleva en el poder el gobierno, los 3 primeros fueron de fiesta, y los 3 siguientes de paños calientes a base de déficit. Pero finalmente ha llegado el día de la verdad.

Una vez agotada completamente la herencia recibida en 2004, con el país endeudado ya hasta las pestañas y en medio de una fuerte borrasca financiera, el gobierno ha llegado al punto donde no tiene ya otra salida que hacer lo impensable: dejar de gastar.

Lo sabe perfectamente. No tiene ninguna duda. Pero no está nada claro que pueda hacerlo. Como sucede a los delfines, no es que no sepan como se hace una tortilla, es que no pueden sujetar el asa de la sartén por carecer de pulgares opuestos.

En el caso del gobierno, la equivalencia de la ausencia de pulgares se encuentra en la organización que lo sostiene, encabezada por el PSOE, pero formada también por los partidos nacionalistas, los dos sindicatos mayoritarios, y todo un entorno mediático.

Durante todo su mandato, este gobierno ha vivido de los incrementos de gasto. La generosidad en las subvenciones agrarias (ahora los jornales pueden incluso "autocertificarse") ha permitido mantener el control de la principal Comunidad Autónoma de España en términos de número de votantes, Andalucía. Una revisión del sistema de financiación autonómica creado a la medida de Cataluña (que se ha llevado un tercio del total a repartir entre las 15 comunidades afectadas) ha permitido mantener el control de la segunda comunidad más poblada del país. Una incesante lluvia de subvenciones ha ayudado a que los sindicatos no hayan dicho ni una palabra mientras se destruían 1.600.000 puestos de trabajo. La cadena de televisión progubernamental La Sexta fue formada por productoras beneficiarias de lucrativos contratos con RTVE. La lealtad de las grandes cadenas (y la del Grupo Prisa) se benefició del fin de la publicidad en RTVE, cuya financiación corre ahora a cargo del contribuyente. Antes de las elecciones se introdujo un descuento fiscal de 400 EUR, si bien este fue cancelado poco después de pasada la fecha electoral. El desasosiego por el crecimiento del paro se mitigó con una extensión adicional de 6 meses a la cobertura anterior de 2 años. Y el apoyo de pintorescos personajes del mundo de la cinematografía y la cultura vino acompañado por un régimen de subvenciones de una generosidad poco relacionada con la calidad comercial del material producido. En resumen, el gobierno solo ha demostrado contar con una herramienta de gestión: aumentar el gasto.

Sin embargo, ahora ese mismo gobierno ya no tiene más remedio que reducir el gasto. Pero falla cada vez que lo intenta, porque se le revuelven cada uno de los grupos de intereses particulares que le han venido apoyando.

La salida del gobierno ha sido la de intentar atacar el asunto por el punto de menor resistencia, aunque sea a costa de dar lugar a iniquidades. En 2004 trabajaban 14 millones de españoles en el sector privado, de cuyos impuestos vivían 7 millones de pensionistas, 2 millones de funcionarios, y 1 millón de parados con subvención, en total 11 millones de personas. Hoy también trabajan 14 millones de personas en el sector privado, y también hay 7 millones de pensionistas, pero hay más de 3 millones de funcionarios, y más de 3 millones de parados con subvención, total 14 millones de personas. A pesar de ello, la medida propuesta por el gobierno no ha sido el recorte del número o sueldo de los funcionarios, ni el de los recién ampliados subsidios al paro, sino recortar las pensiones, dejando sin ellas a los trabajadores de 65 y 66 años, y recortando su importe el 20% por el expediente de ampliar el período de cálculo para la cotización desde 15 hasta 25 años.

Naturalmente, la propuesta ha sido mejor acogida por funcionarios y parados que por los empleados del sector privado. Los sindicatos no han tenido más remedio que abandonar su anterior complacencia y amagar con protestar. Como inmediata consecuencia, el gobierno se ha apresurado a retirar la ampliación del período de cálculo de las pensiones, y ha rebajado la retirada de las pensiones a los trabajadores de 65 y 66 años a categoría de "simple propuesta".

Lo malo es que ya es tarde. La maniobra del gobierno solo ha conseguido alertar a los votantes sobre la cruda realidad a la cual nos enfrentamos. En un país que, una vez acabada la crisis internacional, es el único del G20 cuyo PIB todavía desciende, no hay más remedio que retirar dinero concreto a personas concretas. Pero el rápido repliegue de velas gubernamenteal, ha trasladado la sensación a los mercados de que este gobierno es incapaz de tomar el toro por los cuernos cuando llega el día de la verdad.

Verdad y consecuencia

La primera consecuencia viene de los mercados. La cadena de acontecimientos que hemos descrito ha logrado que el binomio Grecia-España ya esté perfectamente identificado en la conciencia colectiva de los inversores internacionales. Por lo tanto, y más allá de lo que efectivamente haga ya o deje de hacer el gobierno de España, cualquier problema en Grecia será trasladado a España sin solución de continuidad.

La segunda, no menos inmediata, es electoral. El apoyo del gobierno se desploma. Nada menos queel diario progubernamental El País publica hoy el resultado de una encuesta según la cual la diferencia de intención del voto entre el PSOE y el opositor PP supera ya los 6 puntos a favor de este último, la cifra más alta de la historia. Y eso que únicamente se ha anunciado la primera de una cascada de medidas de recorte de gasto que serán necesarias.

La tercera, más soterrada pero tal vez la más importante, es la interna al propio partido del gobierno. Porque si el desastre para el país es grande, la catástrofe para el partido puede ser todavía mayor.

En Octubre se celebrarán las elecciones catalanas, cuyo resultado será una caída del apoyo del PSOE, a favor de CiU. Si la magnitud de la caída es fuerte, como parece crecientemente probable, entonces se desatará un verdadero descenso a los infiernos para los perdedores. Porque al poco tiempo, en Mayo de 2011, se producen las todavía más importantes, desde un punto de vista de organización de partido, elecciones municipales y autonómicas. En ellas se renuevan los gobiernos de 8.000 municipios y 13 comunidades autónomas, y un crecientemente probable resultado adverso dejará en el paro a cientos, o miles de cuadros socialistas. Esa cifra incluirá a un número no pequeño de exconcejales de urbanismo y exconsejeros de planificación territorial autonómicos, tan potencialmente peligrosos como una mina marina vagante. Y lo que es peor, la perspectiva de la expulsión del partido de La Moncloa desatará la carrera de codazos de futuros exministros y sus adláteres por conseguir acomodo agolpándose en los menguantes reductos de poder que queden al partido.

La creciente evidencia de que este escenario es inevitable tendrá consecuencias internas, a medida que los más serios cuestionen el interés para el partido de atravesar ese infierno, y propongan un anticipo electoral, tal vez con un candidato distinto, que al menos consiga evitar el pleno impacto de la previsible catástrofe electoral municipal y autonómica. No será mucho el tiempo que estos tengan que esperar para encontrar apoyos internos entre aquellos que se vean a si mismos peor situados para sobrevivir en el invierno nuclear socialista que se avecina.

Es en este escenario interno en el cual deben encuadrarse las manifestaciones de inquebrantable apoyo que repentinamente parece cosechar José Luis Rodríguez Zapatero desde sus propias filas. Y será esta misma dinámica, más que el deterioro de los apoyos externos, la que provoque el anticipo de las elecciones generales en esta legislatura.

Pronóstico politico

Y una vez puestos en situación, vamos con nuestros pronósticos, políticos en este caso, que es la parte que más entusiasma a los siempre óptimamente informados lectores de este medio.

Como sabéis, en 2007 formulamos un escenario político central (que recordamos en 2008), que preveía la convocatoria de elecciones anticipadas en 2011. Ese sigue siendo nuestro escenario actualmente. Con la visibilidad adicional que hemos obtenido desde entonces, podemos ahora añadir algunos matices.

Para empezar, hoy dos coportunidades para convocar elecciones anticipadas: podría hacerse la convocatoria en Julio de 2010, de modo que se celebren en otoño de este mismo año (conjuntamente con las catalanas), o bien convocarlas en Julio de 2011, para celebrarlas de forma aislada en Septiembre del año próximo. Por lo tanto, creemos que el presidente del gobierno tomará su primera decisión sobre la convocatoria en Julio próximo.

Desde luego, el interés para el país sería adelantarlas lo máximo posible. A estas alturas, los mercados de capitales ya se han formado una opinión sólida y poco cuestionada sobre la incapacidad anatómica de este gobierno para atacar los recortes de gasto. Por lo tanto, ese será el factor primero al cual atenderán los analistas que guían las opiniones de los prestamistas internacionales. Sus estudios sobre el riesgo de insolvencia de España, o su capacidad de salir airosa de este trance, básicamente consistirán en calcular la fecha de entrada de un nuevo gobierno, y en descontar a partir de ahí el precio de la deuda española. En pocas palabras, desde su punto de vista, cuanto más dure este gobierno, peor.

Lo curioso es que el interés del partido del gobierno está, en este caso, alineado con el del país. Siendo ya una verdad aceptada por una creciente porción de los interesados que el próximo gobierno será del PP, la única incógnita a despejar es la profundidad de la derrota socialista.

Los datos de empleo de Enero de 2010 recién publicados arrojan una caída de la afiliación a la Seguridad Social de 258.000 personas. Puesto que hay unos 17.500.000 afiliados, eso corresponde a una caída de más del 1% del total. Incluso suponiendo (como suponemos) que las cifras de Febrero y Marzo serán prácticamente estables, la caída intertrimestral del empleo será de cerca del 1,9%. Si el año anterior, una caída del empleo del 3,2% implicó una rebaja record del PIB del 1,8%, nosotros estimamos que la caída del PIB en el primer trimestre de 2010 puede ser cercana al -1,0%.

Bueno, pues esto es muy grave políticamente. Cuando esa cifra de caída del PIB se publique a principios de Abril, la prensa comentará que no solo es España el único país del G20 en recesión, invalidando el argumento de que se trata de un problema mundial, sino que además quedará en evidencia que el intento del Gobierno por frenar la crisis a base de gastar más, puesto que en lugar de seguir atenuándose, la crisis se habrá recrudecido respecto al anterior trimestre.

Si estamos en lo cierto, la publicación del dato de PIB abrirá la caja de los truenos en el PSOE. La cosa se mantendrá tal vez velada hasta el fin de la Presidencia Europea de España en Junio, pero será inevitable que muchos disconformes vean inexorable que la caída de apoyo del partido se prolongue hasta más allá de las municipales, y llamen por lo tanto al anticipo de las generales como medida preventiva. Con ello pretenderán contener los daños evitando esperar a que la ya claramente prolongada crisis mengüe más el apoyo electoral socialista. Además, una eventual derrota permitiría un relevo en el liderazgo, y abriría la puerta a posicionar al partido en un discurso político populista, crítico con los inevitables recortes, más cómodo para los sindicatos.

En esta situación, claramente los únicos que ser resistirán al adelanto electoral serán el propio presidente del gobierno y su entorno más próximo. La perspectiva de la inexorable derrota y de su subsiguiente alejamiento del poder en el partido seguramente les resultará mucho menos halagüeña que intentar esperar a que la crisis escampe.

Puede que consigan resistir. Pero será por poco tiempo. En nuestra opinión, la debacle electoral espera a un PSOE todavía en el gobierno en Mayo de 2011. Tras 1 año de aplicación de impopulares recortes de gasto, con los tipos de interés subiendo, con los impuestos ya más altos y con el déficit público todavía por encima del 10% del PIB a pesar de todo, nada salvará al partido del desastre.

A partir de entonces, al partido puede presentarse no ya una duda electoral, sino un problema existencial parecido al que acabó con el Partito Socialista Italiano en los noventa. En un panorama ya sin IU, UPyD puede haberse configurado como una alternativa sólida ya en muchos municipios e incluso autonomías. En ese sentido, el riesgo de dar a UPyD otro año para reforzar su discurso y sustituir al PSOE como principal partido de la oposición, puede parecer insoportable a los cuadros socialistas. En tal caso, ya no habrá resistencia gubernamental capaz de parar el anticipo electoral.

Todo suponiendo, como suponemos, que finalmente el caso de Grecia se resolverá dentro de Europa de forma no enteramente traumática, claro. Si no, que Dios nos coja confesados.

Y todo por la demostada incapacidad anatómica del gobierno de gobernar sin tirar constantemente del talonario. Es como si los delfines que describíamos antes hubiesen encontrado un enorme banco de sardinas atrapado por una red de pesca, y no se hubiesen resistido a pegarse un atracón de pescado, solo para acabar enredados en las mallas. Seguro que entonces apreciarían el valor de los pulgares aunque fuera justo antes de morir ahogados.

Tan listos se creían, y tan inútiles resultaron.

No hay comentarios: