Cuentan que una pareja de jóvenes enamorados estaba de visita en el Zoo, en pie frente al foso de los tigres, donde dominaba un macho bengalí de 400 kilos, mirada asesina y óptima salud. “¿Pelearías por mi con ese tigre, amor?”, preguntó la chica apasionada. “¿Te has vuelto loca? ¿Pero tú has visto a esa fiera? ¡Me haría pedazos!”, contestó él, evidentemente alarmado. “Bueno. Pues entonces ¿me dejas ver tu Whatsapp?”, dijo ella. Y contestó él, rápidamente: “¿Donde está el tigre? ¡Que le voy a dar para el pelo!”.
Lo cual viene a demostrar que en la vida no hay opciones buenas y malas, sino únicamente opciones mejores y peores, que no es lo mismo. Esto tiene cierta importancia, porque creemos que lo que va a guiar la economía española durante los próximos meses no va a ser la búsqueda de la opción buena, sino la de mejor opción, con más humildad.
Nos explicaremos más adelante, pero lo cierto es que veréis que vamos a trasladaros previsiones muy mejoradas. Por cierto que, tras habernos pasado años previendo penurias y desastres, sienta de maravilla poder hacer predicciones optimistas. ¡Qué gusto da!
El caso es que la cosa va de miedo. Si hasta ahora decíamos que la recuperación sería suave, ahora creemos que será mucho más fuerte. A continuación os explicamos por qué.
De donde venimos
Esta era la previsión que hacíamos en Abril de 2012:
Una película distinta
Una vez que el déficit corriente esté liquidado, ya veréis cuán rápidamente cambia la película. Aunque España siga siendo todavía un país muy endeudado (eso no va a cambiar mucho al cabo de meramente año y medio), habrá demostrado para entonces que es capaz de vender más de lo que compra, de pagar los intereses de su deuda, y de tener todavía capacidad restante para empezar a devolver el principal acumulado.
En esa situación, los observadores económicos se volverán menos severos, y empezarán a fijarse paulatinamente en que el apalancamiento del país está bajando (el volumen de crédito hipotecario en España ya ha bajado de hecho un 10% entre Agosto de 2010 y Enero de 2012), que para entonces ya habrá empezado a crearse empleo, y que por lo tanto la morosidad bancaria se habrá estabilizado. Puede que en ese momento los analistas comiencen a plantearse quien será el primero de ellos en anunciar la vuelta de España por sus fueros.
No es que nos divierta hacer el cuento de la lechera (igual que en 2008 no nos divertía ser los más pesimistas del mercado), sino que realmente prevemos que se trata del escenario más probable para el último trimestre de 2013.
Sin déficit exterior, con un déficit público en franca contracción, con un sistema bancario ya consolidado y razonablemente estable, y con una economía que para entonces ya estará fuera de la recesión, asistiremos a un proceso en el cual los mercados irán pasando desde su absoluta incredulidad actual hasta el total convencimiento futuro, y todo con soltura y desparpajo dignos de mejor causa.
Como los artículos de la Gacetilla quedan disponibles, podréis entonces volver a leer entonces este en particular, para comprobar si teníamos razón o no.
Mercados mosqueados
A pesar de todo, se diría que no todo el mundo comparte nuestro optimismo, puesto que la prima de riesgo española está estos días nuevamente en máximos.
Dos años más tarde, el apalancamiento sigue bajando (la caída del volumen de crédito hipotecario ya va por el 31%), desde Febrero de 2014 se crea empleo año sobre año (unos 260.000 puestos, según el último dato de la Seguridad Social), la morosidad está bajando desde Enero de 2014, ya no hay déficit exterior efectivamente, el déficit público está cayendo (el Gobierno acaba de mejorar su previsión para este año hasta el 5,5% del PIB), el sistema bancario ya está consolidado (el rescate bancario terminó oficialmente en Noviembre de 2013) y la economía lleva ya 3 trimestres fuera de la recesión.
Por supuesto, en Enero de 2014 salió el correspondiente analista para proclamar que España había vuelto por sus fueros (se llevó el premio el banco de inversión JP Morgan, con su previsiblemente titulado informe “Spain is back”). Ah, y la prima de riesgo está en mínimos. ¡Bingo!
Así que ya veis, doble ventaja: no solo estaban las previsiones gacetilleras bien hechas (que eso ya venía sucediendo anteriormente), sino que además está ahora el país bien gobernado (eso sí que no sucedía antes). Qué bien ¿no?
Mejorando lo presente
Pues no del todo, porque lo cierto es que pensábamos que la salida de la crisis sería bastante suave. Nuestras previsiones para 2014 eran entonces de suave crecimiento en PIB y empleo. Luego las mejoramos un poco, pero desde la semana pasada tenemos claro que la recuperación será mucho más fuerte de lo que habíamos considerado.
Hay varias razones. Para empezar, las cifras de empleo están siendo muy fuertes durante los primeros meses de 2014. En segundo lugar, las importaciones revelan este año una demanda interna muy fuerte también. Pero lo más grande de todo es que el Gobierno no solo insiste en llevar a cabo una rebaja fiscal el año próximo, sino que esta va a ser sustanciosa, lo cual va a disparar la actividad más todavía. De modo que tenedlo claro: nos vamos a pasar los próximos 18 meses viendo la economía subir como la espuma.
Lo más sorprendente no es que la actividad crezca algo más de lo que preveíamos, sino que el Gobierno esté dispuesto a echar más leña al fuego y que, todavía más llamativamente, nuestros socios alemanes y europeos no parezcan de repente poner objeción alguna. Tened en cuenta que toda esa demanda adicional tiene también inconvenientes muy serios, por ejemplo, creemos que el sector exterior cerrará otra vez con déficit este año.
¿Como puede ser pues que nadie de la voz de alarma, sino que todos parezcan contentos de dejar hacer al Gobierno?
Efectos retardados
Para entenderlo, hay que ver antes un pequeño análisis técnico, para poder luego hacer una lectura política informada.
El preámbulo técnico parte de la observación que las consecuencias políticas de las crisis económicas llegan con bastante retraso, en España y en todas partes. Por ejemplo, cuando se celebraron las elecciones generales de Marzo de 2008, la crisis ya llevaba 7 meses en curso, y sin embargo el PSOE ganó los comicios por el simple expediente de negar su existencia. Recordad el famoso debate electoral entre Manuel Pizarro y Miguel Solbes, ampliamente ganado por el segundo de ellos, que sostuvo que no habría crisis (6 millones de parados le están ahora enormemente agradecidos por su sinceridad, claro).
Ese retraso en la percepción de la crisis por parte del electorado se debe a 2 motivos técnicos. El primero es que las crisis suelen producirse cuando se agota el recurso al crédito. En el caso de España, el país se endeudó a lo bestia entre 2004 y 2007, período durante el cual la deuda exterior neta del país más que se duplicó. Naturalmente, uno puede endeudarse hasta que se le agota el crédito. Al agotarse el crédito (como sucedió a España en Agosto de 2007), las empresas empiezan a caer, y a ello siguen los despidos, pero todo paulatinamente, con cierto retraso. En este caso, la primera reducción neta de empleo tardó en llegar hasta Junio de 2008, es decir, 10 meses.
Pero todavía hay otro motivo técnico más, que también retrasa la percepción de la crisis por el gran público: el subsidio de desempleo. En el caso de España, este es inusualmente generoso en cierto aspecto, comparado con otros países. En efecto, los españoles que pierden un empleo básico, con un sueldo mensual de unos 1.000 EUR, reciben durante 2 años un subsidio muy parecido al sueldo perdido. Así pues, la mayor parte del efecto económico del despido se aplaza durante un tiempo .
Al cabo de los 2 años, cuando esos mismos parados pierden el subsidio, sufren la parte aplazada del disgusto, lo cual frecuentemente les lleva a reaccionar contra el gobierno de turno. Lo que puede parecer sorprendente, pero es cierto, es que dicha reacción generalmente se produce contra el gobierno que se encuentre al mando en el momento en el que pierden el subsidio, que obviamente no tiene por qué ser el mismo que estaba en el poder cuando se produjo el despido.
Eso quiere decir que, a nivel político, lo que determina el grado de descontento social no es tanto el número de despidos, sino la suma algebraica entre el número de despidos, y el de parados que pierden la subvención.
Sufrimiento social
Esa circunstancia es la que explica el desconcierto de los observadores internacionales, que no entendían como no se produjo más reacción popular durante la época con más despidos de la crisis, el año 2009.
Sucede que, aunque ese año perdieron su trabajo 1.100.000 personas, el número de subsidiados aumentó en 900.000, amortiguando el efecto fuertemente. Así pues, podría decirse que el “factor de sufrimiento social” sería de (- 1.100.000) + 900.000 = (- 200.000) personas.
Lo malo, claro, es que ahora sucede lo contrario. Aunque ahora se está creando empleo, también están terminando los 2 años de subsidio para muchos parados. Por ejemplo, aunque en los 12 meses hasta Abril de 2014 se crearon 200.000 empleos, perdieron la subvención 300.000 parados, de modo que ese mismo “factor de sufrimiento social” sería ahora de 200.000 + (- 300.000) = (- 100.000) personas.
Fijaos pues que, a pesar de que se ha pasado desde una destrucción de empleo de (- 1.100.000) hasta una creación de empleo de 200.000, el “factor de sufrimiento social” casi no ha variado. En otras palabras, los beneficios de la recuperación no están resultando en la creación de un ambiente social (y político) favorable al Gobierno actual.
Mal de muchos
El efecto político de esta circunstancia es enormemente poderoso, porque el número de personas afectadas directamente es enorme (hablamos de cientos de miles), pero además porque el número de afectados indirectamente es mucho mayor. Pensad que todavía quedan 2.600.000 parados subsidiados, de los cuales más de la mitad perderán su subsidio este año. Además, todos ellos tienen familias, amigos, tertulias de bar y compañeros de equipos deportivos, a quienes irradian su propio malestar, amplificándolo.
La parte de la población menos interesada por el análisis económico (o menos dotada para entenderlo) tiende a simplificar concluyendo que, si su situación con el gobierno anterior no iba bien, con el actual no ha mejorado. El resultado es la aceptación general de la idea que “todos los políticos son iguales”, creando el ambiente favorable al ascenso de cualquier advenedizo dotado de un altavoz potente y una idea descabellada. Hágase pues un Pablo Iglesias, y cientos de deslumbradas moscas acudirán prestamente para inundarse de la refulgente luz de su reflector de plató.
¡Allá vamos otra vez!
Trascendiendo los símiles entomológicos, volvamos a nuestras predicciones, porque no se trata de espeluznarse con el amigo coleta, sino de saber como afecta todo esto a nuestras predicciones económicas. El hecho cierto es que, a pesar de haber manejado de forma maestra una crisis económica que estuvo a punto de poner al país entero de rodillas, el retraso en la percepción de la recuperación, provocado por el efecto de la caída del subsidio de paro, está abonando el terreno para que el próximo gobierno sea un tripartito PSOE / Izquierda Abierta / Podemos.
Tras la renuncia a concurrir a la selección de Secretario General del partido, hecha pública ayer por Susana Díaz, el PSOE parece abocado a ser dirigido por Eduardo Madina, un licenciado en Historia (carrera accesible con la mínima nota de Selectividad) que nunca ha tenido un empleo privado ni público fuera de la órbita del partido. En otras palabras, la comparación con Madina hace que José Luis Rodríguez Zapatero aparezca como poco menos que candidato al Nobel de Física.
Las consecuencias de las limitaciones de Madina son serias. Si Zapatero evitó que se cuestionara su liderazgo por la vía de rodearse de colaboradores del calibre intelectual de Bibiana Aido y Leire Pajín, imaginaos de quien puede rodearse Madina. Pero solo es eso, sino que, al ser incapaz de dotarse en un programa político de mínimo nivel técnico (el propio Zapatero aprendía economía en “dos tardes”), Madina probablemente seguirá la trillada vía para obtener lealtades de su antecesor, esto es, apalancarse en radicalismo maximalista.
Ya nos lo podemos imaginar: iglesias expropiadas para albergar en cada pueblo un centro multimadial de difusión de los beneficios de la masturbación, indemnización millonaria a los pobres etarras víctimas del exilio, superproducción cinematográfica "Machete sangrante" sobre la rebelión de los niños oprimidos de un parvulario de monjas durante la Guerra Civil española (con Willy Toledo como niño y Alberto San Juan como monja), aprobación por referendum en Cataluña no solo de la secesión, sino también del pago de reparaciones por parte del resto de España, envío a Alemania de un destacamento de perroflautas con pasaporte diplomático (y dietas consulares) para que procedan inmediatamente a abofetear a Angela Merkel... guay total.
Con ese candidato y ese programa, el PSOE sacará el 20% del voto, suficiente para que Madina sea presidente, aunque bajo las órdenes y supervisión directa de Cayo Lara y Pablo Iglesias (15% del voto cada uno)... o sea que la cagamos, seguro.
Tiembla Europa
Como os podréis imaginar, al día siguiente de que esta panda llegue al poder se producirá un pánico bancario, seguido de un corralito a la argentina y, justo después del abofeteamiento perrofláutico a la Merkel, la inmediata expulsión de España (o de sus varios subsiguientes trozos) fuera de la Eurozona. A continuación vendrá la implantación del Catalufo como moneda de Cataluña, el Eusko en el País Vasco, el Galaico en Galicia y la desordenada reinstauración del la peseta en los varios territoruelos desparramados en que haya quedado despedazado el resto del país.
Por supuesto, España sería inmediatamente tragada por una inflación galopante, impago inmediato de su deuda, y un éxodo no menos inmediato de cientos de miles de profesionales (es improbable que muchos se queden a esperar para ver qué pasa, vista la experiencia de quienes se quedaron en Cuba y Venezuela), provocando una marejada, con mar arbolada a montañosa y vientos de fuerza 6, en toda la Eurozona.
Bueno, pues nuestra observación, más allá de quedarnos estupefactos por la capacidad de este país de autocastigarse a la manera argentina, es apuntar que alguien más debe estar pensando en este mismo escenario. Se conoce que este halagüeño panorama debe haber hecho saltar alguna alarma en Europa (y en Alemania en particular), porque al poco de saberse los resultados electorales (y de actualizarse apresuradamente toda Europa sobre quien es Pablo Iglesias, y que relación o parentesco pueden unirle o no al eurovisivo Chikilicuatre), alguen debe haber telefoneado al Presidente Mariano Rajoy.
A grandes males
Eso es lo que nos parece, al menos, a juzgar por 2 circunstancias. La primera es que a Rajoy se le ha quitado, en asuntos económicos, su proverbial moderación, y le tenemos desmelenado. Él y sus ministros económicos no solo se proponen meterse en un plan de relanzamiento agresivo, sino que ahora lo pregonan a grandes voces. Pero la segunda es todavía más llamativa, porque tanto la Comisión Europea, como el Banco Central Europeo, como el Gobierno de Alemania, han reaccionado inmediatamente a tanto desmelenamiento diciendo... ¡Nada de nada!
Quien te ha visto y quien te ve. Mariano diciendo que se acabó lo malo y que volvemos a tirar cohetes, y nuestros euro-tacañones callados como momias. ¿Lo habéis notado? No sabemos si llamar a esto el “Efecto Podemos”, o el “Virgencita, que me quede como estoy”.
Bueno ¿y eso qué?
Carpe diem
Pues ahí está lo bueno. Nuestras previsiones económicas se vienen para arriba. Para empezar, ahora creemos que este año se van a crear más de 400.000 puestos de trabajo, es decir, como en los mejores años de Aznar. ¡Toma ya!
El PIB va a crecer el 1,5% este año, que no es mucho más que nuestra anterior previsión, pero en 2015 va a pasar del 3,1%. Ese año se crearán 500.000 puestos de trabajo. Eso sí que va a permitir que el “factor de sufrimiento social” salga de números negativos y se meta en positivos.
Naturalmente, el sector exterior se va a resentir. Este año volverá a haber déficit exterior, y en 2015 ese déficit crecerá hasta superar el 2% del PIB.
¿Pero a quien le importa el déficit exterior de España? A Angela Merkel, que lleva varias noches despertándose con pesadillas de perroflautas abofeteadores, desde luego que no.
A nosotros, a decir verdad, sí que nos importa, porque más adelante tendremos que volver a resolver ese problema. Sin embargo, Otto von Bismarck decía que “la política es el arte de lo posible”, y si tenemos que elegir entre un pequeño déficit corriente, o tener que emigrar a toda velocidad huyendo de un gobierno Madina / Lara / Iglesias, lo tenemos claro: ¿Donde está ese tigre? ¡Que le voy a dar para el pelo!.
Entre tanto, vamos a disfrutar de 18 meses de una bonanza superior. ¡Que ya era hora!