martes, 10 de abril de 2012

Recuperación - Crisis con forma de doble C

Tal vez recordéis como hace unos años, cuando la crisis económica actual, los analistas debatían qué forma tendría la misma.  Se debatía si tendría forma de V (es decir, si la caída vendría seguida por una rápida recuperación), de U (una recuperación un poco más lenta), de J (recuperación más lenta pero también más fuerte), de W (una caída seguida de otra)...

En fin, toda una sopa de letras especulativas.  Bueno, pues cuando nosotros pensamos en la recuperación, la letra que nos viene a la cabeza es la doble C, aunque en nuestro caso por el banal motivo que esas eran las iniciales del barco Costa Concordia.

Marrón a bordo

El Costa Concordia era un barco de crucero, que naufragó en Enero de 2012, a causa de una imprudente maniobra ordenada por su capitán.  Ese sujeto resultó ser un irresponsable a quien, además, faltó tiempo para huir de la nave a la primera ocasión, abandonando a los otros ocupantes a su suerte, en mitad de la noche. Afortunadamente para los estos últiimos, el accidente tuvo lugar tan cerca de la costa que muchos de ellos pudieron incluso alcanzarla a nado.

¿Nunca os habéis imaginado qué debió pasar por las mentes de las familias que esperaban disfrutar de un plácido viaje, y que repentinamente se encontraron en medio de una pesadilla nocturna?  Nos parece probable que se sintieran ellos algo parecido a lo que ahora sentimos nosotros ante la crisis.  Debían saltar al mar desde la nave que zozobraba, tal vez desde una altura impresionante, y sabiendo que el agua estaría fría.

Pero dada la situación, más les valdría olvidarse del salto y concentrarse en qué hacer una vez hubiesen saltado, en como sacar primero la cabeza del agua, y como alcanzar a continuación la costa a nado.  Pues así es como vemos nosotros al país en este momento.

Tierra a la vista

Igual que el Costa Concordia tenía cerca una isla, el ajuste económico va razonablemente bien y está ya cerca de dar su fruto.

Cada vez hay más coincidencia en que el principal dato a vigilar, en este sentido, es el déficit corriente.  Incluso el inexplicablemente popular analista jefe de Intermoney,  José Carlos Díez, parece ahora estar de acuerdo en esto (más vale tarde).

El 2 de Enero de 2012, la estimación de la Gacetilla respecto al déficit por cuenta corriente de 2011 fue de 41.000 MEUR.  Sin embargo, el dato real fue de 40.000 MEUR, cifra que más tarde fue revisada a la baja hasta 38.000 MEUR.  La costa está pues más cerca de lo que parecía.

A pesar de que no generan grandes titulares, las exportaciones españolas siguen yendo muy bien.  Para que veáis cuanto, os damos un poco de perspectiva histórica.  En 1992, el año antes de que la Europa comunitaria levantase, según estaba acordado, los últimos aranceles a las exportaciones españolas, las ventas exteriores de bienes y servicios de España alcanzaron los 61.000 MEUR.

Se trata de una cifra muy importante, pues representa el dinero del cual el país dispone, a la hora de la verdad, para pagar las importaciones que le permiten mantener su propio nivel de vida.  Bien, pues en 2011 España exportó 325.000 MEUR, es decir, 6 veces más al cabo de 19 años.

El progreso ha sido pues impresionante.  Si bien todavía no se alcanzan las cifras de nuestros socios europeos, las exportaciones per capita españolas son ya mayores que las de EE.UU., y además siguen creciendo a paso ligero.  En 2011, aumentaron el 13% respecto al año anterior.  Pensad que, a ese ritmo, en 2012 aumentarían otros 42.000 MEUR, lo cual sería en teoría suficiente para cubrir el déficit exterior completo.

Pero aun hay más.  Si bien todavía no está publicado el dato, la Gacetilla estima probable que las exportaciones españolas de 12 meses hayan sido, ya el pasado mes de Marzo, superiores a las importaciones del mismo período.  Para ver una cifra tan favorable hay que remontarse hasta 1998, el año brillante en el cual España fue admitida en el Euro, en tiempos del gobierno Aznar.  Sabremos si nuestra estimación se confirma cuando el Banco de España publique la correspondiente estadística, el próximo 31 de Mayo.

No obstante, eso no quiere decir que el déficit corriente ya esté superado.  Para eso no solo hace falta exportar más de lo que se importa, sino que la diferencia positiva sea además suficiente para cubrir los pagos de intereses de la deuda exterior acumulada (es decir, lo que se conoce como el “déficit de la balanza de rentas”) y las transferencias que los inmigrantes hacen a sus países de origen (o sea, el llamado “déficit de la balanza de transferencias”).

Además, tampoco creemos que el crecimiento de las exportaciones sea este año sea tan alto como en 2011, porque las economías de nuestros principales clientes no está tan boyante.  El crecimiento se quedará pues más cerca del 8%, en lugar del 13% anterior.

De modo que todavía nos queda un trecho por andar, y tendremos que esperar hasta el final de 2013 para que por fin se elimine el déficit por cuenta corriente español.  Pero lo importante es que el final de 2013 llegará, y ese día acabará finalmente esta crisis de nunca acabar.

Una película distinta

Una vez que el déficit corriente esté liquidado, ya veréis cuán rápidamente cambia la película.  Aunque España siga siendo todavía un país muy endeudado (eso no va a cambiar mucho al cabo de meramente año y medio), habrá demostrado para entonces que es capaz de vender más de lo que compra, de pagar los intereses de su deuda, y de tener todavía capacidad restante para empezar a devolver el principal acumulado.

En esa situación, los observadores económicos se volverán menos severos, y empezarán a fijarse paulatinamente en que el apalancamiento del país está bajando (el volumen de crédito hipotecario en España ya ha bajado de hecho un 10% entre Agosto de 2010 y Enero de 2012), que para entonces ya habrá empezado a crearse empleo, y que por lo tanto la morosidad bancaria se habrá estabilizado.  Puede que en ese momento los analistas comiencen a plantearse quien será el primero de ellos en anunciar la vuelta de España por sus fueros.

No es que nos divierta hacer el cuento de la lechera (igual que en 2008 no nos divertía ser los más pesimistas del mercado), sino que realmente prevemos que se trata del escenario más probable para el úlitmo trimestre de 2013.

Sin déficit exterior, con un déficit público en franca contracción, con un sistema bancario ya consolidado y razonablemente estable, y con una economía que para entonces ya estará fuera de la recesión, asistiremos a un proceso en el cual los mercados irán pasando desde su absoluta incredulidad actual hasta el total convencimiento futuro, y todo con soltura y desparpajo dignos de mejor causa.

Como los artículos de la Gacetilla quedan disponibles, podréis entonces volver a leer entonces este en particular, para comprobar si teníamos razón o no.

Mercados mosqueados

A pesar de todo, se diría que no todo el mundo comparte nuestro optimismo, puesto que la prima de riesgo española está estos días nuevamente en máximos.  ¿A qué se debe pues ese empeoramiento?

Obviamente, hay 1 motivo, o más bien 2.  Sucede que el Banco Central Europeo había estado comprando deuda pública española (y de otros países) desde Mayo de 2010.  Adicionalmente, el BCE ha venido comprando también, desde Noviembre de 2011, ciertos bonos bancarios, llamados “covered bonds”.  Entre los principales “covered bonds” están las cédulas hipotecarias emitidas por los bancos españoles.

El efecto de dichas compras fue la reducción de los costes del endeudamiento de los países beneficiarios, particularmente España.  Llegado el pasado mes de Marzo de 2012, la relajación de los mercados propiciada por la firma del acuerdo sobre la deuda de Grecia, produjo que el BCE prácticamente parase ambos programas de compra de deuda.

Con las compras del BCE paradas, el Ministro de Economía español, Luis de Guindos, no tuvo mejor idea que declarar al Financial Times, el pasado Martes 3 de Abril, que el peso de la deuda pública española pasaría en 2012 desde el 69% hasta el 80% del PIB, es decir, que aumentaría el 11%.

Teniendo en cuenta que el déficit público previsto para ese año es del 5,3% del PIB, un aumento de la deuda del 11% sonó a los mercados como poco menos que una confesión de que la reducción del déficit anunciada iba en realidad a limitarse a un ejercicio de contabilidad creativa, mientras que el déficit real sería mucho mayor de lo publicado.  Como os podéis imaginar, el ministro argumenta que gran parte del aumento de la deuda se debe al afloramiento de obligaciones contraídas en ejercicios.anteriores pero, puesto que no aportó más datos, los inversores se mosquearon.

Y lo cierto es que de Guindos difícilmente habría podido escoger un momento peor para meter la pata, porque resulta que justmente el mes de Abril es uno de los más exigentes para las colocaciones de deuda del Tesoro, puesto que es uno de los que tienen mayor volumen de amortizaciones de deuda anterior (vencen 24.000 MEUR, contra los 83.000 MEUR que vencerán durante los restantes 8 meses del año).

Tal vez como consecuencia de esas declaraciones, al día siguiente de que se publicasen, el 4 de Abril, los inversores exigieron un fuerte incremento en el interés a pagar en una colocación de deuda española, y eso llevó al Tesoro a reducir abruptamente la cantidad de deuda emitida.  Este último movimiento, a su vez, colocó a los inversores en situación de espera, para ver hasta donde subirá el interés que la deuda española deberá pagar en el futuro ante la nueva situación.

Mientras que se despeja la cuestión, nadie presta, el Tesoro no ha vuelto a emitir, se especula con que el BCE tenga que volver a intervenir comprando bonos y la prima de riesgo ha alcanzado nuevos máximos.  Pues mira tú qué bien.

Tampoco es para tanto

Nosotros creemos que no llegará la sangre al río, por 2 razones subjetivas, y 1 razón objetiva.

En primer lugar, conocemos las trayectorias profesionales de los miembros del Gobierno, particularmente del Ministro de Hacienda responsable del déficit, Cristóbal Montoro.  En función de ello, nos resistimos a pensar que pueda haberse vuelto loco repentinamente, y que haya decidido de golpe recurrir a artificios contables, en lugar de hacer bien su trabajo.  Simplemente, es que no le pega, no es su estilo, y nosotros somos de los que pensamos que la historia personal de cada uno sí importa.

En segundo lugar, tenemos la sensación que el Gobierno alemán cree que el español está haciendo bien sus tareas y que, aun sin decirlo públicamente, le está apoyando discretamente.  Nos llama la atención que otras actuaciones anticrisis del BCE, las enormes Operaciones de Financiación Bancaria a Largo Plazo (conocidas como LTROs, por sus siglas en inglés), que benefician descaradamente a España, se hayan producido tras la entrada del nuevo gobierno en este país, contando con el beneplácito aparente de los alemanes.

También se diría que el propio Ministro de Guindos cultivase la relación con Alemania.  De hecho, tras su metedura de pata de la semana pasada (y quien sabe si escarmentado por ella), el Ministro escogió al prestigioso diario teutón Frankfurter Allgemeine Zeitung, para sus siguientes declaraciones.  Cuando estas fueron publicadas el Sábado 7 de Abril, el FAZ dejó pues en la cuneta al marcadamente Zapaterista Financial Times (pinchad aquí para recordar con cuanto amor forma defendía el FT al ex-presidente).

Por último (pero no menos importante), nos da no poca tranquilidad saber que el Tesoro había acelerado bastante su colocación de deuda durante el primer trimestre, de modo que ya había completado el 43% del total previsto para el año entero.  Por lo tanto, ahora puede permitirse pasar una temporadita colocando algo menos de lo previsto, con cierto desahogo.  Y durante ese tiempo, es probable que se publiquen nuevos datos de déficit corriente, los cuales suponemos permitirán que vaya calando la sensación de que el ajuste da por fin sus frutos.

En consecuencia, y aunque confesamos que la Gacetilla está perpleja con el fuerte incremento de la deuda pública comentado (que investigaremos en cuanto podamos y del cual os mantendremos informados) creemos que finalmente se reconducirán las aguas, y se superará el bache.

Aquí jugamos todos

De un modo u otro, hay que volver a lo nuestro, que es reducir el déficit, de eso no hay duda.  Hasta ahora, el nuevo Gobierno español ha estado haciendo su trabajo impecablemente bien.  Pero llegado este punto, debe forzar a las administraciones subnacionales (es decir, comunidades autónomas y ayuntamientos) a que actúen del mismo modo.  Pues hala, manos a la obra.

Si lo recordais, nadie dijo nunca (ni tampoco se hizo ilusión alguna) que sería suficiente con que el Estado acometiera quijotescamente el ajuste necesario él solito.  Que estemos ya en la fase en la cual hay que meterse en la faena de involucrar a las comunidades autónomas y los ayuntamientos, solo indica que se han cubierto efectivamente las fases anteriores, y que ahora le llega pues el turno a esta.

Por supuesto, el resultado de esta gestión gubernamental no está ya cantado, ni mucho menos.  Tras haber conseguido mantener el poder en Andalucía, la oposición está en condiciones de crear problemas allí, además de en Cataluña, Canarias y, próximamente, también el País Vasco.  Bueno, pues habrá que lidiar con esos problemas, no hay duda.  ¿Y qué?

Conviene no perder de vista que, al final, todas las comunidades autónomas están interesadas en que el país entero salga a flote.  Ojo, porque creemos que esta afirmación es válida incluso en el caso de aquellas cuyos partidos nacionalistas coinciden en sostener un fiscalmente oportuno reverdecimiento de sus correspondientes reclamaciones de independencia.  Y lo creemos porque, salvo que a la independencia se una la reclamación de insularidad, flotabilidad y remolcamiento marino hacia latitudes más propicias, las comunidades están de hecho muy vinculadas económicamente unas con otras.

Como explicaba gráficamente el Presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, por mucho que la Xunta haga una gestión eficacísima de los recursos que destina al sector pesquero gallego, no podrá evitar que la demanda en Mercamadrid, que es el principal mercado para su pescado (así como para el de otros competidores) caíga el 30%.  Lo mismo podría decirse de la demanda de gas a la barcelonesa Gas Natural Fenosa, o de la de productos de consumo que vende en España entera la guipuzcoana Eroski.

Algún interés compartido deben pues tener el Estado y las Comunidades Autónomas.  No se recuerda un solo gobierno autónomo que se abstuviese de aplicar el recorte de sueldos del 5% a sus funcionarios, una vez que este fue decidido por el gobierno central en Mayo de 2010, por mucho que aquella fuese una decisión unilateral y sorpresiva.

De la misma forma, y aunque nunca podamos estar seguros sobre qué es capaz de hacer el PSOE en Andalucía, CiU en Cataluña o, eventualmente, el PNV en el País Vasco, vemos probable que, tras la proclamación de algunas posturas maximalistas (potencialmente orientadas a abrir la negociación, suponemos), acabe siendo posible un acuerdo para que salgamos adelante.

¿Y si no?  Pues tampoco cambia mucho la cosa, porque igualmente el Gobierno Central y las Comunidades Autónomas que sí acepten colaborar tendrán que hacer su trabajo de reducción de déficit, con o sin acuerdo general.  Y allá se las compongan los renuentes con los problemas en los que se metan.

¡Al agua, patos!

Muchachos, está claro, estamos en el Costa Concordia.  Ese capitán simpático y superguay que teníamos ha metido el barco contra un escollo, le ha hecho una raja de 70 metros en el casco, y lo ha abandonado con deshonra.  La nave se hunde rápidamente y, por mucho que sea de noche, la familia entera va a tener que saltar desde el barco y nadar hasta tierra firme.

Es inútil pues que discutamos mucho, esto es lo que hay.  Aunque el niño Curro se empeñe en seguir jugando con la PSP como si no pasara nada, y la niña Assumpta se niegue a compartir el flotador con sus hermanos menores, igualmente ha llegado la hora de que todos nos tiremos al agua.

Así que, mientras echamos una última mirada a las oscuras olas del mar, puestos en pie sobre el extremo de la borda, no nos distraigamos tanto pensando en lo profundo ni lo frío que es el mar, sino que procuremos comprender que la costa está cerca, y concentrarnos en como llegar braceando hasta ella.

Animo, chavales, y  ¡al agua, patos!

No hay comentarios: