Ayer se celebraron elecciones autonómicas en Andalucía y, como a estas alturas ya sabéis todos, nada ha cambiado: el PSOE seguirá en el poder otros 4 años más. Este resultado, que parecía improbable (aunque tampoco imposible, la verdad), ha sorprendido sin duda a muchos observadores, y nos despierta varios comentarios.
Ni corrupción ni vainas
En primer lugar, y aunque el PSOE ha perdido 1 tercio de los votos que obtuvo en 2008, se ha demostrado que la resistencia del votante socialista a la sucesión de escándalos de corrupción es mucho mayor de lo previsto. Hablamos ya de niveles casi espectaculares.
Además de casos anteriores (el mayor de los cuales, Mercapital, manej aba ya cifras de 3 dígitos en MEUR), se da el caso que, pocas semanas antes de las elecciones, el director general de Trabajo de la Junta de Andalucía, Francisco Javier Guerrero, fue detenido bajo acusación de desviar a usos espurios (incluyendo su propio provecho personal) una gruesa parte de un fondo de 647 MEUR, destinado a los parados andaluces.
El hecho de que las acusaciones incluyan la de haber venido gastando, de forma supuestamente rutinaria, unos 25.000 EUR mensuales procedentes del fondo, en compras de cocaína para consumo recreativo de los allegados de Guerrero, dan a este caso un aspecto particularmente miserable.
Pues bien, tal vez no tanto como podría haberse anticipado porque lo cierto es que, llegado el día de las elecciones, 2 tercios de los votantes del PSOE no estimaron que dichas acusaciones fueran motivo suficiente para cambiar el sentido de su voto. Esto resultó bastante extraordinario, e incluso imprevisible, para muchos analistas.
Ideología desatendida
Otra cuestión que, sin embargo, no debe escapar a la atención de los lectores de esta inmarcesible publicación, es que el PP no solo no consiguió captar el voto del PSOE, sino que además el PP incluso perdió parte (más del 10%) de los votos que había obtenido en la anterior conocatoria electoral andaluza, celebrada en 2008.
Este dato es muy importante, porque de él puede desprenderse que el PP ha resultado incapaz de constituirse en una alternativa que los electores valoren como atractiva y deseable, lo cual levanta viejas dudas sobre las ventajas que en política otorga prestar atención suficiente a la creación de un discurso ideológico bien asentado.
¡Puf, qué alivio!
El tercer comentario se refiere al alivio con el cual el PSOE ha recogido la posibilidad de mantener el control de las ingentes cantidades que la Junta de Andalucía manej a, en términos de número de cargos de confianza a nombrar, volumen de contratas a gestionar y cifra de funcionarios públicos a controlar que el gobierno de la Junta de Andalucía otorga.
Se escapa a muy pocos que, en una situación de práctica sequía de poder en toda España, el partido dispone de un asidero donde ofrecer refugio, al menos para parte de los miles de personajes de su entorno que las recientes derrotas electorales han privado de puerto alternativo donde recalar.
Recordad como la prensa afín al partido anunciaba que un resultado así sería un alivio, antes de que se produjera (así lo explicaba El País), y ved como constata ahora que así ha sido efectivamente, una vez conocido el resultado efectivo (he aquí el artículo del también izquierdista diario 20 Minutos).
Minoría de edad
Nuestra cuarta observación se refiere a la exclusión de UPyD del parlamento andaluz. Aunque haya superado el 3% del voto, las normas electorales le han impedido alcanzar ninguno de los 109 escaños en liza, lo cual es decepcionante para un partido joven y al alza, que se ha convertido en el cuarto en Andalucía por número de votos.
Esta exclusión retrasará la confirmación de UPyD como alternativa a nivel nacional, dentro de la izquierda, de modo que he aquí otro motivo de alivio para el PSOE.
Montando una jaula de grillos
El quinto punto no es tan positivo ya para el PSOE, puesto que tiene que ver con la distribución de poder dentro del propio partido. Es público que José Antonio Griñán, quien a tenor del resultado de ayer probablemente repita como presidente de Andalucía, está personalmente distanciado del secretario general del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba. Y llueve sobre mojado en ese sentido, porque parece a Rubalcaba se le suceden los incendios organizativos como requero de pólvora.
En Madrid, el partido ha confirmado recientemente como secretario general a Tomás Gómez, otro rival interno de Rubalcaba, con quien incluso se enfrentó públicamente en su día. En Cataluña, el PSC dió su respaldo cerrado nada menos que a la rival interna de Rubalcaba en primarias, Carme Chacón. En la Comunidad Valenciana, subsiste la insalvable división del PSPV en 2 facciones contrapuestas, aparentemente irreconciliables entre si. En Galicia, donde parecía haberse consensuado fatigosamente el nombre de Pachi Vázquéz como secretario general del PSdG, este resultó al poco de ser elegido afectado por ciertas acusaciones vertidas en sede judicial, lo cual podría reabrir la sucesión local. Y para guinda, en Ibiza el partido se ha visto, tras sufrir un motín interno, en la necesidad de montar directamente una gestora.
De modo que el resultado de las elecciones andaluzas, aunque favorable para el partido en sentido amplio, podría acabar por convertirse indirectamente en la puntilla para su disciplina orgánica. Ya veremos como acaba este asunto.
¡Ojo al balón!
Y finalmente, el futuro, por supuesto (no cabía esperar menos, tratándose de la Gacetilla). Está claro que el resultado de ayer ha sido malo, tanto para el PP, como para quienes confiamos en que España sea capaz de tomar el toro de la economía por los cuernos, atajar los malos hábitos del pasado, disciplinar el gasto público (recortando particularmente las partidas a cocaína, si fuera posible), reducir el déficit y zanjar por fin la crisis.
A partir de ayer, por el contrario, está claro que habrá un importante gobierno autonómico con un fuerte incentivo para seguir haciendo lo de siempre, y para jugar además a la contra con las propuestas que partan del Gobierno central. No hay ninguna duda de que eso hará más difícil la aplicación de las medidas que permitar superar la crisis.
Pues qué le vamos a hacer. Sin embargo, no perdais de vista el balón, porque las elecciones andaluzas fueron ayer, pero el partido sigue jugándose hoy. Esta semana se va a producir una huelga general, se van a presentar los muy esperados Presupuestos Generales del Estado para 2012, y se van a publicar las cifras de déficit por cuenta corriente correspondientes a 2012.
Si el seguimiento de la huelga fuera bajo, los presupuestos creíbles y las cifras de déficit prometedoras, entonces sería posible que la semana próxima nos encontremos ya de vuelta en la senda de la recuperación de la confianza. En tal caso, puede que para entonces la percepción de la repercusión del resultado de las elecciones andaluzas evolucione rápidamente.
Quien sabe si este resultado pueda, a la postre, incluso acabar quedando en poco más que la llamativa, pero igualmente anecdótica, expresión de la aversión al cambio de la región más económicante atrasada del país. Un mal dato, pero no uno irremontable.
De modo que ya sabéis, chavales: las reformas se han llevado un ojo morado, pero seguimos jugando. ¡Ojo, y al balón!
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