jueves, 22 de marzo de 2012

Entrelíneas - Corrupción policial en Sevilla

Hace tiempo que Sevilla viene destacando por un degradamiento espectacular de la efectividad policial.  Para decirlo directamente, no tenemos datos que nos permitan decir que hay corrupción policial pero, desde hoy, sí tenemos un nombre propio sobre quien irnos informarndo:  el del comisario jefe Manuel Piedrabuena.

Esta Redacción empezó a preocuparse por Sevilla a raíz del caso de Marta Del Castillo.  Como es sabido, en 2009 unos pandilleros de corta edad tal vez violaron (esto no está probado), pero con certeza mataron, a la amiga de uno de ellos, Marta Del Castillo.  Hasta aquí nada anormal, dentro del sórdido ámbito de las noticias de sucesos.

El quinqui que sabía latín

Sin embargo, inmediatamente se produjo un hecho que hizo saltar un muelle en el sensible sistema de alarmas periodísticas de la Gacetilla.

Sucede que, inmediatamente después de ser detenidos, los delincuentes juveniles organizaron una defensa perfecta, la mejor posible dada la delicada situación penal en la cual se encontraban.  Nos llamó la atención tanto lo fina que era su defensa (digna, como decimos, de haber sido preparada por el mejor experto), como lo rápidamente que habían sido capaces de ponerla en pie.  Se diría que la tenían ya preparada antes incluso de tenido ocasión de hablar con su abogado.

En sus primeras declaraciones policiales estos delincuentes, a quienes presumíamos inexpertos y mucho menos capaces de coordinarse entre si, fueron capaces de hacer desaparecer el cadáver, y luego de sostener contra viento y marea una pantalla de pistas falsas, que bien podrían haber estado directamente pergeñadas para causar un dispendio estratosférico, y por ende gran fatiga a la investigación.

Los delincuentes primero declararon haber arrojado el cadáver al río Guadalquivir, lo cual obligó a dragar 70 km de río navegable, y después haberlo arrojado al mayor vertedero de Andalucía, lo cual obligó a revolver 40.000 toneladas de basura.  Una pesadilla que parecía diseñada por un experto en frustrar investigaciones de asesinatos, radicado en Sevilla.

Y todavía resultaba más llamativo que los delincuentes mantuviesen la coordinación suficiente entre ellos para sostener ambas pistas falsas el tiempo necesario para que causasen el efecto pretendido.  Era como si los muchachos (el mayor de ellos tenía 20 años) tuviesen una fe poderosa, en relación a la forma como se estaba conduciendo el caso.

Pero lo mejor de todo fue la optimización.  El propio padre de Marta, Antonio Del Castillo, había puesto a la policía sobre la pista del asesino, Miguel Carcaño, al poco de desaparecer la niña, de modo que este tenia dificil la creación de una coartada sostenible.  Por el contrario, en los críticos días que separaron la denuncia de Del Castillo y la efectiva detención de Carcaño, este se ocupó de hacer desaparecer todo rastro del cadáver.

Lo más sorprendente es que, una vez detenido, Carcaño confesó inmediatamente el crimen, si bien negó la violación y describió el suceso como involuntario.  A falta del cadáver, ambos extremos se hacían plausibles, y eso abría, a su vez, la posibilidad de que nos encontrásemos ante un homicidio (menos grave que un asesinato) confeso (lo cual puede atenuar la pena) y sin violación (no hay pues un segundo delito).

Por si fuera poco, la falta de pruebas abría la puerta (casi literalmente) a la excarcelación de todos los demás acusados.  Táctica perfecta, vamos.

En cuanto al delito de homicidio, en España se pena relativamente poco (unos 12 a 14 años típicamente), la pena que se cumple de verdad es todavía menor (unos 8), y eso suponiendo que no se consiga acortar la condena mediante recurso.  Es decir, lo probable era que, gracias a la desaparición del cadáver, Carcaño volvería a estar en la calle a los 28 años (de hecho, luego no le fue tan bien, porque el juez le impuso 20 años y él recurrió para que le quiten 5 e ellos).

Teniendo en cuenta la que le podía caer (solo por violación, que está muy penado en España, iban a ser otros 7 u 8 años), amén de las condenas a sus cómplices, pues óptima defensa en cualquier caso.  Y, de nuevo, todo por haber hecho desaparecer el cuerpo, y luego haber mareado diestramente la investigación.  Cuanta habilidad.

Como decimos, la cosa nos dejó pensando si no podría haber recibido Carcaño ayuda desde el interior, a la hora de pergeñar su acertada defensa.  Y más todavía, al ver que, efectivamente, uno tras otro sus cómplices iban siendo excarcelados, lo cual la hacía todavía más vistosa.  O eso, o si no tenemos que averiguar el teléfono de su angel de la guarda, para ficharlo como sea.  ¡Qué tío!

Cocaína en fuga

En paralelo, se produjo otro caso en Sevilla que nos llamó la atención.  Se trata de la desaparición en 2008 de decenas de kilos de cocaína y heroína decomisados por la Policía (unos 100 kilos), nada menos que desde una  mazmorra de la Jefatura Superior de Policía en Sevilla, donde se encontraban almacenados.  De nuevo, un caso que sugería corrupción policial en esa ciudad.

En la Gacetilla tendemos a pensar que estas cosas no suelen producirse por mera coincidencia.  Tampoco hay tantos policías en Sevilla, ni parece razonable pensar que estén corruptos todos ellos, sino más probablemente solo unos pocos.  De modo que estábamos con las orejas tiesas y la nariz al viento, para ver si nos llegaban más pistas.  Bueno, pues hoy nos ha llegado lo que podría ser una.

Acusado de corrupción


La acusación está hecha nada menos que por el propio Francisco R. B. (otro importante policía, por lo tanto), en un escrito interno que obra en poder de la propia policía:  La acusación parece pues del todo seria, y apuntaría a que el policía Miguel Piedrabuena estaría corrupto.

¿Sabéis quien es MIguel Piedrabuena?  Efectivamente:  es el policía que se encargó de la investigación del caso de Marta Del Castillo.  Pero qué pequeño es el mundo.

No solo, sino que durante la investigación del caso de Marta del Castillo, Miguel Piedrabuena ya había sido acusado de inoperancia por Antonio Del Castillo, el padre de Marta.

Cosas del partido

No nos pasó desapercibido el hecho de que, en ocasión de las acusaciones hechas por Del Castillo, el SUP, sindicato policial de la órbita del PSOE, salió inmediatamente en defensa de Piedrabuena.

Bueno, pues se da el caso que la acusación que hace Francisco R. B. sobre Piedrabuena, tiene justamente que ver con el PSOE, porque se trata de la investigación de corrupción que se llevaba a cabo sobre Iván Chaves, hijo del presidente de ese partido, Manuel Chaves.  Qué casualidad casual casualera.

La investigación sobre Iván Chaves tuvo, al parecer, tres elementos interesantes.  En primer lugar, el expediente de una denuncia relacionada con el caso fue asignada, de forma por lo visto extraordinaria, a una comisaría sevillana distinta a aquella a la cual habría correspondído normalmente.  Tufillo pues a manoseo interno.

En segundo lugar, sucede que Iván Chaves denunció el robo de ciertos documentos de su oficina, sin valor económico, pero que podían haberle inculpado.  En otras palabras, justamente el tipo de maniobra que podría haber pergeñado alguien con información precisa sobre como se mueven las investigaciones policiales que pueden afectar a Chaves.  Requetetufillo, ya familiar para nosotros, a que se estuviera recibiendo ayuda desde el interior.

Y finalmente, el denunciante Francisco R. B. fue destituído en Noviembre de 2011, es decir, justamente el mes en el cual el PSOE perdió las elecciones generales y, por lo tanto, el control sobre la Policía Nacional.  Vaya, hombre, otra casualidad.  ¿Cuantas van ya?

Bueno, pues como veis tenemos un robo de droga, un quinqui increíblemente hábil en su defensa penal, y un policía investigador que parece incapaz, pero que luego resulta estar acusado de ser corrupto, a favor del PSOE.  Se diría que a este rompecabezas le falta todavía alguna pieza.

Segunda sevillana

Allá va otra noticia sevillana más.  El ex-director general de Trabajo de la Junta de Andalucía, nombrado por el PSOE, está en la cárcel, acusado de haber desviado fondos destinados a paliar el desempleo.  Parece que el dinero desviado en comisiones podría hacer alcanzado hasta el 25% del volumen de un fondo para EREs, que ascendía a 647 MEUR o, lo que es lo mismo, un máximo de 171 MEUR en comisiones.

Al dinero desviado en comisiones habría que añadir aquella parte del resto del dinero que fue destinada a otros usos espurios, tales como a financiar proyectos de amigos (el chófer de Guerrero ha confesado haber recibido personalmente 900.000 EUR por este concepto) o incluyendo intrusos en los EREs (ha aparecido una larga lista de ellos), algunos de ellos familiares, conocidos, vecinos, compañeros del PSOE y sindicalistas, que supuestamente (ya sabéis) recibían “indemnizaciones” sin haber trabajado nunca en las empresas correspondientes.

Total, 171 MEUR por un lado, más lo que resulte por otro.  En otras palabras, que podemos estar hablando de un desvío de fondos enorme, de tipo que puede hacer tambalerse a un partido entero.

¿Y qué tiene que ver esto con la desaparición de cocaína en Sevilla, la extrañamente exitosa defensa de Carcaño, las acusaciones de corrupción policial a Piedrabuena, y sus vínculos con el PSOE?

Pues, que nosotros sepamos, nada de nada.

Ah, por cierto.  Según otra de las confesiones del chófer de Guerrero, otro de los varios vicios de su jefe era la cocaína.  Os seguiremos informando.

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