lunes, 6 de abril de 2009

Política - Crisis de Gobierno

Ayer nos fuimos a la cama con la noticia del inminente anuncio de una crisis de Gobierno. Esta confirmaría las previsiones gacetilleras que, como saben nuestros lectores más avezados, en política prevén que una sucesión de acontecimientos que inexorablemente lleven a elecciones generales en 2011.

Ante el cariz que van tomando los acontecimientos, y particularmente de los datos de destrucción de empleo, el PSOE se plantea la conveniencia de intentar evitar que las cada vez más palmarias lagunas del Gobierno Zapatero acaben con el partido entero.

Resumen de los capítulos anteriores: una vez que incluso los peor informados en el PSOE tienen ya claro que hay crisis, y que la habrá durante los próximos años, empieza a extenderse la pregunta sobre como va a afrontar el partido las próximas elecciones generales, particularmente si no queda más remedio que adelantarlas a 2011, como va ya pareciendo probable. El resultado de las elecciones gallegas (el PSOE pierde el Gobierno) y vascas (el PNV consigue 5 escaños más que el PSOE, y éste tiene que pactar con el PP) confirman que los miedos del partido sobre las repercusiones políticas de la crisis están bien fundados.

Para más Inri, y a pesar del total apoyo que le fue concedido desde Andalucía (donde incluso se aceptó parar el muy larga y trabajosamente gestado proyecto de unificación de las cajas de ahorros locales), la gestión del Gobierno Zapatero en CCM no ha conseguido evitar el colapso de la caja manchega. Esto ha sucedido con grave riesgo para la élite socialista de Andalucía, todavía agrupada entorno a Felipe González, y muy preocupada por qué podría desvelarse si alguno de los principales implicados en el caso Portillo – Colonial – CCM acabase eventualmente ante los tribunales, con riesgo de sufrir penas de cárcel.

Y lo que es peor, la catástrofe se ha producido, de nuevo, por un fallo técnico de gestión. Efectivamente, no se había previsto que, para utilizar los fondos de garantía de depósitos de las entidades financieras en el rescate de CCM, había que haber garantizado a tiempo la imprescindible aquiescencia de órganos de control de éstos. Como resultado del error, los fondos de garantía finalmente se opusieron a financiar el rescate de CCM, y lo hicieron imposible.

Encima llueve sobre mojado, porque este Gobierno ya ha estropeado por errores técnicos similares toda una larga serie de gestiones del máximo relieve: la regularización de inmigrantes, la sustituición de Francisco González frente al BBVA, la opa de Endesa por Gas Natural, etc. Cunde por lo tanto la sensación de que el Gobierno es técnicamente muy inexperto, que además no hace sus deberes, y que la restricción principal en este sentido son las limitaciones del propio perfil del Presidente.

Ante las noticias, el sector felipista del PSOE, más brillante técnicamente, que en su día apoyó a Almunia y que nunca llegó a explicarse bien como un personaje como Zapatero había conseguido derrotarles en las primarias, ha decidido tomar las riendas en incluso preparar un posible escenario de sustitución del Presidente.

Zapatero, que coincide básicamente en el análisis que hacen los felipistas respecto a la inexorabilidad de la crisis y respecto a la necesidad de gestionar la que parece inevitable derrota electoral, ha perdido la iniciativa.

Tras el aparente fracaso de sus últimas iniciativas mediáticas (tales como el caso Gürtel y el juicio del Yak 42), muy similares a otras que tanto éxito habían tenido anteriormente, cunde la sensación que los ardides publicitarios en los que se había venido apoyando hasta ahora el Gobierno parecen haber perdido eficacia, y Zapatero no sabe bien como va a salir adelante. En otras palabras, el Presidente está groggy y cree que va a necesitar todo el apoyo que pueda conseguir dentro del partido.

Por lo tanto, ha cedido el control de la inevitable remodelación del Gobierno al sector felipista, que se ha puesto inmediatamente manos a la obra. Los viejos vaqueros vuelven a cabalgar.

Para empezar, sale Solbes, quien no solo está quemado políticamente, sino que ya es de imposible motivación. Quiere irse, y aunque es posible, resulta contraproducente, seguir obligándole a seguir arrastrando su tumefacto prestigio por este doloroso purgatorio.

Ante la imposibilidad de conseguir que ningún gestor de calidad acuda a comerse él el marrón que recibe del ministro saliente, y su inevitable perjuicio a nivel de carrera política, los felipistas colocan en Economía a Elena Salgado, ministra inteligente, pero que lleva viviendo bien y sin dar un palo al agua desde 1995. Esta última, consciente de que una vicepresidencia, aunque sea en estas circunstancias, es un estupendo broche antes de su inminente jubilación, acepta. No obstante, ya podemos anticipar que su gestión será nula.

En segundo lugar, Chaves se incorpora a una nueva vicepresidencia. De esta forma, si Zapatero llegae a dimitir antes de las próximas elecciones, el PSOE podría contar con un peso pesado (nada menos que el Presidente del partido), con buenas relaciones con el sector felipista (a cuyo núcleo, a pesar de ser andaluz, no pertenece) para heredar las riendas del Gobierno de forma provisional.

Maria Teresa Fernández De La Vega, zapaterista que ha protagonizado recientemente un muy desgraciado incidente electoral en Valencia (de nuevo por un error de gestión técnico que se resolvió con una medida legalmente inaceptable), claramente no da el perfil de heredera en caso de crisis.

Y finalmente parece que se producirá la incorporación de José Blanco para sustituir a Magdalena Alvarez. El responsable de la gestión política del PSOE, muy familiarizado con las necesidades económicas del partido de cara a una posible anticipación de las elecciones, se pone al frente del ministerio con más presupuesto para otorgar contratas. Eso deja al tandem José Blanco – Leire Pajín en capacidad de hacer valer su excelente relación personal, al servicio del partido, y sin necesidad de exponer a manejos peligrosos a ninguno de los miembros del núcleo duro del clan felipista. Todo el mundo recuerda el caso del responsable de finanzas del PSC, Josep María Sala, quien una temporade en la cárcel como consecuencia del affaire Filesa, aunque después haya sido reincorporado a la ejecutiva del partido.

Decimos finalmente y José Blanco con intención. Porque de Carme Chacón ya podemos empezar a olvidarnos. No le falta al PSOE, después de la que ha organizado el estilo Zapatero, que aceptar como líder a otra política de idéntica descripción pero evidentemente de menos destreza comunicativa. La damos por amortizada.

Dicho todo lo cual, no podemos evitar comentar la anécdota más simpática de la remodelación gubernamental, esto es, como nos hemos enterado de la noticia.

El mismo día que Zapatero publica su foto con Obama, alcanzada al precio del envió de un nuevo batallón expedicionario para Afganistán, esta no obtiee la repercusión mediática esperada, porque se publica simultáneamente con la contranoticia de la inminente crisis de Gobierno.

Esto no se comprende bien en un Gobierno tan ocupado con su imagen, que se ha caracterizado por hacer una gestión tan fina de la publicación de notiicias en los medios. La explicación más probable viene de la combinación de la apertura del Gobierno al sector felipista, que ha implicado un aumento de la porosidad informativa.

Pero tal vez también haya un elemento que achacar al “profundo desencuentro” (por ser delicado) entre Zapatero y el grupo Prisa, que no se explica como el Gobierno no “ha contribuido” ya decisivamente a su “estabilización financiera” (por ser delicado), y que “no encuentra motivos para dejar de publicar” una noticia tan importante (por ser delicado).

Seguiremos informando. Con total delicadeza.

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