Ya sabéis que ayer finalmente reventó el Reactor 2 de la central nuclear japonesa de Fukushima Daiichi, una estructura del tipo Mark I, construida por General Electric.
Se trata de un modelo que siempre ha estado cuestionado por tener un diseño barato pero incapaz de contener el núcleo en caso de fusión del combustible a raíz de un accidente (ved nuestro artículo de ayer). Como sabéis, esos temores se han demostrado fundados ahora.
El ingeniero de General Electric Dale Bridenbaugh y dos de sus colegas dimitieron en 1975 por la falta de reacción de su empresa cuando ellos descubrieron que, al diseñar este modelo, no se habían tenido en cuenta las cargas dinámicas que podrían experimentarse en un accidente de pérdida de refrigerante. La admirable dimisión de Bridenbaugh y sus compañeros no parece haber sido suficiente para evitar que 35 años más tarde sigan en funcionamiento 32 reactores Mark I que hay en el mundo, ni que uno de ellos haya efectivamente terminado por reventar. Se trata concretamente el Reactor 2 de la central japonesa de Fukushima Daiichi, que estalló ayer), a causa justamente de un accidente por pérdida de refrigerante.
De los 32 reactores Mark I, 23 están en Estados Unidos, otros 5 en la planta de Fukushima (que tiene 6 reactores, pero el último es un Mark II, otro modelo que cojea del mismo pie) y quedan 5 más en otras localizaciones por el mundo. ¿A que no sabéis donde están?
Pues efectivamente, ya es público: uno de ellos está a 325 km de Madrid, 210 de Valladolid, 280 de Zaragoza y 110 de Bilbao. Se trata del reactor nuclear de Santa María de Garoña, el más antiguo de los que hay en España, y que (vaya, hombre) también es del modelo Mark I de General Electric.
Para los menos puestos técnicamente, lo que puede pasar (o está pasando) en el Reactor 2, es que el combustible nuclear sobrecalentado se funda, lo cual le llevaría a sobrecalentarse aun más, convirtiéndose entonces en una masa magmática radiactiva que puede quemar el fondo de la vasija y seguir hundiéndose después en el terreno, emitiendo a lo largo de su camino una enorme cantidad de radiactividad de forma incontrolada.
¿Os imagináis qué consecuencias podría tener un escenario así en Santa María de Garoña, apacible pueblecito situado en todo lo alto del valle del Ebro? ¿Con qué regaríamos las viñas de La Rioja, las huertas de Navarra o los olivos de Borjas Blancas? ¿Y cuanta agua mineral embotellada vamos preparando para enviar a Zaragoza? ¿Y como convenceríamos a los turistas para que sigan yendo a Salou, que pilla radiactivamente cerca del delta de Ebro?
Aunque bueno, pensando en positivo, la ventaja es que los valencianos, murcianos y almerienses dejarían de protestar por el bloqueo al trasvase de agua del Ebro hacia sus campos. No hay mal que por bien no venga.
A la vista de lo que hemos averiguado ayer, parece ahora enormemente acertada la decisión del gobierno de cerrar definitivamente el reactor nuclear de Santa María de Garoña cuando venza la prórroga de su licencia en 2013.
Y siendo esta la situación, no podemos más que hacernos las siguientes preguntas:
1 - ¿Por qué no celebra el gobierno su decisión sobre Garoña por todo lo alto?
Uno esperaría haberse encontrado esta mañana titulares triunfalistas en toda la prensa oficialista. Y, sin embargo, nada. ¿Como puede un gobierno tan atento siempre a las cuestiones de imagen desperdiciar una oportunidad así para quedar bien? ¡Ni que tuviera tantas últimamente! Hmmm...
2 - ¿ Como pudo el Consejo de Seguridad Nuclear recomendar que se alargase la vida del reactor 20 años más?
Uno comprende que, cuando se descubrió el problema de los fallos de diseño del reactor Mark 1 en 1972 (3 años antes de las dimisiones en General Electric), el de Santa María de Garoña estaba recién estrenado, y tal vez eso pesó en la decisión de mantenerlo abierto.
Sin embargo, sabiendo todo esto, el año pasado el Consejo de Seguridad Nuclear recomendó que se alargara su vida útil 20 años más. ¿Como es posible? ¿Es cierto pues que el CSN es un mero títere, que no tiene más valor que hacer lo que le dictan?
3 - ¿Por qué fue la Agencia de Seguridad Nuclear francesa la primera en dar la alarma sobre la verdadera gravedad de la situación en Japón?
La compañía francesa Areva comercializa un nuevo tipo de reactor nuclear, llamado EPR, en competencia con fabricantes norteamericanos. El EPR le está costando a Areva sangre, sudor y lágrimas. El primero de ellos, en construcción en Finlandia, lleva un enorme retraso y un sobrecoste que no te menees. Pues estando así la situación, los fabricantes americanos han propuesto 2 diseños alternativos, que incluyen un elemento de seguridad que el EPR no tiene: refrigeración pasiva.
La refrigeración pasiva consiste en colocar el reactor bajo un embalsamiento de agua, de modo que el primero pueda seguir refrigerándose, por simple gravedad, incluso en ausencia de fluido eléctrico. El EPR no prevé esta posibilidad. Aunque cuenta con 4 sistemas de refrigeración redundantes, todos son “activos”, es decir, necesitan de maquinaria funcionante para realizar su cometido.
Los franceses ven que los nuevos diseños americanos pueden ser una competencia tremenda para el EPR de sus desvelos, y no han desaprovechado la oportunidad para dejar claro que, mucha idea brillante americana y mucha vaina pero, llegado el momento de la verdad, el reactor que revienta es uno americano (el Mark I). Se ve que así son los negocios.
4 - ¿Por qué el gobierno concedió una prórroga corta a Garoña?
Y finalmente, si el gobierno sabía que Garoña era un peligro, y que lo mejor era cerrarla ¿por qué concedió una prórroga a esa central justo hasta después de las elecciones generales de 2012? Hmmm....
La conclusiones gacetilleras (ya sabéis, podréis no estar de acuerdo con nosotros, pero no podréis decir que no nos mojamos), son las siguientes:
a) Decisión supranacional
La decisión de seguir tirando de la energía nuclear se tomó a nivel supranacional, y está vinculada al deseo de los países consumidores de hidrocarburos de evitar aumentar la dependencia del petróleo y el gas. Si un país aumenta su demanda, esto provoca un aumento de los precios para todos, y está claro que ninguno de los importadores de energía está interesado en que cada uno de los países consumidores haga la guerra por su cuenta.
b) CSN inútil
Durante la crisis japonesa, el CSN ha estado reunido en sesión permanente en Madrid. Eso es tan inexplicable como inútil (¿qué pretendían hacer? ¿es que iban a llamar a los japoneses para darles instrucciones?).
Ayer mismo el presidente Zapatero se pasó por el CSN para recibir explicaciones. De alguna forma, le dieron dichas explicaciones 5 miembros del Consejo, sentados muy serios alrededor de una mesa, frente a no menos de 15 periodistas gráficos, armados de cámaras de fotografía y video, que no paraban de empujarse y meter ruido. Más bien parecía una sesión fotográfica de casting de modelos para un anuncio de muebles de oficina que una discusión sobre sesuda ingeniería nuclear.
Cuando de verdad tuvo que dar una opinión técnica, el CSN recomendó que se prorrogara la licencia de Santa María de Garoña otros 20 años. Pues si solo vale para eso, que lo cierren, pero ya.
Hala, ya podéis iros. Y apagad la luz al salir, que no está la cosa para gastar corriente.
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