jueves, 3 de marzo de 2011

Entrelíneas - ¿Ha enloquecido José Manuel Campa?

Oh, no. Uno de los pocos miembros del gobierno de España (o casi, porque en realidad solo tiene rango de Secretario de Estado) que goza de plenas cualificaciones para el puesto que ocupa, José Manuel Campa, parece decidido a hundir el prestigio que hasta ahora tenía, pues se trata de un respetado profesor del IESE.

Ayer ha dicho que es conveniente que las familias de España (país con un déficit por cuenta corriente del 4,6% del PIB y con la segunda mayor deuda externa neta del mundo) deben ahorrar menos y consumir más. Vedlo aquí si no podéis dar crédito (nosotros hemos tenido que hacerlo 2 veces).

Estas declaraciones tan, digamos, llamativas llegan apenas 5 días después de que su colega Alfredo Pérez Rubalcaba haya reducido la velocidad máxima legal a 110 km/h, supuestamente justo para fomentar el ahorro de combustible. Genial. Y por cierto que justo hoy mismo hemos sabido que el jefe de ambos, José Luis Rodríguez Zapatero, voló desde los Emiratos Arabes Unidos hasta Túnez vía Madrid, en lugar de hacerlo directamente, para poder dormir en casa, gastando unos 20.000 litros de combustible aeronáutico. Es decir, que Campa no solo ha dicho lo que parece una estupidez sorprendente en él, sino que ni siquiera se diría que exista una mínima coordinación en el gobierno, donde cada uno parece estar haciendo la guerra por su cuenta.

Por otra parte, y aunque ya nos pilla cansados (a nosotros y crecientemente a todo el país), hemos perdido la cuenta de cuantos miembros del PSOE (según el vicepresidente Chaves primero ninguno, luego 4 ó 5, ahora parece que van por unas 70 “situaciones discordantes”) han estado poniendose las botas con los EREs en Andalucía (auténtico chollo del que se ha especulado que originalmente fue montado como sistema de financiación ilegal de los sindicatos), después de que hayamos sabido que se acusa a Rosa Aguilar de dar licencias “ad hoc” para regularizar a posteriori construcciones de particulares en suelo rústico, que hayamos averiguado que el jefe del PSOE en Galicia reside en una vivienda de 765 metros cuadrados construida sin licencia sobre suelo rústico, que en Cataluña la Generalitat del PSOE había montado una camarilla de constructores para que se repartieran todos los contratos entre ellos (1 detenido de momento).

Entre tanto, el Martes de esta semana sale que el déficit exterior se está volviendo a descontrolar, y el Miércoles que la velocidad de destrucción de empleo ha vuelto a acelerarse, tocando un punto de inflexión muy poco frecuente (el anterior se produjo hace 23 meses, y el anterior a ese otros 10 meses atrás).

Encima, la Guardia Civil demuestra fehacientemente que ETA sigue a lo de siempre (oh, sorpresa), deteniendo un comando armado con 200 kilos de explosivos, que ha confesado ya nada menos que 2 asesinatos. Y para más Inri uno de los supuestamente independientes e intachables fundadores de Sortu tenía a su nombre una cuenta con fondos para los presos de ETA. No parece pues que el “proceso” con ETA vaya bien.

Y por si fuera poco, en el exterior los árabes se levantan inopinadamente contra sus gobiernos en varios países en cascada, el petróleo se encarece y la inflación se pone al 2,4% en la Eurozona, de modo que parece que el Banco Central Europeo va a empezar a subir tipos ya en el segundo trimestre, en lugar de esperar hasta el final del año. Lo que faltaba.

En estas condiciones, y por la pinta del asunto, se intuye que empieza a cundir la sensación en el partido que la sucesión frenética de planes de emergencia ha fallado, que el nuevo aligeramiento del ajuste económico intentado in extremis (la sustitución del PRODI - los famosos 426 EUR - por un subsidio similar) tampoco va a servir para detener la catástrofe electoral, y que ya no queda tiempo para pensar nuevos trucos de último minuto.

Y como colofón, incluso El País no tiene ya escrúpulo en publicar esta semana, en el contexto del debate sucesorio del PSOE (otra que por si éramos pocos), y cerrando un artículo, (es decir, en el lugar clave) esta fatídica frase: “sálvese el que pueda”.

Tal y como están las cosas, se ve que Campa ya no tiene necesidad de ponerse de acuerdo con el vecino de poltrona (y tal vez tampoco forma de hacerlo), de modo que hace la primera declaración que se le ocurre, sin reparar en lo peregrina que pueda parecer a oídos de sus desprevenidos y estupefactos oyentes.

¿Será así como el hasta ahora bien ponderado Campa ha llegado a perder la cabeza?

No hay comentarios: