viernes, 17 de octubre de 2014

Ebola - Datos interesantes

Hay que ver cuanta tinta ha corrido últimamente en relación con el Ébola,  los trajes de plástico y el perro Excalibur.  Pues ahora vamos a verter otro poco, pero confiando en mantener el nivel intelectual que ha convertido a la Gacetilla en el faro imprescindible para las masas sedientas de sabiduría.  O sea que allá va esto.

Durante el día de ayer esta Redacción tuvo el privilegio de asistir a un debate técnico, razonable y breve sobre esta enfermedad y su tratamiento clínico y político.  Nos gusto mucho, e intentaremos pues atenernos a esas 3 líneas para vuestro mayor disfrute (a ver qué tal nos sale).

1 - Qué sabemos sobre el Ébola

Pues muy poco realmente.  La enfermedad se describió en 1976, que en cuestión de enfermedades es como decir anteayer.

Pero es que además era una enfermedad muy poco frecuente.  La Organización Mundial de la Salud había identificado hasta Enero de 2014 había causado unos 2.000 muertos por Ébola en toda la historia de la Humanidad.

Incluso especulando (como aparentemente hace la propia OMS) que solo consigan localizar la mitad de los muertos que realmente se han producido por este virus (muchos fallecen en remotos lugares rurales), podríamos especular que realmente tal vez haya habido unos 4.000 muertos en toda la historia.

Teniendo en cuenta que la mortalidad de esta enfermedad es del 60%, eso significa que en en total habrán tenido Ébola unas 7.000 personas desde el principio de los tiempos hasta Enero de 2014, y de esas la OMS solo ha oído hablar de la mitad, luego ha podido estudiar todavía menos de ellas.

Bien, pues esa escasísima experiencia es todo lo que había hasta Enero.

Y ahora vamos con lo nuestro:  en el actual brote de Ébola, la OMS ha registrado 8.997 casos, entre los cuales se han registrado 4.493 fallecimientos.  ¿Comprendéis?

Es decir, que en este brote ha habido más del doble de casos que en toda la historia.  Por lo tanto, tenéis que tener en cuenta que mucho de lo que sabemos lo estamos averiguando este mismo año, y que hasta el tío más enterado del mundo está en realidad un poco verde en lo que respecta al Ébola.

Por lo tanto, cuando oigáis que la infección no se contagia por vía de los perros Excalibur, o que no se contagia mientras está en fase de incubación, o que este virus sobrevive 1 hora fuera del huésped, tomad esa información con un poco de cautela.  No quiere esto decir que toda sea falsa, sino simplemente que hay que recordar que en esta cuestión estamos todos verdes de narices.

2 - Responsabilidades políticas

Los humanos somos animales de costumbres, y los periodístas en particular, todavía más (más "de costumbres", no más animales, que nadie se nos vaya a ofender indebidamente).  Ellos escriben de política.  Cada periódico busca amigos en su partido político, y cada partido político busca amigos en su periódico.  Es como una regla no escrita.

Por lo tanto, cuando se envenena la gente con un aceite de colza desnaturalizado, se hunde un petrolero Prestige o se incendia un bosque en Guadalajara, el periodista no busca al desnaturalizador del aceite, el armador del barco o el autor de la barbacoa incendiaria, sino que va a disparar contra el político que tenga más a mano (siempre y cuando éste no sea amigo de su periódico, claro está).

Como era previsible, en este caso ha sucedido eso mismo.  En cuanto se supo que un auxiliar de enfermería se había contagiado de Ébola en Madrid, las teles y los periódicos de la oposición saltaron con puntualidad suiza a pedir la pena de horca para la Ministra de Sanidad.  Antes de que se hiciese investigación alguna, ellos (y sus ávidos tertulianos) ya tenían claro que la culpable era la Ministra.  ¡Sí señor!  ¡Pudor, para qué!

Curiosamente, al trascender que la auxiliar se había tocado el rostro accidentalmente, ninguno de esos periodistas pareció modificar su punto de vista.  La máxima en estos casos de política de segunda división es que, si los datos no se ajustan a la teoría defendida, deben modificarse los datos, pero no la teoría.  Un asco, vaya.

Como la Ministra tenía que ser culpable, pero parecía dificil situarla en el cuarto vestidor de la auxiliar provocando el malhadado contacto facial, entonces se la responsabilizó de haber implantado un protocolo de tratamiento de enfermos erróneo y, por lo tanto, de ser culpable de todas formas, que era lo importante.

Claro, hace falta ser muy leal a la oposición para creerse que fue la Ministra quien diseñó el protocolo fallido, y además la defensa ministerial argumentaba (con cierta verosimilitud) que se había tomado un protocolo de la Organización Mundial de la Salud.

Así que nueva adaptación del guión, y fuego a discreción.  Ahora nos quejamos de que el protocolo adoptado preveía nivel de seguridad biológica 2 en lugar de 4 (el máximo posible), que además la formación recibida por la auxiliar contagiada había sido insuficiente, que no tuvo la ayuda necesaria al vestirse y desvestirse, y que actuaba en un hospital (el Carlos III de Madrid) que se está desmontando actualmente.  En otras palabras, la Ministra es ahora culpable por haber recortado los presupuestos sanitarios con resultado de incremento de riesgo y subsiguiente contagio.

Hay que reconocer que los presupuestos de Sanidad sí son cosa de la Ministra, de modo que esa acusación parece menos desorientada que las 2 anteriores.  Ahora bien, cabe en este caso decir que cuando la Ministra recortó el presupuesto, el país estaba arruinado, gracias justamente a la impecable labor de destrucción económica llevada a cabo, de forma eficaz y concienzuda, por el anterior gobierno (que había sido de la oposición).

De modo que cabe preguntarse si el responsable del recorte presupuestario fue quien había arruinado al país, o quien tuvo que gestionar el marrón endilgado por su antecesor.  Como os habréis imaginado, si hablamos de falta de dinero, nosotros lo tenemos claro:  aunque hayan pasado 3 años, no se nos ha olvidado quien nos arruinó.  Fue el gobierno anterior.

¿Quiere esto decir que la gestión de la Ministra ha sido pues impecable?  Pues no, pero ni falta que hace.  Se encontró con un caso tremendo (2 españoles se habían contagiado de Ébola en África), y lo hizo lo mejor que supo.  Y si ha tenido errores, pues habrá que aceptarlo, porque nadie es perfecto, y solo se equivoca en el trabajo quien efectivamente trabaja.

Pero ojo, porque esto no quiere decir que estemos satisfechos de la actuación de todos los políticos involucrados en este caso.  El Consejero de Sanidad de Madrid, que milita en el mismo partido que la Ministra, acusó a la auxiliar enferma de haber mentido, porque ella no advirtió al médico que la atendió en primera instancia, que estar ante un caso de Ébola.  Perdón por el lenguaje, pero grave cagada del Consejero.

La auxiliar enferma es una heroína que se enfundó un traje de plástico y trabajó para salvar a un enfermo gravísimo, con enorme riesgo para la vida de ella.  No quiere esto decir que no cometiera errores, porque obviamente no informar al médico sobre cual podría ser su enfermedad fue un despropósito.  Pero políticamente el acto de heroísmo al llevar a cabo su ingrato trabajo es mucho más importante que casi cualquier error que ella pueda haber cometido.  Y por lo tanto el Consejero, que es jefe de ella, debe apoyarla en público y, si acaso, lavar sus trapos sucios en privado (no olvidemos que el Consejero también es jefe responsable del médico engañado, y es pues su responsabilidad protegerlo).

No debemos de ser los únicos que piensan esto, porque ayer el Consejero tuvo el buen tino de disculparse públicamente con la auxiliar.  Suponemos que él recibiría muchas presiones internas para enmendar su error, pero a tenor de la dispculpa, parece que él mismo es consciente de que se equivocó.

¿Ah, sí?  ¿Y entonces, qué?  ¿Todos los políticos se van de rositas?

Pues sí, exactamente eso.  La misma lógica que aplica a la Ministra y a la auxiliar nos aplica a todos.  Quienes han cometido errores, lo han hecho en relación con su desagradecido trabajo de ocuparse del gravísimo problema del Ébola, a beneficio de los enfermos, y también de todos nosotros.  Pues hay que apoyarlos, así de claro.

Nadie debe creer que la forma de ganar una guerra sea fusilando a los soldados (o a los generales) que vuelvan del frente portando alguna mala noticia, porque aunque es seguro que eso sucederá, a quien hay que batir no es al que está de nuestro lado sino al enemigo, que en este caso es un virus.

Ahora, a la Ministra le han puesto una niñera para que le lleve la política de comunicación (que era manifiestamente mejorable), y el Consejero ha hecho lo mejor que cabía esperar de él, es decir, reconocer alto y claro que se ha equivocado y dar un giro de 180 grados a su actitud.  Pues perfecto y adelante.

3 - Peligros del Ébola

Aunque el Ébola es menos peligroso que lo que podría temerse (es difícil que haya una epidemia en un país con un sistema sanitario bueno), es mucho más peligroso que lo que se está admitiendo públicamente.

Para empezar, parece ser mucho más contagioso que lo que nosotros supusimos inicialmente.  Hasta que presenciamos el debate de ayer, nosotros lo habíamos subestimado.  Los múltiplos de contagio tan reconfortantemente bajos que hemos estado viendo se refieren, al parecer, al Ébola en ambiente rural africano, donde las posibilidades de contagio son mucho menores que en un ambiente urbano europeo.  De modo que cuidado con las estadísticas que había hasta ahora, porque pueden empezar a variar rápidamente.

En segundo lugar, parece que el virus es mucho más contagioso de lo hasta ahora supuesto en las fases tardías de la enfermedad y, particularmente, en el caso de los enfermos fallecidos.  O sea que ojo con eso, porque cuando se estudie bien podría resultar que un fallecido por Ébola sea 100 veces más contagioso que un enfermo con fiebre incipiente.  Esto explicaría el elevado número de sanitarios infectados.  Según parece, uno de los brotes anteriores de esta misma enfermedad se atajó cuando se cerró el hospital que trataba a los enfermos.

En tercer lugar, parece que estamos muy verdes en cuanto al conocimiento sobre la supervivencia del virus en condiciones hostiles, es decir, fuera del cuerpo de un infectado.  De modo que mucha prudencia al evaluar las necesidades de desinfección de un avión que haya transportado a un enfermo.  A la luz de lo que ahora sabemos, la actitud de los animalistas que intentaron evitar el (muy triste) sacrificio del perro Excalibur parece ahora digna de cárcel.  Literalmente.

Así pues  ¿por qué se dan mensajes tranquilizadores a la población?  La razón es que entre la población inevitablemente hay un porcentaje de memos que podrían entrar en pánico y causar un caos, de modo que se lanza un mensaje de tranquilidad que les apacigüe.

En nuestra opinión, eso es un error.  Evitar el pánico es un objetivo razonable pero, una vez pasado el impacto inicial (digamos la primera semana), hay que esforzarse por contar la verdad, con todo lujo de detalles.  Creemos que es importante, porque habrá que exigir a la población sacrificios cuyo fin último conviene que todos compartamos.

4 - Qué hacer

Bien, pues una vez que nos hayamos librado del problema inicial, tenemos que tomar medidas.  He aquí la lista gacetillera, para vuestro consumo:

a)  Dedicar fondos

Pelear con el Ébola necesitará dinero, que no nos duelen prendas habrá que quitar de otros sitios.  Tal vez haya que aplazar las bajadas de impuestos o la devolución de las pagas extras a los funcionarios, pero la lucha contra el Ébola debe de dotarse de fondos abundantes.  Dice hoy el Financial Times que un Euro invertido hoy es 10 veces más útil que uno invertido el año próximo, y eso sin tener en cuenta el sufrimiento humano que un brote mal contenido puede causar.  En esto no hay bromas.

b)  Apoyar a quien lucha

Esto incluye a todos, desde el Rey hasta el último proveedor de jeringuillas.  El Secretario General del PSOE Pedro Sánchez djo inicialmente que lo primero era la salud, y que la reclamación de responsabilidades sería posterior, y nosotros nos pusimos en pie para aplaudir su gallardía.

Sin embargo, ayer el PSOE planteó la reprobación de la Ministra de Sanidad en el Congreso de los Diputados.  Muy mal.  Eso debe evitarse a toda costa, la lucha contra el Ébola será larga, y es probable que la siguiente Ministra venga nombrada por una coalición encabezada por el propio PSOE.  Hay que tener pues altura de miras.

c)  Tener valentía política

No puede ser que el centro de referencia de enfermedades infecciosas (es decir, contagiosas, para los que no fueron a clase el día que se explicaba esto)  esté en pleno casco urbano de la mayor ciudad del país.  Debe estar en un sitio aislado, por motivos tan obvios que nos negamos a explicarlos.

Además, debe estar sujeto a una disciplina cuasi militar.  Estos días hemos vistos a periodistas entrando hasta las plantas altas del Carlos III, sin traba, óbice, cortapisa, tapujo ni valladar que los contuviera.  Eso no puede consentirse, porque es epidemiológicamente peligroso.

Y por último, los profesionales que allí trabajen deben de estar sometidos a un control especialmente restrictivo.  Puede que incluso tengan que pasar temporadas sin contacto con sus propias familias.

Como os podéis imaginar, nada de esto se hará sin una buena dosis de valentía política.  Porque habrá que decidir cual es el emplazamiento idóneo para ese centro, idealmente por concurso pero sino por decreto.  Porque es necesario construirlo.

Además, habrá que convencer al país más contestatario de Europa que, en cuestión de enfermedades contagiosas, la disciplina militar es una bendición, no una rémora fascista de un pasado dictatorial, como seguramente será caricaturizada en cuanto se sepan las consecuencias prácticas de su implantación.  Tal vez haya que aislar a algún paciente contra su propia voluntad, y ya os podéis imaginar qué polícía va a ir voluntario a pelearse con un enfermo contagioso, cabreado y defendico por los mismos memos del perro Excalibur (y quien sabe si encabezados por el mediático Pablo Iglesias  ¿a que no os resulta inimaginable?).

Y finalmente, habrá que decir que los profesionales implicados ganarán una suma de dinero extraordinariamente alta, mientras que otros sanitarios que se consideran igualmente importantes (como los oncólogos, por ejemplo) seguirán subsistiendo con su sueldo actual.  Además, el sanitario que deje este centro, volverá a su salario anterior.  Y ya sabemos todos que rebajar el sueldo a un funcionario es tarea bien difícil.

d)  Ampliar el foco

El Presidente del Gobierno dijo que el asunto estaba encauzado, refiriéndose a este contagio individual, pero que todo el país conozca el nombre del perro Excalibur no debe distraernos.  El caso de la auxiliar enferma no será el único que tengamos, porque la epidemia sigue creciendo salvajemente en Africa, y volarán a España más misioneros, voluntarios, inmigrantes, ingenieros y hombres de negocios contagiados.

Así pues, hay que levantar la mirada del balón, para poder ver todo el campo de juego y actuar en consecuencia.  En primer lugar, hay que ir a combatir la enfermedad en su foco.  Es impensable que vaya a haber decenas de miles de casos en Africa y ninguno aquí.  Si queremos defender nuestra casa, habrá que atacar al enemigo (el virus, claro) en la suya propia.

Y además, tendremos que montar un sistema de detección y tratamiento de enfermedades infecciosas digno del mundo globalizado del siglo XXI.  Si nos parecía progreso que el aeropuerto Adolfo Suárez - Barajas se hubiera construido para 80 millones de pasajeros al año, hay que ir pensando cuantos de ellos aterrizarán infectados.  Porque el progreso también trae estas cosas, y hay que estar preparado.

5 - Pronósticos

¡Como no!  ¡La Gacetilla y sus míticos pronósiticos!  ¡Qué valor!

Pues sí, con un par de narices, vamos a hacer un pronóstico, pero antes, queremos dejar constancia de nuestra limitación de responsabilidad.  Si todos los vendedores de móviles meten un disclaimer legal entre la documentación de los aparatos que ellos mismos construyen, imaginaos qué deberíamos meter nosotros para hacer pronósticos del Ébola, que solo conocemos por referencias.

Por lo tanto, tened en cuenta que, al contrario que en el campo de la previsión política y económica (que somos bastante buenos, y si no echad un vistazo a nuestro histórico), en caso de Ébola manifestamos estar casi completamente neófitos.  No obstante, y a pesar de ello, nos echamos a la piscina para distracción de nuestros lectores; como mínimo nuestras ideas valdrán como carne de debate.

Este Martes publicó la OMS un documento en el que señalaba que durante los primeros días de Diciembre se produciría una inflexión en la curva de crecimiento de contagios de Ébola.  Si eso es cierto (y la OMS tampoco es el Mago Rappel), entonces podemos esperar que el número de contagios toque techo en verano, que empiece a caer a partir de ese momento, y que el brote haya quedado controlado en algún momento de 2016.

Eso significa que el año 2015 tal vez haya 40.000 contagios y unos 24.000 fallecimientos por este caso, de los cuales unos cientos en países ricos, y de esos la mayoría en Europa.

¿Pesimista?  Puede, pero nosotros creemos que no mucho.  Es más, estamos dando por sentado que el Ébola no se disparará en ninguna de las grandes ciudades africanas.  Esa nos parece una hipótesis con cierto riesgo porque, por ejemplo, Lagos en Nigeria tiene 12 millones de habitantes, muchos de ellos pobres de solemnidad, y ya ha registrado algunos casos (si bien hoy no hay ninguno identificado).

De la misma forma, tampoco hemos previsto un salto del brote a ciudades fuera de Africa.  Y os tenemos que decir que, en este mundo globalizado, los contactos de Africa ya no son solo con Europa y EE.UU., sino que el continente africano está lleno de hombres de negocios árabes, profesionales indios e ingenieros chinos, y que aquellos que en Africa ganan su buen dinero (y ya hay unos cuantos), van de vacaciones a Malasia o Thailandia.  De modo que si nos ponemos pesimistas de verdad, podríamos ser realmente pesimistas.

¿Y en España?  Pues más nos vale espabilar.  Dejad en paz a la auxiliar, el Consejero y la Ministra, y empezad a pensar cual de vuestros maravillosos planes para el año próximo no vais a poder llevar a cabo, porque el Gobierno deberá destinar ese dinero a atacar el Ébola.

¡Pues a por ello!  ¡Y buena suerte a todos!


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