jueves, 25 de octubre de 2012

Independencia catalana - Derechos al abismo

La prensa entera lleva ya varios días debatiendo la propuesta electoral de Artur Mas, President de la Generalitat catalana, que aboga por la escisión unilateral de Cataluña respecto al resto de España.  Menuda película se ha montado el tío.

Tanto es el interés que el asunto ha despertado, que la semana pasada, el banco suizo UBS consideró oportuno publicar un análisis macroeconómico bastante bueno, partiendo de la hipótesis que Mas siguiese adelante con su propuesta tal y como la ha hecho.

UBS no se mete a discutir qué opción es políticamente preferible para Cataluña.  No cita la lengua, ni la Guerra de Sucesión, ni las esteladas del Camp Nou, ni a Franco (¡menos mal!), sino que simplemente hace un análisis jurídico y macroeconómico aséptico.

Highway to hell

El resumen del informe (que no posteamos, a pesar de su interés, porque puede estar protegido por copyright) es la sucesión de acontecimientos siguiente.

1 – Mas solicita a Rajoy la celebración de un referéndum de independencia en Cataluña, puesto que la Constitución reserva expresamente esa facultad al Gobierno central.

2 – Rajoy se niega, porque considera que el fondo del asunto también es inconstitucional, ya que la Constitución consagra la unidad del Estado.  Antes de convocar el referendum habría en todo caso que reformar la Constitución, para incluir el derecho de secesión.

3 – Mas se niega a solicitar la reforma de la Constitución (que implicaría un referéndum a nivel de toda España), y pasa una ley de “consultas populares” en el Parlament de Cataluña.

4 – Rajoy recurre la ley catalana, por ser un obvio fraude de ley, que meramente llama “consultas” a lo que en realidad son referendums.

5 – El Tribunal Constitucional da la razón a Rajoy.

6 – Mas ignora al TC, se mete en el huerto de convocar una “consulta” de todas formas, solo participan en ella los nacionalistas (que obviamente ganan) y Mas declara la independencia de Cataluña.

7 – Rajoy considera la declaración unilateral como un atentado a la integridad territorial de España, invoca el Tratado de Lisboa (cuyo Artículo 4 trata este asunto expresamente) y Cataluña es expulsada de la Unión Europea y la Eurozona.

8 – Tras la expulsión, la Generalitat pierde acceso a los mecanismos de financiación del Banco Central Europeo, el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera y  (naturalmente) al Fondo de Liquidez Autonómica español.

9 – Ante la falta de acceso a ayuda exterior, se hace evidente el peligro que la Generalitat no pueda atender el vencimiento de los pagos de su deuda, que están fuertemente concentrados en el corto plazo.

10 – El peligro de que algún banco catalán pueda caer ante un eventual impago de la Generalitat, o que esta pueda decretar una incautación forzosa de fondos para paliar la emergencia (empezando tal vez por los que sean propiedad de otros ciudadanos españoles) provoca una retirada de depósitos bancarios, a medida que el público saca sus Euros desde Cataluña hacia el interior de la Eurozona.

11 – La salida de Euros acelerada pone en riesgo el sistema bancario y el mismo flujo de pagos en Cataluña, lo cual podría paralizar la economía entera.  Ante ese riesgo, la Generalitat se ve obligada a introducir su propia moneda.

12 – Ante la falta de demanda, la nueva moneda catalana se deprecia rápidamente, causando una fuerte inflación.  Sin embargo, las deudas de la Generalitat y los ciudadanos catalanes con entidades "extranjeras" (incluso las de otros lugares de España) siguen denominadas en Euros.

13 – La expulsión de Cataluña del perímetro arancelario de la UE, la retirada de algunas empresas hacia otras localidades españolas como consecuencia de la independencia, y la caída de demanda de productos catalanes en el mercado español, provocan una fuerte crisis en el sistema productivo catalán, que se ve forzado a moverse hacia nuevos mercados y nuevos productos.

Panorama claro

Políticamente puede debatirse si a Cataluña le interesa enfrentarse a la probable expulsión de la Unión Europea y de la Eurozona, suspensión de pagos de la Generalitat, fuga de depósitos, devaluación de la nueva moneda catalana y necesidad de reestructurar toda su economía para vender en otros sitios lo que dejará de vender en España.  Sin embargo, me parece difícil rebatir que el escenario que dibuja UBS es el más probable.

A pesar de todo, la perspectiva de que Cataluña vaya a meterse en una catástrofe no excluye que los catalanes (encabezados por Mas) decidan ir por esa vía.  Recordad que, en última instancia, ellos también vivían en el país que eligió presidente a José Luis Rodríguez Zapatero y que, aun hoy, hay un 20% de votantes que creen que lo hizo estupendamente y volverían a elegirle.

Café (amargo) para todos

Y tampoco debe consolarse nadie con la perspectiva de que Cataluña se empobrezca dramáticamente por la independencia, porque el resto de España también sufriría (si bien mucho menos).

Aunque el informe no se ocupa de esto (el autor no juzga necesario dedicarle tiempo), la Gacetilla estima que en ese escenario, el resto de España perdería algo menos de un 25% de su capacidad exportadora, y cerca de un 20% de su base fiscal de modo que, aunque evitaría el colapso a la Argentina que sacudiría a Cataluña, debería someterse a ajustes tal vez otros 4 años más.  O sea que no sería ninguna broma.

Mi palabra es la ley

Mas, y la opinión pública española (entre la cual la catalana, al menos de momento) en general, están groseramente equivocados en un aspecto.  Por motivo de su historia reciente, que ha incluido una transición constitucional profundísima (recordad que veníamos nada menos que de un régimen "orgánico", qué será eso), está instalada en la conciencia de muchos ciudadanos la idea que la voluntad política permite saltarse las leyes a la torera.

Esa sensación se ha agudizado tras el paso por La Moncloa del funesto Zapatero, que no veía dificultad en pasar un Estatut inconstitucional, que creía que podía financiar a un partido sin militantes y que podía constituir empresas-altavoz por la vía de desplumar a RTVE.

Lo malo es que al final el TC falló contra el Estatut (ahora lo reconoce hasta el muy zapaterista Financial Times), el PSOE está arruinado y La Sexta ha quebrado y está siendo absorbida por Antena 3.

Pero lo que es más importante, en la UE del siglo XXI, ese bajo respeto por la ley es un grave error de concepto.  Tenéis que considerar que en otros sitios de Europa, la población no ha tenido debates constitucionales en mucho tiempo, y la cultura es muy distinta.  La ley se respeta o se cambia, pero no se la salta nadie.  Y ese respeto por la ley está engranado en la arquitectura jurídica de la UE.

¿Acaso creéis vosotros que la UE va a admitir hacerle una excepción a Mas, para que se salte la ley, poniendo así en riesgo las bases mismas de la construcción europea?  ¿Qué sería entonces lo siguiente?  ¿Podría pues Alemania tal vez admitir la entrada de Serbia en la UE por su propia cuenta?  ¿Podría Francia modificar la legislación de telecomunicaciones en solitario, tal vez para favorecer a Alcatel?

Jugando con las cosas de comer

Adicionalmente, puede que Mas esté haciéndose la película de que su nueva Catalunya independiente se va a librar quedarse con su cuota parte de la deuda pública estatal de España, pero ya os aseguramos nosotros que no caerá esa breva, por una razón tan simple como poderosa.

¿Qué pasaría entonces si la Liga Norte hace una jugada a la catalana, igual que Mas?  ¿Quien pagaría entonces la deuda pública italiana, que es alrededor del 25% del total de la Eurozona, gran parte de la cual está en manos de inversores de otros países, incluidos muchos bancos?  ¿Qué hacemos entonces?  ¿Dejamos que se monte un pánico bancario con la deuda italiana, para hacer un favor a Mas?

Ya os vamos adelantando que ni de broma.  Es que ni se lo van a plantear.  No quieren decirlo explícitamente para evitar enfadar a nadie si pueden evitarlo, pero en caso de conflícto, la UE aplicará la ley y a hacer puñetas con Mas.  Cataluña quedará fuera de Europa, y se hará con ella escarmiento para futuros unilateralistas en potencia.

Mantenella y no enmendalla

Pero todavía decimos más.  A estas alturas, Mas ya sabe qué es lo que hay.  Lleva ya varias semanas haciendo movimientos para conseguir apoyos en Europa, y nada de nada.  Es más, incluso una mini-iniciativa cocinada entre eurodiputados españoles (presentando una moción para evitar un aparentemente inminente bombardeo militar de Cataluña entera por el fascista ejército español de ocupación) ha tenido como única consecuencia la pública desautorización (con arrancamiento de galones y todo) de una mema socialista que tuvo la feliz ocurrencia de participar en ella.  Mas ya sabe que ha pinchado en hueso.

No obstante, no os hagáis líos:  Mas ya no puede parar la bola de nieve que ha creado sin hacer el ridículo más espantoso.  Además, si sigue adelante, es probable que saque un montón de votos en las elecciones de Noviembre, porque, por muy lunática que sea su propuesta, está demostrado que hay muchos electores que son capaces de meterse de cabeza en una letrina sin dudarlo.

Por si fuera poco, sus rivales del PSC están en pleno desalabro ideológico, ERC va de escisión en escisión y, por si fuera poco, Mas ha fichado incluso al fabuloso FC Barcelona de Lionel Messi  ¡qué más puede desear!  La probabilidad de que se apee de su tesis independentista antes de las elecciones es prácticamente nula.

Su jugada consistirá pues en dejar pasar las elecciones, hacerse con una previsible mayoría y negociar con el Gobierno central un acuerdo fiscal más favorable para Cataluña.  Si no puede conseguir el paraíso fiscal vasco, al menos algo a medio camino.  Y luego, en cualquier caso, y consiga el acuerdo o no, declarar victoria y a otra cosa, mariposa.

Un gran plan

Bien, pues en la Gacetilla no creemos que este sea un plan aceptable.  En nuestra opinión, el Gobierno central debe evitar cualquier tentación de permitir que Mas pueda proclamar que ha sacado partido de sus amenazas, porque está demostrado que eso no hace otra cosa que abonar el terreno para que las mismas amenazas se repitan en el futuro.

Y no os hagáis ningún lío, en la Gacetilla no tenemos ningún prejuicio en contra de la posible independencia de Cataluña, más allá de que nos parece una idea malísima, tanto para Cataluña, como para el resto de España. Pero si muchos catalanes desean que les consideremos extranjeros, pues tendremos que hacerlo, no hay duda.

La independencia de Cataluña tendría incluso algunas ventajas, al menos a nivel político.  La principal sería que podríamos evitar la situación actual, en la cual 47 diputados catalanes deciden en las Cortes sobre asuntos tales como la educación, y sin embargo luego Cataluña se niega a aplicar las leyes que no le interesan, incluso famosamente después de que los tribunales se lo hayan exigido.  Eso es un contrasentido, si aplican las leyes, no deben participar en su creación.

Dudas razonables

A pesar de ello, sí estamos en contra de la independencia unilateral.  La independencia, aunque sea posible, debe ser negociada.  Hay que responder a muchas preguntas, cuyas respuestas son de gran importancia práctica.

Por ejemplo:  ¿Qué perímetro debe tener la Cataluña independiente?  Si una sola provincia catalana vota en contra de la independencia  ¿debería ser forzada a aceptar la independencia con las demás, o podría optar por permanecer en España?  ¿Y la Vall d’Aran?  ¿Puede a su vez independizarse de Cataluña también?

Eso en cuanto a los territorios pero  ¿Y las personas físicas?  Tengamos en cuenta que son ciudadanos de la Unión Europea del siglo XXI, no súbditos de la extinta Unión Soviética del siglo XX.

¿Deben todos los ciudadanos ser forzados a aceptar la nacionalidad catalana, o pueden optar a mantener la española si lo desean?  ¿Y a qué servicios tendrían derecho esos ciudadanos españoles que residieran en la República Catalana?  ¿A los mismos que los catalanes?  ¿Podrían hacer trámites, o solicitar justicia en castellano, o ya no?  ¿Y quien pagaría sus pensiones?  ¿Podrían cobrarlas si se fueran a otros puntos de España?

Y luego  ¿quien paga la deuda pública de España si Cataluña se independiza?  Parece obvio que Cataluña debería quedarse con parte de ella pero  ¿qué parte?  ¿la que corresponda a su población, a su PIB, a su recaudación fiscal?

¿Y los activos?  ¿Debe Cataluña quedarse con las propiedades del Estado en su territorio (edificios, carreteras, puertos, aeropuertos, vias de tren)?  Y en tal caso ¿a qué precio?

¿Y qué hacemos con los funcionarios estatales de Cataluña?  ¿Tiene la Generalitat obligación de mantener sus puestos de trabajo, o los echaría a la calle al día siguiente de la independencia?

Como veis, la independencia unilateral, en realidad, puede fácilmente crear conflictos gravísimos, incluso arruinar repentinamente las vidas de muchas personas.  ¿Creíais que la crisis estaba siendo dura con la gente?  ¡Pues esperad a la independencia, y veréis!  Las manifestaciones y protestas que hemos visto estos meses nos parecerían un juego de niños en comparación.

Sin premio para el pirómano

Y puesto que creemos que la independencia unilateral es una amenaza mucho más grave de lo que nadie parece entender, creemos que deben tomarse medidas políticas contra quien la ha propugnado (solo políticas, por supuesto).

No puede ser que amenazar con causar una catástrofe para todos tenga premio.  Creemos que, tras las elecciones, el Gobierno central debe hacer todo lo que esté en su mano por minar a Mas, de la forma más ostensible posible.

Y ojo, que nos referimos a Mas, no al concepto de independencia.  Para decirlo más claramente, si alguien ganase las elecciones propugnando la indepdencia negociada, nosotros seríamos partidarios de que se abriese esa negociación, incluso modificando la Constitución si fuera ese el acuerdo.  A pesar de que pensemos que la independencia es una mala idea, también creemos que esencialmente no se debe forzar nada en democracia.

En fin, ya veremos.  Al contrario de nuestra norma, en esta ocasión no vamos a hacer pronósticos sobre como acabará la gloriosa epopeya independentista de Mas.  Al fin y al cabo, por mucho daño que se autoinflijan, los argentinos han demostrado ser incapaces de dejar de votar por el mismo partido, una vez, y otra vez, y otra... que nadie de por hecho que Cataluña tiene por qué ser diferente.

Sin embargo, sí damos como seguro que la independencia unilateral provocará la expulsión de Cataluña de la UE y del Euro, y un colapso económico que tardarán décadas en olvidar los catalanes, y salvando las distancias, también el resto de los españoles.

O sea que mucha atención, que Mas está rodando su película.

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