La
prensa entera lleva ya varios días debatiendo la propuesta electoral de Artur
Mas, President de la Generalitat catalana, que aboga por la escisión unilateral
de Cataluña respecto al resto de España.
Menuda película se ha montado el tío.
Tanto
es el interés que el asunto ha despertado, que la semana pasada, el banco suizo
UBS consideró oportuno publicar un análisis macroeconómico bastante bueno,
partiendo de la hipótesis que Mas siguiese adelante con su propuesta tal y como
la ha hecho.
UBS no
se mete a discutir qué opción es políticamente preferible para Cataluña. No cita la lengua, ni la Guerra de Sucesión,
ni las esteladas del Camp Nou, ni a Franco (¡menos mal!), sino que simplemente
hace un análisis jurídico y macroeconómico aséptico.
Highway
to hell
El
resumen del informe (que no posteamos, a pesar de su interés, porque puede
estar protegido por copyright) es la sucesión de acontecimientos siguiente.
1 – Mas
solicita a Rajoy la celebración de un referéndum de independencia en Cataluña,
puesto que la Constitución reserva expresamente esa facultad al Gobierno
central.
2 –
Rajoy se niega, porque considera que el fondo del asunto también es
inconstitucional, ya que la Constitución consagra la unidad del Estado. Antes de convocar el referendum habría en
todo caso que reformar la Constitución, para incluir el derecho de secesión.
3 – Mas
se niega a solicitar la reforma de la Constitución (que implicaría un
referéndum a nivel de toda España), y pasa una ley de “consultas populares” en
el Parlament de Cataluña.
4 –
Rajoy recurre la ley catalana, por ser un obvio fraude de ley, que meramente
llama “consultas” a lo que en realidad son referendums.
5 – El
Tribunal Constitucional da la razón a Rajoy.
6 – Mas
ignora al TC, se mete en el huerto de convocar una “consulta” de todas formas,
solo participan en ella los nacionalistas (que obviamente ganan) y Mas declara
la independencia de Cataluña.
7 –
Rajoy considera la declaración unilateral como un atentado a la integridad
territorial de España, invoca el Tratado de Lisboa (cuyo Artículo 4 trata este
asunto expresamente) y Cataluña es expulsada de la Unión Europea y la Eurozona.
8 –
Tras la expulsión, la Generalitat pierde acceso a los mecanismos de
financiación del Banco Central Europeo, el Mecanismo Europeo de Estabilidad
Financiera y (naturalmente) al Fondo de
Liquidez Autonómica español.
9 –
Ante la falta de acceso a ayuda exterior, se hace evidente el peligro que la
Generalitat no pueda atender el vencimiento de los pagos de su deuda, que están
fuertemente concentrados en el corto plazo.
10 – El
peligro de que algún banco catalán pueda caer ante un eventual impago de la
Generalitat, o que esta pueda decretar una incautación forzosa de fondos para
paliar la emergencia (empezando tal vez por los que sean propiedad de otros
ciudadanos españoles) provoca una retirada de depósitos bancarios, a medida que
el público saca sus Euros desde Cataluña hacia el interior de la Eurozona.
11 – La
salida de Euros acelerada pone en riesgo el sistema bancario y el mismo flujo
de pagos en Cataluña, lo cual podría paralizar la economía entera. Ante ese riesgo, la Generalitat se ve
obligada a introducir su propia moneda.
12 –
Ante la falta de demanda, la nueva moneda catalana se deprecia rápidamente,
causando una fuerte inflación. Sin
embargo, las deudas de la Generalitat y los ciudadanos catalanes con entidades
"extranjeras" (incluso las de otros lugares de España) siguen
denominadas en Euros.
13 – La
expulsión de Cataluña del perímetro arancelario de la UE, la retirada de
algunas empresas hacia otras localidades españolas como consecuencia de la
independencia, y la caída de demanda de productos catalanes en el mercado
español, provocan una fuerte crisis en el sistema productivo catalán, que se ve
forzado a moverse hacia nuevos mercados y nuevos productos.
Panorama
claro
Políticamente
puede debatirse si a Cataluña le interesa enfrentarse a la probable expulsión
de la Unión Europea y de la Eurozona, suspensión de pagos de la Generalitat,
fuga de depósitos, devaluación de la nueva moneda catalana y necesidad de
reestructurar toda su economía para vender en otros sitios lo que dejará de
vender en España. Sin embargo, me parece
difícil rebatir que el escenario que dibuja UBS es el más probable.
A pesar
de todo, la perspectiva de que Cataluña vaya a meterse en una catástrofe no
excluye que los catalanes (encabezados por Mas) decidan ir por esa vía. Recordad que, en última instancia, ellos
también vivían en el país que eligió presidente a José Luis Rodríguez Zapatero
y que, aun hoy, hay un 20% de votantes que creen que lo hizo estupendamente y
volverían a elegirle.
Café
(amargo) para todos
Y
tampoco debe consolarse nadie con la perspectiva de que Cataluña se empobrezca
dramáticamente por la independencia, porque el resto de España también sufriría
(si bien mucho menos).
Aunque
el informe no se ocupa de esto (el autor no juzga necesario dedicarle tiempo),
la Gacetilla estima que en ese escenario, el resto de España perdería algo
menos de un 25% de su capacidad exportadora, y cerca de un 20% de su base
fiscal de modo que, aunque evitaría el colapso a la Argentina que sacudiría a
Cataluña, debería someterse a ajustes tal vez otros 4 años más. O sea que no sería ninguna broma.
Mi
palabra es la ley
Mas, y
la opinión pública española (entre la cual la catalana, al menos de momento) en
general, están groseramente equivocados en un aspecto. Por motivo de su historia reciente, que ha
incluido una transición constitucional profundísima (recordad que veníamos nada
menos que de un régimen "orgánico", qué será eso), está instalada en
la conciencia de muchos ciudadanos la idea que la voluntad política permite
saltarse las leyes a la torera.
Esa
sensación se ha agudizado tras el paso por La Moncloa del funesto Zapatero, que
no veía dificultad en pasar un Estatut inconstitucional, que creía que podía
financiar a un partido sin militantes y que podía constituir empresas-altavoz
por la vía de desplumar a RTVE.
Lo malo
es que al final el TC falló contra el Estatut (ahora lo reconoce hasta el muy
zapaterista Financial Times), el PSOE está arruinado y La Sexta ha quebrado y
está siendo absorbida por Antena 3.
Pero lo
que es más importante, en la UE del siglo XXI, ese bajo respeto por la ley es
un grave error de concepto. Tenéis que
considerar que en otros sitios de Europa, la población no ha tenido debates
constitucionales en mucho tiempo, y la cultura es muy distinta. La ley se respeta o se cambia, pero no se la
salta nadie. Y ese respeto por la ley
está engranado en la arquitectura jurídica de la UE.
¿Acaso
creéis vosotros que la UE va a admitir hacerle una excepción a Mas, para que se
salte la ley, poniendo así en riesgo las bases mismas de la construcción europea? ¿Qué sería entonces lo siguiente? ¿Podría pues Alemania tal vez admitir la
entrada de Serbia en la UE por su propia cuenta? ¿Podría Francia modificar la legislación de
telecomunicaciones en solitario, tal vez para favorecer a Alcatel?
Jugando
con las cosas de comer
Adicionalmente,
puede que Mas esté haciéndose la película de que su nueva Catalunya
independiente se va a librar quedarse con su cuota parte de la deuda pública
estatal de España, pero ya os aseguramos nosotros que no caerá esa breva, por
una razón tan simple como poderosa.
¿Qué
pasaría entonces si la Liga Norte hace una jugada a la catalana, igual que
Mas? ¿Quien pagaría entonces la deuda
pública italiana, que es alrededor del 25% del total de la Eurozona, gran parte
de la cual está en manos de inversores de otros países, incluidos muchos
bancos? ¿Qué hacemos entonces? ¿Dejamos que se monte un pánico bancario con
la deuda italiana, para hacer un favor a Mas?
Ya os
vamos adelantando que ni de broma. Es
que ni se lo van a plantear. No quieren
decirlo explícitamente para evitar enfadar a nadie si pueden evitarlo, pero en
caso de conflícto, la UE aplicará la ley y a hacer puñetas con Mas. Cataluña quedará fuera de Europa, y se hará
con ella escarmiento para futuros unilateralistas en potencia.
Mantenella
y no enmendalla
Pero
todavía decimos más. A estas alturas,
Mas ya sabe qué es lo que hay. Lleva ya
varias semanas haciendo movimientos para conseguir apoyos en Europa, y nada de
nada. Es más, incluso una
mini-iniciativa cocinada entre eurodiputados españoles (presentando una moción
para evitar un aparentemente inminente bombardeo militar de Cataluña entera por
el fascista ejército español de ocupación) ha tenido como única consecuencia la
pública desautorización (con arrancamiento de galones y todo) de una mema
socialista que tuvo la feliz ocurrencia de participar en ella. Mas ya sabe que ha pinchado en hueso.
No
obstante, no os hagáis líos: Mas ya no
puede parar la bola de nieve que ha creado sin hacer el ridículo más
espantoso. Además, si sigue adelante, es
probable que saque un montón de votos en las elecciones de Noviembre, porque,
por muy lunática que sea su propuesta, está demostrado que hay muchos electores
que son capaces de meterse de cabeza en una letrina sin dudarlo.
Por si
fuera poco, sus rivales del PSC están en pleno desalabro ideológico, ERC va de
escisión en escisión y, por si fuera poco, Mas ha fichado incluso al fabuloso
FC Barcelona de Lionel Messi ¡qué más
puede desear! La probabilidad de que se
apee de su tesis independentista antes de las elecciones es prácticamente nula.
Su
jugada consistirá pues en dejar pasar las elecciones, hacerse con una
previsible mayoría y negociar con el Gobierno central un acuerdo fiscal más
favorable para Cataluña. Si no puede
conseguir el paraíso fiscal vasco, al menos algo a medio camino. Y luego, en cualquier caso, y consiga el
acuerdo o no, declarar victoria y a otra cosa, mariposa.
Un gran
plan
Bien,
pues en la Gacetilla no creemos que este sea un plan aceptable. En nuestra opinión, el Gobierno central debe
evitar cualquier tentación de permitir que Mas pueda proclamar que ha sacado
partido de sus amenazas, porque está demostrado que eso no hace otra cosa que
abonar el terreno para que las mismas amenazas se repitan en el futuro.
Y no os
hagáis ningún lío, en la Gacetilla no tenemos ningún prejuicio en contra de la
posible independencia de Cataluña, más allá de que nos parece una idea
malísima, tanto para Cataluña, como para el resto de España. Pero si muchos
catalanes desean que les consideremos extranjeros, pues tendremos que hacerlo,
no hay duda.
La
independencia de Cataluña tendría incluso algunas ventajas, al menos a nivel
político. La principal sería que
podríamos evitar la situación actual, en la cual 47 diputados catalanes deciden
en las Cortes sobre asuntos tales como la educación, y sin embargo luego
Cataluña se niega a aplicar las leyes que no le interesan, incluso famosamente
después de que los tribunales se lo hayan exigido. Eso es un contrasentido, si aplican las
leyes, no deben participar en su creación.
Dudas
razonables
A pesar
de ello, sí estamos en contra de la independencia unilateral. La independencia, aunque sea posible, debe
ser negociada. Hay que responder a
muchas preguntas, cuyas respuestas son de gran importancia práctica.
Por ejemplo: ¿Qué perímetro debe tener la Cataluña
independiente? Si una sola provincia
catalana vota en contra de la independencia
¿debería ser forzada a aceptar la independencia con las demás, o podría
optar por permanecer en España? ¿Y la
Vall d’Aran? ¿Puede a su vez
independizarse de Cataluña también?
Eso en
cuanto a los territorios pero ¿Y las
personas físicas? Tengamos en cuenta que
son ciudadanos de la Unión Europea del siglo XXI, no súbditos de la extinta
Unión Soviética del siglo XX.
¿Deben
todos los ciudadanos ser forzados a aceptar la nacionalidad catalana, o pueden
optar a mantener la española si lo desean?
¿Y a qué servicios tendrían derecho esos ciudadanos españoles que
residieran en la República Catalana? ¿A
los mismos que los catalanes? ¿Podrían
hacer trámites, o solicitar justicia en castellano, o ya no? ¿Y quien pagaría sus pensiones? ¿Podrían cobrarlas si se fueran a otros
puntos de España?
Y
luego ¿quien paga la deuda pública de
España si Cataluña se independiza? Parece
obvio que Cataluña debería quedarse con parte de ella pero ¿qué parte?
¿la que corresponda a su población, a su PIB, a su recaudación fiscal?
¿Y los
activos? ¿Debe Cataluña quedarse con las
propiedades del Estado en su territorio (edificios, carreteras, puertos,
aeropuertos, vias de tren)? Y en tal
caso ¿a qué precio?
¿Y qué
hacemos con los funcionarios estatales de Cataluña? ¿Tiene la Generalitat obligación de mantener
sus puestos de trabajo, o los echaría a la calle al día siguiente de la independencia?
Como
veis, la independencia unilateral, en realidad, puede fácilmente crear
conflictos gravísimos, incluso arruinar repentinamente las vidas de muchas
personas. ¿Creíais que la crisis estaba
siendo dura con la gente? ¡Pues esperad
a la independencia, y veréis! Las
manifestaciones y protestas que hemos visto estos meses nos parecerían un juego
de niños en comparación.
Sin
premio para el pirómano
Y
puesto que creemos que la independencia unilateral es una amenaza mucho más
grave de lo que nadie parece entender, creemos que deben tomarse medidas
políticas contra quien la ha propugnado (solo políticas, por supuesto).
No
puede ser que amenazar con causar una catástrofe para todos tenga premio. Creemos que, tras las elecciones, el Gobierno
central debe hacer todo lo que esté en su mano por minar a Mas, de la forma más
ostensible posible.
Y ojo,
que nos referimos a Mas, no al concepto de independencia. Para decirlo más claramente, si alguien
ganase las elecciones propugnando la indepdencia negociada, nosotros seríamos
partidarios de que se abriese esa negociación, incluso modificando la
Constitución si fuera ese el acuerdo. A
pesar de que pensemos que la independencia es una mala idea, también creemos
que esencialmente no se debe forzar nada en democracia.
En fin,
ya veremos. Al contrario de nuestra
norma, en esta ocasión no vamos a hacer pronósticos sobre como acabará la
gloriosa epopeya independentista de Mas.
Al fin y al cabo, por mucho daño que se autoinflijan, los argentinos han
demostrado ser incapaces de dejar de votar por el mismo partido, una vez, y
otra vez, y otra... que nadie de por hecho que Cataluña tiene por qué ser
diferente.
Sin
embargo, sí damos como seguro que la independencia unilateral provocará la
expulsión de Cataluña de la UE y del Euro, y un colapso económico que tardarán
décadas en olvidar los catalanes, y salvando las distancias, también el resto
de los españoles.
O sea
que mucha atención, que Mas está rodando su película.
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