Ya sabéis que en la redacción de la Gacetilla somos curiosos por naturaleza. No lo podemos evitar. Cada vez que vemos un agujero en la pared, tenemos que hurgar en él con un palo largo, para ver qué sale. Bien, pues hacía tiempo que nos tenía mosqueados la enorme atención que el presidente norteamericano, Barack Obama, ha venido prestando a la crisis de la Eurozona.
Obama cares
Puede que algunos no lo recordéis pero, cuando la Eurozona prácticamente rescató a España el 9 de Mayo de 2010 (después de que los mercados secundarios de deuda española se hubiesen cerrado el 6 de Mayo anterior), Obama se tomó la molestia de llamar al presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, para recordarle sus obligaciones.
Al día siguiente, Zapatero debía anunciar solemnemente en el parlamento los recortes que le han hecho famoso (particularmente la bajada del sueldo de los funcionarios y la congelación de las penisones), y que supondrían un giro de 180 grados de la política que había venido siguiendo hasta esa fecha. Tanto es así, que no hacía ni 2 semanas, concretamente el 29 de Abril, que la ministra de Economía del gobierno de Zapatero, Elena Salgado, había declarado que el gobierno no se planteaba siquiera congelar los sueldos de los funcionarios (no digamos ya recortarlos).
Tal vez por ese motivo, Obama debió pensar que, una vez obtenido el rescate (que se había anunciado el 9 de Mayo), Zapatero podría estar tentado de no cumplir su parte en el asunto, y que no llegase a anunciar los recortes que los socios de la Eurozona esperaban oir.
De modo que, para evitar posibles tentaciones, Obama descolgó el teléfono, y llamó a Zapatero, para confirmarle personalmente que en Washington también esperaban ver ese anuncio de recortes. Pero eso no es todo, porque Obama todavía hizo algo más. Al poco de colgar el teléfono, el presidente norteamericano se tomó la molestia de anunciar públicamente, a la prensa, que había hablado con Zapatero, y que este le había confirmado que, efectivamente, cumpliría con lo esperado al día siguiente. De esa forma, hizo saber a Zapatero que, si acaso este último abrigaba todavía alguna tentación de evitar anunciar los recortes, cualquier desviación sobre el plan previsto sería interpretada por el mundo entero como si le hubiese dado una bofetada al propio Obama, con las consecuencias que tal gesto implicaría. Así, llegado el Miércoles 12 de Mayo, Zapatero subió al estrado y finalmente anunció los recortes necesarios.
Como os decíamos, la cosa nos sorprendió bastante. Tened en cuenta que, desde el punto de vista de Obama, su maniobra tenía cierto riesgo puesto que, si efectivamente Zapatero se hubiese negado a hacer los recortes después de todo, el prestigio del presidente de EE.UU. habría quedado en entredicho. ¿Por qué decidió entonces Obama que merecía la pena jugarse su prestigio? La cosa no es evidente ya que, al fin y al cabo, los problemas de España parecen un asunto interno de la Eurozona, y se diría que el vínculo con los intereses norteamericanos es únicamente indirecto.
Esta no ha sido la única ocasión en la cual Obama se ha mojado en la crisis de la Eurozona. Desde hace tiempo, Obama viene arengando a los europeos (léase “alemanes”) para que pongan fin a esta crisis de forma decisiva (léase “regalen dinero a los países quebrados de la periferia”), ante la (bastante comprensible) resistencia de Alemania a firmar cheques.
Y no solo Obama
Y además parece que la cuestión no solo preocupa al presidente, puesto que sus esfuerzos también son seguidos con interés por la prensa anglosajona en general. El Financial Times, por ejemplo, se quejaba la semana pasada del escaso peso que la administración norteamericana está teniendo en la evolución de esta crisis, circunstancia que achacaba (muy probablemente con toda razón) al hecho de que EE.UU. no va a poner ni un duro para resolver el problema (a ver si va a ser eso). Ese artículo se publicaba mientras que Christine Lagarde, la Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional preparaba justamente una visita a China, Rusia y Brasil, países que sí están dispuestos a (o tal vez deberíamos decir “en condiciones de”) poner dinero para la Eurozona.
Tendría uno pues la sensación que efectivamente EE.UU. se juega mucho en Europa pero que, como no tiene (o no va a poner) dinero para arreglar el entuerto, no le queda más remedio que limitarse a jugar sus bazas diplomáticas, tales como la llamada a Zapatero que os recordábamos.
Ahora bien ¿qué es exactamente lo que se juega EE.UU.? Porque está claro que no se trata de un mero vago sentido de responsabilidad política ante la historia, ni nada parecido, sino que más bien parece que hay alguien en ese país, con suficiente influencia sobre el presidente, que le está insistiendo todos los días para que haga un seguimento puntual.
Razones para el insomnio
Pues tal vez no seamos muy rápidos, porque hace tiempo que teníamos esta duda, pero ha sido hoy cuando nos hemos encontrado con la probable respuesta. Porque hoy ha sido cuando hemos visto que, según el Banco Internacional de Pagos de Basilea, que ejerce de cámara de compensación interbancaria internacional, que maneja enormes cantidades de información super sensible, y que publica lo que a los legos parecen impenetrablemente oscuras estadísticas, revela que la banca de EE.UU. tiene 225.000 MEUR de exposición a la deuda italiana. Repetimos: 225.000 MEUR. Ahí es na’.
¿Cuanta pasta son 225.000 MEUR? Para aquellos de vosotros que reconozcan marearse con estas cifras (y para aquellos que no lo reconozcan, pero que sean secretamente dependientes de la Biodramina), eso equivale a unos 310.000 MUSD, donde os recordamos que el rescate de la aseguradora americana AIG, el mayor de la historia, costó 180.000 MUSD en 2008, es decir, poco más de la mitad que el riesgo americano en Italia.
Sopa de letras amarga
Los CDS, para los que estéis un poco verdes, son una especie de seguro de crédito. Si alguien tiene bonos italianos, y tiene miedo de que Italia quiebre (como en la práctica ha sucedido con Grecia) y no pague al vencimiento, entonces puede comprar un seguro (un CDS) para cubrirse.
¿Cual es el problema? Pues que los CDS se parecen sospechosamente mucho a los CDOs, que fueron un desastre en 2008. Los CDOs eran unos bonos, hechos con retales de las famosas hipotecas subprime, que ya venían directamente asegurados de fábrica. De ese modo que quien los compraba sabía (o eso creía, que no es lo mismo) que, en caso de que los deudores no pagasen los correspondiente créditos subprime, esto no le afectaría, puesto que entonces se beneficiaría del seguro que el CDO traía de serie.
¿Pero quien aseguraba los CDOs? Pues “el mercado”, es decir, que unas entidades aseguradoras de CDOs se apoyaban a su vez en reaseguros contratados con otras entidades, formando lo que parecía una maraña inextricable de garantías cruzadas.
¿Y entonces qué sucedió? Pues que un buen día, los deudores de las hipotecas subprime dejaron efectivamente de pagar. Entonces, los inversores fueron a cobrar su seguro y las entidades aseguradoras fueron a cobrar sus reaseguros, y así la maraña tuvo que desenmarañarse repentinamente por las malas y... ¡sorpresa! Resultó que, al final, la aseguradora AIG era quien tenía que pagar a todo el mundo y... ¡requetesorpresa! No tenía dinero suficiente para pagar. De ahí que la Reserva Federal americana tuviera que acudir al rescate, armada con nada menos que con los 180.000 MUSD que os decíamos más arriba.
Amigos a salvo
Se da la curiosa (y muy polémica) circunstancia que, con ese dinero, AIG pagó el 100% de lo que debía entre otros, al mítico Goldman Sachs, el principal banco de inversión de Nueva York, considerado el templo de las finanzas judías de la ciudad por antonomasia.
Esa decisión fue muy polémica, porque todo el mundo esperaba que Goldman se hubiese tenido que conformar con cobrar parte de lo que reclamaba, ya que antes del rescate, AIG estaba quebrada y, al final, Goldman iba a terminar cobrando con dinero público.
Sin embargo, tras una semana de negociaciones secretas, la Reserva Federal de Nueva York (la correspondiente rama de la Reserva Federal en esa ciudad) dio instrucciones a AIG para que pagase el 100% del valor facial de los CDOs.
La cosa tuvo muchos bemoles, porque además se filtró a la prensa que el borrador de acuerdo usado durante las negociaciones contenía un hueco para incluir el descuento que Goldman habría tenido que haberse chupado.
Al final, el asunto costó al contribuyente americano no menos de 13.000 MUSD a favor de Goldman. Esto, que ya sería malo de por si, es todavía peor teniendo en cuenta que se daba el caso de que el anterior presidente de Goldman Sachs (todavía magnificamente relacionado con su ex-banco), Stephen Friedman, era miembro del Consejo de Administración de la Reserva Federal de Nueva York. Pero qué grande es Goldman.
Peligro, emoción y nervios
Volvamos pues a los CDS. ¿Quien asegura los CDS en última instancia? No os lo vais a creer: “el mercado”.
Lo cierto es que no hay precedente hasta ahora de que se vaya a la porra un país grande, con mucha deuda (e Italia es nada menos que el tercer emisor mundial de deuda pública por volumen total de deuda pendiente de pago). Pero ¿y si sucede? Aaaah... ¡misterio!
Pero se ve que algo de peligro debe haber. Si recordáis, cuando la Eurozona aprobó el segundo paquete de ayuda para Grecia, se acordó que los acreedores privados (es decir, los bancos en su mayor parte) aceptarían conceder voluntariamente una quita del 21% a Grecia.
Que sepas que eres voluntario
¿Comprendéis? Nos decían que los bancos aceptarían la quita “voluntariamente”. Eso es, el 21%, y “voluntariamente”. ¿Es que nadie ve nada raro?
Pues por supuesto que sí. A nadie se le escapa que los bancos tienen poca experiencia en perdonar deudas “voluntariamente”, y que más bien se trataba de lentejas: sin esa quita no habría habido ayuda.
Sin embargo, la supuesta “voluntariedad” de la quita fue un asunto largamente negociado. Las agencias de calificación de deuda, tan finas ellas, exigían que hubiese efectivamente un mínimo de voluntariedad (real o supuesta) en la quita para seguir clasificándola efectivamente como “voluntaria”, en lugar de llamar a las cosas por su nombre, y declarar que Grecia se disponía a incurrír en un impago parcial, mondo y lirondo.
Sin embargo, la cosa luego se puso todavía peor. Porque más tarde, cuando en Septiembre de este año se puso de manifiesto que la situación griega era todavía peor de lo esperado, la Eurozona modificó las condiciones del segundo rescate, aumentando la quita “voluntaria” desde el 21% hasta el 50%. A pesar de ello, la quita seguía siendo “voluntaria”, fíjate tú.
¿Y a qué viene tanto interés entonces en seguir llamando “voluntaria” a la quita? ¿Estamos de broma o qué?
Como habréis imaginado, puesto que ninguno de los actores de esta obra son aficionados, y que aqui nadie da puntada sin hilo, hay un motivo muy poderoso: si la quita no fuese “voluntaria”, los inversores en deuda griega que hubiesen comprado CDS para cubrir el riesgo de quiebra, tendrían derecho a cobrar sus correspondientes indemnizaciones.
¡Amigo! Ahora se entiende. Porque si resultase que, igual que sucedió con los CDOs en 2008, esto obligase a desenmarañar quien ha sido el listo que, al final, se ha estado forrando todo este tiempo a base de prometer cobertura de seguros sobre deuda griega a medio mundo, podría entonces resultar que, de nuevo, está AIG, Goldman Sachs, o alguien parecido, al final de la cadena. Y que, por supuesto, el correspondiente asegurador es incapaz de hacer frente a los seguros que tiene contratados (y cobrados).
Suben las apuestas
De modo que ese era el peligro en Septiembre, y para el caso de Grecia, que tiene 300.000 MEUR de deuda en total. Bien pues ahora imaginaos el caso de Italia, que tiene nada menos que 1.600.000 MEUR de deuda. ¡Alarma! ¡Zafarrancho de combate!
¿Quien está pues detrás de la maraña del mercado de CDS? ¡Emoción!
¿Y qué tamaño total tiene el problema de los EE.UU.? Pues no menor, está claro.
El Depositary Trust and Clearing Corporation estima que el saldo neto de CDS sobre deuda pública italiana era de 26.000 MUSD en Abril de 2011. Sin embargo, ojo al dato, porque se refiere al saldo neto, es decir, al que se obtiene una vez que se compensan las posiciones deudoras con las acreedoras. El problema estriba en que si, por consecuencia de un problema en Italia, quiebra alguno de los actores de la cadena, entonces ya no está tan claro que se compensen efectivamente las posiciones deudoras (que ya no podría pagar el hipotético quebrado) con las acreedoras, lo cual podría causar una reacción en cadena, y una pesadilla de marca mayor.
Así las cosas, quedamos pues que los bancos nortemericanos tienen 310.000 MUSD en deuda italiana, y que además hay 26.000 MUSD adicionales netos en CDS (que échale un galgo). Ahora se va entendiendo que el interés de Obama en la Eurozona sea algo más que serio.
¿Otra vez tú?
Bien, pues ya solo os falta un dato. Como sabéis, el actual Secretario del Tesoro (ministro de Economía, vamos) de Obama es un tal Timothy Geithner. ¿Sabéis qué hacía Tim Geithner cuando reventó AIG en 2008? ¿No lo sabéis? ¿Y lo adivináis?
Pues efectivamente: era presidente de la Reserva Federal de Nueva York. ¿Entendéis ahora algo mejor el interés de Obama por nuestros problemas?
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