lunes, 2 de enero de 2012

Entrelíneas - Ajuste duro

La semana pasada, el nuevo Gobierno reveló que el déficit público 2011 de España estárá cerca del 8% del PIB, y anunció inmediatamente un ajuste mucho más duro de lo previsto. Inmediatamente, el entourage mediático del PSOE se apresuró a rasgarse las vestiduras, reprobando que este endurecimiento no haya sido objeto de debate “durante la campaña electoral”.

Según proclaman, el Presidente Mariano Rajoy tendría que haber convencido al electorado en primer lugar que el gobierno saliente falseaba la cifra de déficit público, para después convencerles también que los recortes resultan por lo tanto inevitables. En otras palabras, Rajoy tendría que haber dado 2 malas noticias de golpe, en plena campaña electoral, y con casi toda la televisión en contra (¿por qué motivo se retrasó la venta de La Sexta hasta pasadas las elecciones?).

Ya, claro. Como os podéis imaginar, en la Gacetilla tenemos nuestra propia opinión sobre el asunto.

Uy, lo qué ha dicho

Al margen de que resulte sonrojantemente hipócrita acusar al rival político de no haberse ocupado de desmontar las mentiras que uno mismo sostiene, es fácil comprender por qué este sector lamenta que Rajoy actuase como lo hizo.

Parece probable que no escape al cálculo de quienes le acusan que una parte significativa del electorado es incapaz de (o simplemente no desea) seguir un razonamiento político mínimamente complejo, tanto menos de absorber dos malas noticias seguidas. Que este sector de la población resulta muy sencillo de manipular es un hecho que el PSOE ha venido utilizando en su propio beneficio electoral durante años sin grandes escrúpulos (pensad en la famosa deducción de 400 EUR, que apenas sobrevivió al año electoral).

Ahora son estos quienes lamentan que Rajoy no haya cometido el error de ponerles ese recurso en bandeja nuevamente. Pues es más fácil pues comprender la amargura de su lamento que el optimismo de su pretensión.

Seamos serios

Un breve análisis apunta a que, en realidad, pocos pueden sentirse efectivamente engañados por Rajoy.

Los electores pueden seguramente dividirse en 2 amplios grupos. Quienes creyeron la previsión de déficit público que daba del gobierno saliente, fueron engañados por este que, según resulta ahora palmario, no dejó de mentir de forma contumaz hasta pasada la campaña electoral (recordad como la vicepresidenta económica Elena Salgado insistía el 28 de Noviembre que el déficit quedaría en el 6%).

Y el grupo de quienes no la creyeron, puede a su vez dividirse en dos. El primer subgrupo se compone de aquellos que igualmente no votaron por el PP, y por lo tanto difícilmente pueden proclamarse víctimas de engaño a título personal. Recordamos que este subgrupo incluye a quienes incluso llegaron a hacerse cómplices del engaño gubernamental, votaron por el PSOE a pesar de todo, y deben pues tener menos queja que nadie. El segundo subgrupo es el de quenes no creían la previsión de déficit del PSOE y votaron de hecho por el PP de Rajoy. Es de suponer que estos estarían ya preparados para que se revelase tarde o temprano que el dato real era peor que la previsión oficial, y que los ajustes serían pues presumiblemente más duros que lo anunciado en campaña.

Trabajo por objetivos

Nosotros sostenemos que es más que probable que Rajoy hiciera lo correcto, en términos políticos y dadas las circunstancias. Hay que recordar que su primer objetivo, aquel en función del cual cobra su bonus (si permitís el símil), era el de desalojar del poder al PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero, que llevaba años hundiendo a España con una rara mezcla de decisiones extrañamente inexplicables, sectarismo a ultranza e incompetencia pura y dura, Una vez alcanzado ese objetivo primario, el secundario era el de obteneer una mayoría suficiente para poder gobernar sin tener que pactar con los grupos minoritarios. Y a fe que ha conseguido ambas metas con plenos resultados.

Los ahora recién sobrevenidos deontólogos del PSOE soslayan alegremente que José Luis Rodríguez Zapatero no dijo en campaña que fuese a permitir que las niñas de 16 años abortasen sin avisar a sus padres, que fuese a nombrar ministra sin mérito alguno a la ahijada de Manuel Chaves, que fuese a imponer un canon digital a toda la población al servicio de sus magníficamente agradecidos amigos de la farándula, que fuese a triplicar el número de soldados españoles en Afganistán, que fuese a colaborar con la erradicación de la enseñanza en español de la escuela pública catalana, ni que fuese a cerrar el conjunto monumental del Valle de los Caídos. Y eso que Zapatero ni siquiera pudo en esos casos aducir que actuase obligado por emergencia alguna.

Vamos al grano

Lo cierto es que se diría que son pocos quienes votan por un Presidente en función de lo que este cree que va a hacer durante la campaña electoral, dada la limitación de los datos con que el candidato cuenta en ese momento. Es más habitual votar más bien en función de como piensa cada candidato, y de como se espera por lo tanto que reaccione ante las circunstancias que se vayan produciendo en el devenir de sus 4 años de mandato previsto.

La mayor parte del país (o eso creemos nosotros) está pues ya curada de espantos. Lo que quiere es que Rajoy haga lo que tenga que hacer, pero que termine de una vez con esta crisis de nunca acabar. Una vez ganadas las elecciones, en eso es en lo que le va ahora su bonus. Y parece que él lo sabe. Rajoy ha presentado las subidas de impuestos como temporales, y dentro de 4 años vamos a tener la oportunidad de comprobar si esa afirmación era cierta después de todo.

Pues hala, Mariano, gánate el bonus, sácanos de esta, y ya verás como todavía terminamos haciéndote un monumento.

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